— ¡Genial Juliette! La has cagado en serio y ni siquiera tuviste que hacer nada para poner a un hombre contra otro...definitivamente soy una perra...una sin intenciones reales de serlo...— se susurró a sí misma con rabia... ¿Sentía algo por Fernand también? ¿En verdad era de esa manera? ¿Cómo es que terminó siendo el interés romántico de los dos enemigos?...en ese momento solo deseaba desaparecer y borrar su existencia….borrarla para siempre.
El sol comenzaba a regalar sus primeros rayos de luz matutina, los sirvientes que habían llegado la gran mansión Rohan para complacer las necesidades de todos, murmuraban entre los amplios patios y pasillos del lugar, las sirvientas más atrevidas, se intercambiaban rumores sobre los afectos que su amo demostraba con gran entereza por la bella y amable rubia que había llegado como invitada a la gran mansión, Fernand mantenía el ceño fruncido, había pasado gran parte de la noche meditando en silencio sobre lo que estaba por venir...su amor por Juli