Sophía Ferrer, hija ilegítima y siempre despreciada por su madrastra y media hermana, ha sido obligada a casarse con Dante Moretti, un CEO poderoso y enigmático con peligrosas conexiones mafiosas. Este matrimonio es la única manera de salvar la empresa familiar, llevada a la bancarrota por su padre, Alejandro Ferrer. Sin embargo, al adentrarse en el mundo de la alta sociedad y los oscuros secretos de los Moretti, Sophía descubre que su esposo oculta verdades inquietantes. Mientras la atracción entre ellos se intensifica, Sophía comienza una búsqueda personal: su madre, a quien creía muerta, podría estar viva, y con la ayuda de su amiga Ayla, decide descubrir la verdad sobre su abandono. Enfrentándose a intrigas familiares, a un rival vengativo que amenaza con destruirlo todo, y a un peligroso amor, Sophía deberá decidir hasta dónde llegar para protegerse a sí misma y a quienes ama.
Leer másNunca me había sentido parte de la familia Ferrer. Cada vez que cruzaba las enormes puertas de la mansión, el aire se volvía espeso, sofocante, como si me advirtiera que no pertenecía a ese lugar. El retrato familiar en el salón me lo recordaba constantemente: mi lugar no estaba ahí. Era la hija ilegítima, la sombra que Victoria, mi madrastra, deseaba borrar.
Crecí escuchando las historias sobre mi madre, Galadriel Montenegro, una mujer fuerte y hermosa que, según mi madrastra, nos había abandonado a mi padre y a mí para huir con otro hombre. Desde que tengo memoria, Victoria ha usado esa historia para humillarme, para recordarme que no era más que el resultado de una relación que nunca debió haber existido. Lo peor de todo es que mi padre, Alejandro Ferrer, aunque amoroso en su forma distante, nunca contradecía esa versión. Nunca supe si era porque la creía o porque simplemente prefería guardar silencio. Hoy, el silencio en la casa era aún más denso de lo habitual. Recibí una llamada de mi padre esa misma mañana, pidiéndome que me presentara en su despacho. Su tono era frío, más seco de lo habitual. Algo no iba bien, lo sentía en el pecho. Cuando entré en el despacho, el ambiente era insoportablemente tenso. Mi padre estaba sentado detrás de su escritorio, con el rostro más cansado que nunca. Parecía haber envejecido una década desde la última vez que lo vi. A su lado, como una constante sombra m*****a, estaba Victoria, con su habitual expresión de desdén. Y por supuesto, Valentina, mi "hermana", con esa sonrisa de autosatisfacción que tanto detestaba. —Siéntate, Sophía —dijo mi padre, señalando una silla frente a él. Me senté, sintiendo una opresión en el pecho que crecía con cada segundo. Algo grave estaba por venir, podía sentirlo. — Hola a ti también papá y … “familia”!!— saludé sarcástica y sonreí,pero borre mi sonrisa al ver su rostro serio —La situación de la empresa es grave, no estamos para bromas —empezó mi padre, masajeandose las sienes con frustración—. Está al borde de la quiebra. Ahhh, claro que lo estaría. Tiene dos sanguijuelas que se le han chupado la sangre!!- pensé para mí, pero lo que no entiendo es que puedo hacer yo siendo solo una abogada, una que a él no le gustaba porque le recuerdo a mamá. —¿Qué pasó? —pregunté, intentando mantener la calma. Sabía que mi padre había tomado decisiones equivocadas en los últimos tiempos, pero siempre había confiado en que encontraría una solución. No podía creer que estuviéramos al borde del colapso. O que ellos estuvieran. Antes de que pudiera procesar más, Victoria habló, con ese tono glacial que siempre me cabreaba. —Hay una solución —dijo, fingiendo preocupación, pero sus ojos brillaban con malicia—. Pero requiere un sacrificio. Un sacrificio... ¿de quién? Sentí una punzada de nerviosismo, no lo voy a negar. La respuesta estaba en las sonrisas burlonas de Victoria y Valentina. Ya sabía lo que venía, lo había presentido desde que entré en esta habitación. Todo esto era una trampa. —Primero por partes,—sugerí ya que solo me han dicho cortos de historia—que paso con la empresa? Y luego la solución, no te parece que debería ser así Victoria?— la mire mal, odio a esa mujer tanto como ella a mí, sus maltratos sus humillaciones, no sabe cuánto la odio en verdad!! —Dante Moretti ha hecho una oferta —continuó mi padre, como si cada palabra le costara —. Está dispuesto a saldar nuestras deudas y salvar la empresa... a cambio de que te cases con él. El silencio que siguió fue demoledor. Sentí como si alguien me hubiera dado una bofetada y luego me lanzó un balde de agua fría. ¿Casarme con un hombre al que no conocía? ¡En pleno siglo XXI!? Era ridículo, inaceptable. Mi indignación estaba a punto de explotar. —¿Esto es una broma? —pregunté, mi incredulidad estaba mezclándose con la rabia—. ¡Esto no puede ser en serio! —Es la única opción —respondió mi padre, evitando mirarme directamente—. Si no lo haces, perderemos todo. Las palabras de mi padre me atravesaron como una daga. No era una petición, era una orden. Todo lo que había hecho por esta familia, por esa empresa, no significaba nada si no cumplía con esta... obligación. Sentí que la ira comenzaba a subir desde el fondo de mi ser. ¿Por qué yo? Sabía la respuesta. Valentina, la hija de papi y mami, jamás sería sacrificada de esta manera. Para Victoria, yo no era más que la hija del error de mi padre. —¿Dante Moretti? —murmuré, casi para mí misma, dejando que el nombre se asentara en mi mente. Claro que sabía quién era. Todo el mundo lo sabía.No lo había visto en persona pero sabía que era el hijo del magnate mas peligroso de este país, Leonardo Moretti, no solo era un empresario exitoso, sino que tenía una reputación peligrosa. Se decía que no había alcanzado el poder jugando limpio, y que aquellos que se interponían en su camino... simplemente desaparecen. —Es un trato, Sophía —intervino mi padre—. Y lo aceptarás. Me levanté bruscamente de la silla, incapaz de contener mi rabia por más tiempo. —¿Cómo puedes pedirme esto? —grité—. ¡Soy tu hija! —Precisamente porque eres mi hija, es que te pido ésto —respondió, su voz teñida de un cansancio que no había notado antes, se veía enfermo —. Es hora de que hagas lo que es necesario por esta familia. Mi sangre hervía. No me podía creer lo que estaba oyendo. Miré a Victoria, quien disfrutaba de mi humillación, y luego a Valentina, quien, por supuesto, no tendría que pasar por esto. —¿Y Valentina? —espeté, casi sin control—. ¿Por qué yo? ¿Por qué no ella? Victoria, en su tono más venenoso, no tardó en intervenir. —¡Porque nos debes esto, Sophía! —gritó—. ¡Tu hermana lo haría si no estuviera comprometida! ¡Nos debes esto! Las palabras de Victoria resonaron en mi cabeza, pero no como ella esperaba. ¿Yo, deberles algo? ¡Era absurdo! Esta mujer me había maltratado durante años. No podía más. —¿Qué les debo exactamente, Victoria? —le respondí, mi voz temblando de rabia contenida—. ¿Qué te debo además de soportar todo este maltrato durante años? Y que mal por esta situación padre! Porque también estoy comprometida y tu lo sabes papá, todos lo saben— les miento y señalo. —Es un simple abogado que no podrá sacarnos de este embrollo Sophía, papá te está acomodando para que tengas un mejor futuro— mi hermana Valentina sale a defender a la arpía de su madre, no era así pero la envenenó en mi contra y me hizo tanto daño como ella. —Es el hombre que amo y nadie cambiara eso!!- le grito muy furiosa y me acerco a ella con las chispas de rabia queriendo estrangularla — y es mejor que no opines Valentina, porque estamos en la misma situación y seamos sinceros, aquí las que más han disfrutado de esta empresa han sido ustedes dos. —Basta de una vez niña, todos sacrificamos algo por el bien de la familia y harás lo que te pido. — me grita mi padre, es como si le importara un maldito comino lo que acabo de decir, que es lo que cambia las cosas? Fácil que Valentina si puede elegir, yo no. Me rio sin gana y me paseo por el despacho, meneo la cabeza y lo enfrentó a todos con una seriedad y frialdad que jamás sentí . —Todos sacrificamos algo? Que han sacrificado ellas? Anda dime. — le exijo saber, no dice nada—sabes que lamento mucho lo que sucede con la empresa padre, pero pienso desobedecerte a partir de hoy y recuerda que, soy mayor de edad. NO PIENSO CASARME CON NADIE A MENOS QUE NO SEA POR AMOR!— Le grito — No vas a desobedecer, ya firme el contrato— OK… Eso no me lo esperaba, ¿Qué hizo qué? El silencio que siguió fue ensordecedor. Sabía que no había escapatoria. Dante Moretti sería mi futuro esposo? Y mi vida, desde ese momento, ya no me pertenecía.EPÍLOGO: EL ÚLTIMO REGALO DE GALADRIEL Las luces del hospital eran demasiado blancas, demasiado frías para alguien que acababa de volver del infierno. Sophía abrió los ojos después de lo que le parecieron siglos. Juanita estaba ahí, con los ojos hinchados de tanto llorar. No dijo nada, solo le tomó la mano con fuerza, como si temiera que desapareciera de nuevo. Del otro lado estaba Dante con una sonrisa en sus labios, le pareció que se veía feliz pero no lo creía. Dante sintió que su corazón se inflaba de emoción, quería abrazarla, besarla. Gritarle que la amaba, que ya no sé alejaría de ella. Pero le pareció prudente esperar a que se recupera por completo. La recuperación fue lenta. En su mente aún resonaban los gritos, la sangre, las cadenas, los susurros de Victoria y Valentina. A su alrededor, todos fingían normalidad. Dante iba cada día, le llevaba flores, besaba su frente como si eso pudiera borrar el pasado. Miranda… se comportaba como una mujer devota, ayudando, sir
La ciudad estaba en silencio, un silencio denso, calmado. Como si anunciara una tormenta que arrasaria todo a su paso.Dante aceleraba cada vez más, con los puños apretados sobre el volante. Estaba furioso, quería encender algo. Alguien iba a pagar muy caro el sufrimiento de Sophía.Siempre supo del odio de esa supuesta hermana hacia Sophía y de Victoria, pero nunca imaginó que llegarían tan lejos solo para deshacerse de Galadriel, si supieran con quien se estaban metiendo, dudaba mucho que ellas lo hicieran.Galadriel Montenegro, aunque en realidad ese no es su apellido. Esa mujer era tan fría y calculadora como Leonardo. A él lo engañó y quitó mucho de su poder. Ella busca acabar con la mafia italiana, no lo ha hecho porque tiene la esperanza de que él tomara el control absoluto. Le interesa una unión y la logro con el matrimonio de él y de Sophía, su única hija, Nunca llegó a descubrir quien era, ella misma le había dicho. Pero tampoco Dante era fácil de convencer, ella podia ser
NARRADOR OMNISCIENTE Unos pasos resonaron en el porche de madera.—Está aquí —anunció uno de los guardias.La puerta se abrió lentamente. No hubo gritos, ni armas levantadas. Solo una mujer entrando con una calma gélida, la misma que precede a una tormenta.Galadriel.Vestida de negro, con el cabello recogido en una cola y el rostro firme como el mármol. Su sola presencia hizo que hasta el aire pareciera contener la respiración.Sus ojos fueron directo a Sophía. La vio. La reconoció. El alma se le desgarró… pero no mostró emoción. No podía mostrarse débil frente a esa víbora de Victoria. Victoria dio un paso al frente.—Llegaste, aunque tarde, pero llegaste. Pensé que dejarias morir a tu princesa.Galadriel la miró, impasible.—Llegué justo a tiempo para ver cómo termina tu miseria.Valentina se cruzó de brazos, sonriendo.—Qué discurso tan valiente. ¿Sabes? Me preguntaba si llorarías. O rogarías. Pero no… sigues tan arrogante como siempre.—No vine a hablar con basura. Vine por mi
NARRADOR OMNISCIENTE Sophía seguía sin poder moverse. El efecto de la droga la mantenía atrapada en un cuerpo inútil, mientras su mente flotaba entre la confusión y el miedo. Escuchaba risas. Voces. Algunas nítidas. Otras, como ecos distorsionados que se le clavaban en el pecho.Lo que sí sabía es que ya no estaba en la mansión Ferrer, lo intuyó por el olor a humedad, la fuerte brisa del exterior y la poca luz del lugar.—¿Está viva? —preguntó Victoria, con tono impaciente.—Lo justo para que mire —respondió Valentina, jugueteando con un mechón del cabello de su hermana—. Quiero que vea cómo se hunde todo.Sophía quiso gritar, pero solo un leve murmullo salió de sus labios. Estaba más inconsciente que despierta. Estaba luchando contra el sedante, pero le era imposible. —No gastes fuerzas —susurró Victoria, acariciándole el rostro con esa frialdad escalofriante que la caracterizaba—. Aún nos sirves. Por eso sigues viva.Afuera, un auto se detuvo. El sonido apagado de una puerta cerrá
Me quedo inmóvil, con el teléfono aún en la mano. La voz resuena en mi mente como eco en una habitación vacía.“Ella no es lo que aparenta ser.”¿Valentina?No. No puede ser. Es mi hermana. La única que me queda. La que siempre…bueno no siempre, pero hasta ahora nos llevamos bien y ella parece haber cambiado... ¿o no?Me obligo a levantarme. Cierro la puerta con seguro y corro las cortinas. No quiero que nadie me vea. Ni siquiera los insectos del jardín.Camino por la habitación en círculos, tratando de pensar con claridad.Si es cierto lo que dijo ese hombre... entonces estoy en una casa rodeada de enemigos.Y entonces Tyler…no, no puedo aceptarlo. Victoria ya ha intentado destruirme antes, siempreme ha odiado, pero Valentina... ella, ella también me lastimó junto a su madre pero siempre pensé que lo hacia porque Victoria la aconsejaba en mi contra. Pero hoy…, ¿Me ha estado mintiendo todo este tiempo?Me siento de nuevo en la cama, esta vez con el corazón latiéndome tan fuerte que s
POV SOPHÍA No puedo creer que sea tan descarado. Me paseo de un lado a otro furiosas. Es que debí mandarle atrás mis tacones, así le reinicio la vida y empieza a pensar antes de actuar..Es que es tan distraído y ciego que no ve que sus verdaderos enemigos son las personas más cercanas a él. Maldito idiota.Mi celular vibra sobre la mesita de noche. Es un mensaje de Gabriel.Gabriel: Tengo una propuesta para ti, hermosa.Frunzo el ceño. ¿Una propuesta? ¿Ahora? En medio del caos, de todo lo que estoy arrastrando... ¿qué puede tener en mente?Sophía: ¿De qué se trata?Mientras espero su respuesta, me muerdo el labio. Tal vez tiene una salida. Una forma de irme, lejos de Dante y su padre enfermo. Estoy agotada. No quiero seguir siendo parte de esta pesadilla.¿Estaré siendo egoísta? ¿Dante merece saber la verdad sobre ellos?No. Porque si lo sabe, los matarán. No, no puedo correr ese riesgo. Lo siento, pero seré egoísta si con eso los mantengo a salvo.Mi celular vuelve a vibrar.Gabrie
Último capítulo