—No sabes cuánto te deseo — habló el joven roncamente y sobre sus labios al arrodillarse frente a ella.
—Y… y yo…— confesó ella al levantarle la camisa y sin creer lo que estaba haciendo… ¿qué le pasaba?
Giovanni terminó por deshacerse de su camisa y la envolvió en un abrazo antes de volver a besarla, él tuvo que inclinarse sobre ella y la joven, apoyarse en su pecho para estabilizarse… u beso tierno al principio, pero no duró mucho esa quietud, no cuando sus cuerpos semidesnudos ardían.
Giovanni jadeó — déjame hacerlo así — le pidió y la volteó para obligarla a apoyar sus manos sobre la mesa de cristal y alguno de sus libros.
Ella dejó escapar el aliento y lo sintió separarle las piernas para acomodarse tras ella…
—Giovanni, esto… esto…— intentó hablar y poner en orden sus ideas, era el peor momento, pero necesitaba oírlo y enfriar sus pensamientos y dejar de creer que entre ellos se sentía algo más.
Pero Giovanni no la escuchó.
—Regina— la nombró en un ronco gemido cuando tomó su mi