Elise
Mi vida cambiaría mucho a partir de ese día en la cafetería, pero yo no lo sabía, ni Alessio ni mi hijo. Las cosas tardarían en llegar, pero llegarían.
Bien dicen que no hay plazo ni fecha que no se cumpla. Pues bien, ahora me tocaba enfrentarme a la verdad sobre lo que había en mi vientre.
—Estará bien —me dijo Alessio mientras esperábamos nuestro turno para la ecografía—. El pequeño T. Rex se siente muy cómodo con Mika.
—Lo sé, sé que ya la prefiere más que a mí —mascullé.
—¿Celosa? —se burló, y yo puse los ojos en blanco.
—No, no estoy… Bueno, sí, es mi hijo.
—Uno que algún día tendrá que volar.
—Sí, pero no a los dos años —farfullé—. En fin, no es por eso que estoy nerviosa. Sé que Mika y el guardia harán un buen trabajo. Lo que me preocupa es la ecografía: si este embarazo sigue adelante, tendré que decírselo a Alistair.
—Tendrá que acostumbrarse —me respondió con seriedad, lo que me puso más nerviosa—. Pero bueno, si ya no te quiere después de eso, al menos tendrás