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Capítulo 4. Bienvenida a mi mundo señorita Harper

Cuando Clark salió de la villa y miró como sostenían a Thaís, se acercó a ella y la sujeto con fuerza del mentón,soltó dos fuertes bofetadas,—Estúpida zorra,¿con quien carajos pasaste la noche?,¡crees que soy ciego!, en esta ciudad nadie puede jugar a mis espaldas.

Gia mordió sus labios con fuerza, lo que hizo que solo agravara la herida, de la comisura de su boca, una gota de sangre rodó,—Yo no soy Thaís, yo soy Gia…Gia Harper, esto es una confusión— lloriqueo ella, forcejeando para zafarse de su agarre del hombre.

Caín hizo una mueca,—¿Quien eres?,¡su gemela!, ¡me vez la cara de idiota!—se mofó el, soltó otra fuerte bofetada haciendo que Gia se desplomara en el suelo.

En ese instante un Rolls Royce negro se detuvo frente a los autos,de él bajaron cuatro hombres vestidos con traje negro de pies a cabeza, tenían una máscara que les cubría la mitad del rostro, mientras que la otra mitad casi podía preciarse, los hombres altos caminaron firmes asta posicionarse frente a Caín.

—Uu…ustedes,¿que se les ofrece?— tartamudeo Clark, sin atreverse a ofenderlos, en este país solo una persona podía tener a esos hombres bajo su dominio .

Uno de ellos se acercó tan cerca de Caín y le susurró algo en su oído, algo que solo él pudo escucharlo, su rostro cambió de color y se inclinó varias veces para disculparse.

En ese mismo instante los hombres regresaron al auto para marcharse, Caín miró a la mujer en el suelo y solo la ignoro, se montó a su auto para marcharse, al igual que todos sus secuaces.

Gia estaba desorientada, no entendía que era lo que estaba sucediendo, al mirar que no había nadie se llevó ambas manos al rostro y lloriqueó, las lágrimas empaparon su rostro.

Theodore manejo para frenar frente a ella,—¿Que te sucede?,la señorita ladrona está en problemas— grito Theo.

Gia le lanzó una mirada de resentimiento a Theo,—¡Porque me dices ladrona!,ni siquiera te he robado algo—se quejó Gia.

Theodore se rio de lado,—¡Ja!, aparte de ladrona sufres de amnesia, tomaste mi tarjeta y te fuiste para regresar a la casa de tus padres,¡Y pensar que por la mañana te mirabas tan lastimera!, solo eres una farsante— gruño Theo, miró a la mujer en el suelo aún llorando, pero las mujeres de su tipo no le daban lástima, aunque había algo que lo inquietaba.

Gia busco entre su pantalón, arrojo la tarjeta directo al rostro del hombre,—Toma tu inútil tarjeta, de que me sirve en este mundo, ¡siquiera pudiera robarte un dólar lo haría!—se indignó Gia.

—Súbete al auto,¡eres mi empleada no puedes renunciar asta que yo lo ordene !—exclamo Theo con frialdad.

Gia lo miró con odio pero aún así no se atrevió a negarse, si no se subía al auto ahora no tendría donde dormir.

—¿Porque gritaste que no eres Thaís?,¿Quien eres en realidad?, puedo ver la cara de impostora que tienes— gruño Theo, de vez en cuando miraba a Gia de reojo, sus manos apretaban el volante con fuerza.

—¡Que más da si sabes o no sabes!, en realidad tú no existes—susurro Gia,—Yo me encontraba muy agusto escribiendo esta historia en mi celular, solo dormí un poco, pero desperté en mi propia historia, ni siquiera tenía pensado la continuidad, ahora no se lo que sucede, todos actúan como si fueran reales,¡Y no lo son…no son reales!—Gia soltó un suspiro de frustración,—¡Ni siquiera tú eres real!,¿puedes creer eso!, estoy atrapada en este cuerpo, con personas ficticias—.

Una sonrisa disimulada se le dibujó en el rostro de Theodore,—¡Bienvenida a mi mundo señorita Harper!—se escuchó la voz de él, pero su rostro seguía siendo inexpresivo, condujo directo al departamento.

Gia solo lo miró de reojo, pero tampoco se atrevió a replicar su respuesta.

Cuando llegaron a los departamentos, subieron directo al piso 7,los ojos de Gia recogieron el lugar, por más que trato de verlo sencillo, simplemente no pudo, los departamentos eran lujosos, y muy pocas personas se les podía mirar por esta zona, el lugar también era muy silencioso.

El pitido del elevador la hizo volver a la realidad, Theodore fue el primero en bajar, sus pasos eran rápidos, tanto que parecía que Gia corría atrás de él, su departamento estaba al final del pasillo.

Cuando las luces se encendieron, Gia quedó perpleja al mirar la gran ciudad a través de la ventana,—¡Esto realmente es Seattle!—susurro ella, quedó parada algunos minutos frente a la ventana admirando la ciudad, que se veía hermosa desde la cima, oh al menos para ella lo era.

Theo camino asta su habitación para cerrar la puerta detrás de él, al cabo de algunos minutos, salió vistiendo un esmoquin negro,—Puedes dormir en la otra habitación,¡pero deberas limpiarla primero— se escuchó la voz de él.

Gia se giró con una sonrisa encantadora en el rostro,—Muchas gracias señor— dijo ella inclinándose, camino asta la puerta que se encontraba alado y la abrió, pero rápidamente el polvo llegó a su nariz,haciéndola estornudar un par de veces, aún así se giró y le dedicó otra sonrisa al hombre.

Este solo la ignoro y salió del departamento nuevamente, habían transcurrido un par de horas desde que Gia se metió a limpiar la habitación, estaba empapada de sudor y suciedad, se dirigió a la ducha para bañarse.

Tarareaba una canción, pero al terminar, se dio cuenta que no tenía ropa con ella,—¡La ropa!, hay no Gia porque no pensaste en eso primero,— se regaño así misma .

Busco una toalla, pero por más que sus ojos recorrieron todo el lugar, no pudo ver nada,—A ver Gia…respira, solo respira, el señor Theo no está en casa,saldrás del baño, cruzarás la sala y llegarás a tu habitación…¡tengo que resolver esto!—, se decía así misma para tranquilizarse.

Gia recogió su ropa sucia,se la pegó a su cuerpo y giró la perilla de la puerta lentamente , primero sacó su cabeza para asegurase que no hubiera nadie cerca,—Solo son unos cuantos metros…¡tú puedes, tú puedes—.

Gia corrió fuera del baño, pero justo cuando iba a mitad de camino, la puerta fue abierta, —¡Gírese…gíresee!— grito Gia, con el rostro rojo como un jitomate, en ese momento quería que la tierra se la tragara y la regresara a su mundo.

Theodore se dio la vuelta rápidamente,— ¿Porque carajo corres desnuda por la casa?— grito con rabia el.

Gia no respondió y corrió a su habitación cerrando la puerta con seguro,—Ay no Gia,mi dignidad,¿donde está mi dignidad ?,¡esa se quedó en la sala!,—dijo ella cubriéndose el rostro de manera avergonzada.

Sentía los latidos de su corazón muy acelerados, su respiración estaba agitada y lo que menos quería ahora, era salir y ver el rostro del hombre.

—¡Sal ahora mismo!,¿crees que puedes hacer lo que se te de la gana en esta casa?—gruño Theodore , él era un hombre frío y serio, que nunca había lidiado con una mujer,—¡Está mujer que es lo que pretende!— se mofó el,—Chía Harper,¡sal ahora mismo de tu habitación!—.

Gia se indignó aún más,—No soy Chía,¡soy Gia…Gia!,¿entiendes?,— replicó ella, aún más enfadada.

—Me da igual lo que seas, ¡sal ahora, si no quieres que entre y te saque de ahí!—la paciencia de Theodore estaba al límite y una gran vena se abultó en su frente.

—¡Ja!, viejo morboso,¡como puede decir que va a entrar!,¿es que usted acaso quiere verme desnuda?— lo regaño Gia.

—¡Que!,— se desconcertó Theo, sus pupilas se dilataron,—¡ni siquiera eres mi tipo!,¿porque querría ver unos pechos pequeños?—Theodore se dio la vuelta, pero antes de que entrara a su habitación volvió a escuchar la voz de la mujer.

—Señor Theo, lo siento mucho si lo ofendí—hablo Gia, recordando que él aún era su jefe y no podía decirle viejo morboso,—¡Es solo que este era mi único par de ropa que traía conmigo!,no tengo que más ponerme—.

—No aceptó disculpas mediocres— espetó Theodore.

Durante la noche Gia no pudo conciliar el sueño, por más que lo intentó, simplemente no podía dormir.

Por otro lado, Theodore se levantó muy temprano. Antes de que el sol saliera, el regreso con una bolsa en su mano, tocó la puerta de la habitación de Gia un par de veces y dejó la bolsa ahí.

Gia se envolvió en una colcha y sacó su cabeza de manera temerosa, sus ojos recorrieron la sala, pero no pudo ver nada, si no hasta que bajó la mirada, tomando la bolsa que permanecía ahí.

—¡El señor frialdad me ha comprado ropa!—, de la bolsa sacó un conjunto deportivo, se miraba muy lindo en color negro, además también hacía juego con sus zapatos,—Pe…pero y la ropa interior— se quejó Gia.

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