Eva
—Pensé que quizás... te gustaría que nos viéramos una última vez.
—Nos estamos viendo... —respondí. Él se acercaba a mí. Verlo de cerca era un privilegio: esos ojos hermosos, una cara de modelo, casi perfecto. Y su sangre me hablaba, me decía tantas cosas, especialmente “ven, ven”.
—Más cerca, me refiero...
Estaba nervioso, podía sentirlo.
—¿Así está bien? —le pregunté cuando nuestros cuerpos se tocaban, y lo escuché jadear.
—Más que bien...
—Eres un lobo valiente, eso debo reconocerlo. Algunos me tienen miedo, pero yo no muerdo. Bueno, sí lo hago—le dije, humedeciéndome los labios con la lengua. Vi que él no me quitaba la mirada.
—No te tengo miedo… siento otras cosas...
—No me digas... —dije, acariciando su cabello, suavemente, peinándolo.
Estaba estresada con este plan, aunque no quería reconocerlo. No quería quedarle mal a mi rey y mi reina, preocuparlos más. No se lo merecían. Quizás me estaba ablandando, pasando demasiado tiempo con los príncipes. Eran divertidos, a veces m