Las memorias perdidas de Juliette, memorias confusas, dolorosas, salían a la luz como los rayos de sol que acariciaban su piel blanquecina, el momento de buscar respuestas había llegado.
El viento gentil se sentía más cálido que en días anteriores, los jardines en la mansión Rohan se habían vestido con una ligera capa de nieve, estatuas de ángeles y arbustos que parecían formar un pequeño laberinto conformaban parte de estos, era un jardín muy romántico, diferente a los que había en el hogar Beaumont, la mansión Rohan se erigía orgullosa justo al centro de su extensa propiedad, era una construcción renacentista bellísima, aquel lugar parecía sacado de un cuento, Juliette no podía evitar admirar aquel esplendor que la rodeaba, era como vivir en un hermoso castillo de hadas.
— Buenos días hermoso gorrión, veo que disfrutas mucho de la vista de mi mansión, no te culpo, es ciertamente un lugar muy bello — dijo un hombre mayor con apariencia de mayordomo sorprendiendo a Juliette.
Aquel hom