Elise
Alistair seguía lleno de tristeza por lo ocurrido el día anterior, pero por lo menos ya se mostraba más dispuesto a comer y me regaló algunas de sus hermosas sonrisas. Trataba de mantenerme tranquila ante él, pero en ocasiones me desesperaba y tenía que encerrarme en el baño a llorar y tener ataques de pánico al pensar en mis padres.
¿Ellos estarían muertos?
—Eres lo peor que me pasó en la vida, Andrei Sangster —declaré, mirando mi reflejo—. Juro que acabaré contigo cuando tenga el poder suficiente. No te mataré, pero te haré sufrir un encierro como el mío. Jamás volverás a ver la luz del sol.
La decisión que se reflejaba en mis ojos me asustó tanto que retrocedí. Entrelacé las manos por detrás de mi cabeza y la sacudí, intentando apartar esos pensamientos, aunque fuera por un momento. Necesitaba volver a estar bien, tanto física como mentalmente, aunque siempre me doliera la pérdida de Sonia.
—Idiota, ¿cómo pudiste dejarme? —mascullé—. Tenías que haber hecho más con tu vi