Elise
Época actual
Si bien muchas personas se comunicaban en mi idioma, me costaba adaptarme a Japón y estar metida en una habitación diminuta en comparación con mi departamento.
Además, no solo debía lidiar con mis propios problemas. Mi pobre hijo estaba tremendamente harto y se mostraba irritable, sobre todo cuando le explicaba que no había una habitación con sus juguetes.
—Lo siento, cariño, pero por ahora no podemos salir a comprarlos —le expliqué mientras intentaba darle de comer.
—Quiero a papi —dijo él con voz rota, frotándose los ojos—. Papi.
—Sé que lo extrañas, pero pronto haremos cosas más interesantes. Te lo aseguro.
—¡Quiero a papi! —gritó enojado, bajándose de la silla.
Me levanté para perseguirlo, pero Alistair solo fue a acostarse en la cama a sollozar. Por un momento, me asaltó la idea de tomarlo y regresar a Chicago, aunque eso significara que Andrei me matara. El infierno que había vivido a su lado no se comparaba con el de ver a Alistair sufrir de esa manera.