Julieta
—No puedo… realmente no puedo.
Había pasado por tanto y ahora volvíamos a separarnos. Simplemente no podía soportarlo, el dolor del vínculo era terrible y me arrastré por las escaleras agobiada.
—Vamos, hija, tenemos que hacerlo. Damián tiene razón. Confían en nosotros, todos confían en nosotros —decía mi padre. Él realmente creía que yo podía solucionar esto. Pero ¿cómo? No tenía muchas pistas, esto había sido correr, escondernos, atacar y correr de nuevo.
—¡Doctora, doctora! ¡Por fin en casa! —aparecían mis amigas médicas, los pasantes, todos. Ya tenían todo preparado. Me recibían como si hubiesen pasado años sin vernos.
—Hemos continuado con su investigación —me dijeron, y me explicaron todo lo que habían encontrado. Yo intentaba concentrarme, revisar las muestras y preparados. Habían investigado varios componentes, y la sangre de humanos y la piedra violeta parecían ser la clave. El wolfsbane y el onix seguían siendo un misterio, era un arma potente que esperaba que Petra