Julieta
—¡Juli! ¡Juli! —escuchaba los gritos de Nora detrás de mí mientras bajaba las escaleras corriendo. Parecía un animal escapando; me sentí de nuevo en la Cacería Sagrada. Detrás de mí venían guerreros de la ciudad, iban a detenerme en cualquier momento. Mi cuerpo tenía voluntad propia, mi cerebro se había apagado y había entrado en modo supervivencia. Mi corazón… estaba hecho pedazos.
No había explicación para que un alfa hiciera algo tan horrible. Había escuchado de lobos que rechazaban a sus mates, y eso formaba parte de las historias de terror de los lobos. Pero jamás que un lobo tomara a otra mujer teniendo una mate.
Ella era su mate, esa chica rubia, linda como una muñeca. Ojos verdes, piel clara como la leche, alta, delicada y a la vez fuerte. Las lágrimas no me dejaban ver por dónde iba, mis lentes rebotaban en mi nariz mientras corría con estos estúpidos zapatos altos y este vestido que me atrapaba. Parecía una camisa de fuerza, y creía que era adecuado, porque sentía qu