POV DANTE. Me estoy comportando como un hijo de puta con ella, pero es que ella…¿por que le interesa tanto si Gabriel vive o no? Nonsoy suficiente para ella?Me estoy volviendo loco de rabia y celos. Pero no puedo amarla, ella merece sentir la misma impotencia que yo.Pero no deja de sorprenderme. Tomar mi celular para llamar a su amiga ya es extremo. Esta desesperada por salir, lo entiendo, pero…¿no era más fácil pedírmelo amablemente?Que va, ella jamás bajará la cabeza ante mí. Su amiga se fue hace más de una hora, pero llevaba una expresión de preocupación y por alguna razón yo tenía un mal presentimiento.Mis pensamientos son interrumpidos por Miranda, viene sonriente y se sienta l frente.—Hola hermosa— la saludo con calma, aunque por dentro tengo un torbellino de emociones encontradas. —Hola guapo, ¿mucho trabajo?—responde siempre con esa sonrisa radiante, sincera, creo.—Si, un poco. Pero creo ue lo dejaré por hoy y me centraré en descansar. Mi cuerpo lo pide a gritos— y ta
El miedo me carcomía los huesos. Caminaba directo hacia una guarida de lobos.Para ser sincera, no sé qué demonios estoy haciendo. Solo sé que haría cualquier cosa con tal de que Valentina salga de esto con vida.—Detente ahí —ordenó el demente.Estaba oculto detrás de una lona. Solo podía ver su sombra, pero era suficiente para hacer un análisis rápido: medía alrededor de un metro setenta, no era atlético, y su postura encorvada hablaba de alguien tímido, incluso sumiso. Probablemente alguien marcado por maltratos físicos y psicológicos.Su forma de pararse me decía que busca agradar, que anhela aceptación. Y ese tipo de personas, cuando se obsesionan… son peligrosas. Demasiado.—No pienso seguir este juego. Déjame ver a mi hermana, o saldré de aquí… como sea.—Si haces eso, puedo matarla. Y la haré sufrir —y lo decía en serio. Un acosador cumple sus amenazas.Me detuve como pidió, y un momento después, se presentó frente a mí. Fue como ver una película en cámara lenta. Despacio, sin
—¡Tyler! —grité, cayendo de rodillas junto a él mientras Miranda bajaba lentamente el arma, detrás de Dante.Solo yo vi esa maldita sonrisa. Esa que me heló la sangre.El disparo había sido preciso, pero no letal. Tyler respiraba con dificultad, la sangre manaba de su costado. Tenía una oportunidad.—¡Dante, ayúdame a sostenerlo! —le grité sin pensarlo dos veces, mientras mis manos ya buscaban dónde presionar—. No está muerto. ¡No aún!Él dudó un segundo, su arma aún apuntando al frente, cubriéndonos, pero luego se inclinó con rapidez para ayudarme.—Necesito algo para hacer presión… ¡una camisa, una tela, lo que sea! —dije, ya desgarrando el bajo de mi pantalón para improvisar una venda.Presioné con fuerza la herida, intentando frenar la hemorragia. El pulso era débil, pero aún estaba ahí.—Vamos, Tyler. No te atrevas a dejarme ahora —le susurré—. Tienes que decirme dónde están.Los ojos de él apenas se entreabrieron, su mirada vidriosa, desorientada. Movió los labios, un murmullo q
Volví al pasillo del hospital con pasos decididos, el eco de mis tacones marcaban el ritmo de mi furia. Los vi. A él, a Miranda, y sus secuaces, entre ellos a Lucas… como si fueran simples espectadores de una obra sangrienta que ellos mismos habían montado.Dante me miró cuando me acerqué, como si esperara una explosión. Y tenía razón.—Necesito hablar contigo. Ahora. A solas —solté con frialdad, sin espacio para objeciones.Miranda rodó los ojos, como si aquello le resultara molesto.—¿Otra escena de celos, princesa?—Si abres la boca una vez más, no respondo —le advertí, sin mirarla siquiera—. Dante.—Sophía, cuida el tono en el que le hablas.— mentiría si dijera que eso no me molestó, y no solo eso. Me hirió —¿Se va a romper la princesa de hielo?— ella como siempre fingiendo estar dolida, es que ni eso saber hacer.¿Cómo este idiota no se da cuenta?—Sophía— su tono fue de advertencia, abrazo a la teatrera y literalmente, me ignoró. —Puedo hacerte un show en este lugar, si es lo
POV DANTE El ascensor tardó siglos en llegar, y yo no dejaba de apretar el botón como si eso fuera a hacer alguna diferencia. Necesitaba aire. Un trago. Un grito. Algo que me ayudara a sacar esta mierda de adentro.Las puertas se abrieron con un pitido metálico, y salí al pasillo. La enfermera de guardia me saludó, pero no le devolví el gesto. No podía fingir que todo estaba bien. Porque no lo estaba.Había dejado a Miranda en la sala de urgencias, limpiaban las heridas. Salí con la excusa de buscar algo en el auto, pero la única verdad era que me moría por dentro.¿Cómo se atreven hacerme esto? ¿Besarlo, frente a todo un maldito hospital?Quería matarlo, terminar lo que empecé en la cafetería. Pero entonces recordé que ella…ella siente algo por él y desee haber hablado el gatillo esa vez para acabar con él. No puedo perdonarle esto, haré que lo pagues Sophía, te lo aseguro. La azotea estaba desolada. El frío me golpeó de frente pero no me importó, necesitaba sacar toda esta maldi
POV SOPHÍA Baje las escaleras corriendo , no podía quedarme un minuto más ahí. Me quedé en el ascensor por un buen rato tratando de recuperar la respiración. ¿Cómo se atreve a besarme de esa manera? Es que no entiende que no lo quiero cerca? Es su culpa que haya perdido los estribos, me desespera y esa mujer es una arpía. No confío en ella para nada, se que algo oculta y lo pienso descubrir. Caminé hasta llegar a una de las salas de espera, esperaba mejorías en el estado Tyler pero aún no me decían nada. No puedes morirte Tyler, tienes que hablar, debes decirme dónde están mis bebés y quienes están detrás de todo esto.Me pregunto aun, ¿porqué me advertiste sobre Miranda? ¿Quién es ella? ¿Tiene algo que ver en todo esto?No lo sé, no se ve como alguien tan mala, bueno…aunque disparo a Tyler sin temblarle la mano. Como abogada se muy bien que los asesinos más peligrosos se esconden debajo de una máscara angelical y son capaces de mentir hasta el punto de creerse su propia mentira.
POV DANTEJamás permití que una mujer me arrastrara al borde de la locura.Hasta que llegó ella.Verla abrazada a ese imbécil me quemaba por dentro.Y él... sonreía. Sonreía como si ya la hubiera ganado.¿No lo ve?¿No siente que ese bastardo no es quien aparenta ser?Ese malnacido es peor que yo. Mucho peor.Pero para ella... es su debilidad, su maldita devoción.No pensé. No planeé.Solo reaccioné.Quería que sufriera como yo, que sintiera mi dolor atravesándole el pecho como un disparo.Quería destruirle las ilusiones como ella estaba destrozándome el alma.Pero no...Ni siquiera eso consiguió que me mirara de verdad.Le importó una mierda que besara a otra mujer frente a ella.Y esa indiferencia me mató. Me dejó sin oxígeno. Sin salida. Sin esperanza.Lo que más temía ya es real.Y no puedo hacer nada para revertirlo.Me enamoré de ella.Como un maldito enfermo.Y ahora la odio y la amo con la misma intensidad.No soporto que otro la toque.No soporto imaginarla en brazos de algui
Nunca me había sentido parte de la familia Ferrer. Cada vez que cruzaba las enormes puertas de la mansión, el aire se volvía espeso, sofocante, como si me advirtiera que no pertenecía a ese lugar. El retrato familiar en el salón me lo recordaba constantemente: mi lugar no estaba ahí. Era la hija ilegítima, la sombra que Victoria, mi madrastra, deseaba borrar.Crecí escuchando las historias sobre mi madre, Galadriel Montenegro, una mujer fuerte y hermosa que, según mi madrastra, nos había abandonado a mi padre y a mí para huir con otro hombre. Desde que tengo memoria, Victoria ha usado esa historia para humillarme, para recordarme que no era más que el resultado de una relación que nunca debió haber existido. Lo peor de todo es que mi padre, Alejandro Ferrer, aunque amoroso en su forma distante, nunca contradecía esa versión. Nunca supe si era porque la creía o porque simplemente prefería guardar silencio.Hoy, el silencio en la casa era aún más denso de lo habitual. Recibí una llamada