Capítulo 5. Trabajo nuevo

Con una sonrisa en el rostro, ella salió de la habitación, miró al hombre que permanecía en el sofá sentado, sobre sus piernas tenía una computadora,sus delgados dedos se movían con agilidad—Muchas gracias señor, cocinaré algo especial para usted—dijo ella muy sonriente, dirigiéndose a la cocina.

Theodore la miró con desdén,—¿Que cocinaras?, comida fantasma,¡acaso compraste algo ayer!—exclamo el, volviendo a posar su mirada en la computadora.

Gia se detuvo en seco,respiro hondo y se giró,— Tiene razón, saldré a comprar algo, devuélvame la tarjeta— respondió ella, extendiendo su mano, con una sonrisa fingida en el rostro.

El la fulminó con la mirada,—No sonrías, no me gustan las sonrisas fingidas y tampoco las no fingidas,—.

Gia tenía ganas de jalarle el pelo a ese viejo respondón, pero se calmó, esta vez con cara seria dijo,—¡Vamos señor!, deme la tarjeta para ir a comprar comida para preparar— .

Theodore volvió a mirar la cara de la mujer y se levantó, dejando su computadora sobre el sofá,—No..no, mi apetito ya no es bueno, no tengo hambre—iba a caminar a su habitación pero él se volvió a girar a ella,—¡No es que tú me debes una disculpa!—dijo elevando una ceja.

Gia apretó sus labios con fuerza, tanto que se mordió la lengua,—Discúlpeme Señor—.

Él no respondió nada, Gia estaba tan impaciente y la hambre la estaba volviendo a atormentar,(-¿Porque tengo tanta hambre de nuevo-), pensó ella.

La figura imponente de Theodore camino directo a ella, una gorra golpeó su rostro, lastimando nuevamente su herida,—Ponte eso, vayamos a desayunar—.

Gia la tomó y no dudo en colocársela, miró al hombre, tenía la cara seria,hace algunos momentos habló con ella, pero ahora tenía la misma mirada gélida en el rostro,(¿como puede cambiar tan rápido de humor?, ¡será bipolar!), se preguntó así misma.

Cuando ambos se subieron al auto, el ambiente dentro se sentía tenso,—¿Hace cuanto vives aquí?— pregunto ella, con curiosidad.

Pero el hombre solo la miró de lado,—¿En que trabajas?,¡es muy lejos!, puedo ir a trabajar contigo, es que no quiero vivir mucho tiempo en tu casa— dijo Gia vagamente.

Pero esta vez el auto frenó de golpe,— ¡Es que acaso eres tonta!,¿no te das cuenta que no quiero hablar contigo?, si no quieres vivir ahí, puedes bajar del auto e ir a recoger tus cosas, solo te daré una hora,¿piensas que te detendré?— dijo el hombre apretando la mandíbula.

Gia lo miró desconcertada,—¡Que!—.

—¡Fuera de mi auto! —gritó Theodore, esta mujer le colmaba la paciencia, ella pensaba que podía hacer lo que quisiera, entonces que se fuera y que hiciera lo que se le viniera en gana.

Gia solo lo miró por última vez, antes de bajarse del auto, en ese instante pudo ver el auto marcharse a toda velocidad, perdiéndose por la carretera,—Este será un día difícil— se quejó ella.

—Tu esposo te ha bajado del auto,¿cierto?— dijo una joven que estaba a su lado.

Gia se giró para ver a la joven,—No, no es mi esposo, era mi jefe — negó ella, con una sonrisa forzada, su estomago empezó a rugir en ese instante.

—¿No eres de aquí cierto?, si tienes hambre puedo invitarte a comer—se ofreció la joven.

Gia bajo la cabeza,—No soy de aquí, tampoco tengo dinero— dijo de manera avergonzada.

—Soy Ana, trabajo por aquí cercas, si no tienes a donde ir, puedes quedarte conmigo,¿En donde trabajo necesitan a alguien ?—dijo ella, había mirado de pies a cabeza a la mujer, y seguro con ese cuerpo, los miembros VIP podían dejarle buenas propinas, además que Ana no había tenido una buena amiga en mucho tiempo.

Gia la miró cautelosamente,—Soy Thaís, supongo que desde ahora tendré un trabajo nuevo—camino atrás de la joven, pero luego después de pensarlo frenó sus pasos,—¡Oh!, que descuidada soy, debería preguntar primero,¿Que clase de trabajo es?.

—¿Haz escuchado hablar del club Diamante?, es muy famoso por la ciudad, solo ayer me enteré que necesitaban una persona para la limpieza, aunque también otra para mesera, puedes ganar muy bien con las propinas—sugirió Ana.

—Deberíamos hablar de la paga, es buena la paga en limpieza—pregunto Gia,no era muy buena lidiando con clientes maleducados,sin embargo era buena para limpiar.

—Thaís , deberías trabajar de mesera, ganarás mejor, incluso puedes llevarte asta cinco mil dólares por noche, pero de limpieza solo serán algunos cientos, no es mucho, pero también es bueno el trabajo— sonrió Ana con dulzura, tomó la mano de Gia y la jalo hasta un pequeño puesto de comida.

—¿Deberíamos ir ahora?,es solo que no traigo nada aquí, solo mi identificación— dijo Gia.

Pero Ana estaba tan ocupada con la comida que solo movió su cabeza en señal de negación, Gia miró la comida, aunque no era del todo igual, al menos tenía buen sabor.

Cuando ambas terminaron, Ana llevó a Gia a el club, un edificio de al menos 20 pisos,—¡Esto realmente es un club!,parece más como un Hotel—.

—En realidad es un Hotel, pero los primeros tres pisos, son del club,puedes darte cuenta, ahí está un elevador privado que te lleva directo al Hotel, en si son dos entradas muy distintas—aclaro Ana.

Gia solo lo miró un par de veces más, antes de adentrarse al club, el lugar dentro estaba muy oscuro y tenía tonos rojos y negros, había una gran barra y muchas mesas, al igual que algunos escenarios con tubos, desde el primer piso se podían apreciar muchas salas privadas en los siguientes pisos de arriba, en fin esa era la función del escenario con doble altura.

Ambas se dirigieron a una puerta, que estaba justo enfrente de la entrada, solo tocaron un par de veces, antes de que una mujer castaña, con un cuerpo voluminoso saliera de ahí.

—¿Que quieren?—hablo con arrogancia la mujer castaña.

—Señorita Griselda, mi amiga Thaís quiere ocupar la vacante de limpieza, ¿necesita traerle algún documento?— Ana no se atrevió a levantar la mirada, pues la mujer que tenía enfrente, era amiga o más bien amante de uno de los hombres más temidos de la ciudad.

Griselda escaneo con la mirada a Gia,tomó un vestido de limpieza y se lo arrojó a los pies,—No me interesan sus absurdos documentos, recoge ese vestido y póntelo, necesito que este lugar quede impecable antes de anochecer— gruño la mujer.

Gia recogió el vestido, pero mordía su labio con fuerza para contener las ganas de responderle a esa mujer engreída,—¿De cuanto será la paga?— pregunto Gia elevando una ceja.

La mujer se mofó,—¡Aún no limpias,pero ya estás pensando en el dinero!,—una mirada de desdén se dibujó en el rostro de gris.

—Entonces como debería ponerle empeño a mi nuevo empleo,¡si ni siquiera se cuanto ganaré!—replicó Gia, tenía la barbilla levantada y no se dejó intimidar por la mujer frente a ella.

Algo que solo generó que Griselda sintiera odio por Gia,—Te pagaré 300 dólares por día, pero deberás permanecer aquí hasta que el Club cierre,¡ si estás de acuerdo!, si no , puedes dar media vuelta y salir por donde entraste— espetó Griselda,se adentró a su oficina sin escuchar la respuesta de Gia.

—Me quedaré—dijo Gia, necesitaba dinero, ahora no debía desperdiciar cualquier forma de ganar dinero,—Ana,¿sabes donde está el área de limpieza?, comenzaré desde ahora—.

Ana sonrió y jaló a Gia a un pequeño cuarto que se encontraba justo aún lado de los elevadores.

—Tengo que irme, pero nos veremos al rato, solo porfavor no te metas en problemas con la señorita Gris,—al decir eso, Ana se dirigió a la salida.

Gia apretó sus labios,(-Señorita Gris, no creo que tenga nada de señorita-), pensó Gia antes de soltar una risita.

Gia tomó el vestido de limpieza,no era corto, pero tampoco largo, llegaba arriba de sus rodillas,tomó una tarjeta que estaba colgada justo enfrente y la metió a su bolsa.

Durante el día, Gia se la paso limpiando las salas VIP, al final siguió con las mesas que estaban en el primero piso, finalizando al fin con los baños,—¡Esto es asqueroso!—las mejillas de Gia se inflaron,y su estómago se comprimía, aún así reprimió las ganas de vomitar,—Vamos Gia…vamos—se animaba así misma.

En un abrir y cerrar de ojos, la gente empezó a llegar al club, una mano se posó en el hombro de Gia, haciéndole dar un salto,—Thaís,¿como te fue?— preguntó Ana.

—A…Ana,¿Porque te vistes de esta manera?— Gia quedó perpleja al mirar como Ana portaba un sexy mini vestido de mesera.

—Es el uniforme que debo llevar—sonrió Ana.

En la entrada del club un alboroto se estaba armando,un hombre alto,con una máscara blanca y bordes dorados, cruzó por la puerta principal, seguido de él más de cuatro hombres le seguían el paso, lo que captó la atención de las personas, es que todos eran altos, pero el hombre del frente era el único que desprendía el aura de un rey.

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