La primera vez que desperté en un hospital tras descubrir que perdí una semana entera de recuerdos lo tomé “con calma” pues pensé ingenuamente que era mejor perder unos pocos días que una vida entera.
Claro, eso fue hasta que leí la historia que había escrito una noche que ni siquiera puedo visualizar. El cuaderno era nuevo, perfectamente de mi gusto y estoy segura que mi yo pasado estaba realmente emocionada. Sin embargo, yo no sentí nada. Fue entonces que lo comprendí… Había muerto una parte de mí esa noche.
Continué perdiendo recuerdos de manera involuntaria. Siempre descubriendo que había perdido nuevamente una parte de mí aunque fueran los acontecimientos de un mísero día. Continué preguntándome una y otra vez por qué tenía que sucederme eso, por supuesto, sin ninguna respuesta.
“La pérdida de memoria varía en las personas, Cady” Dijo el señor Bingley animándome a no perder la esperanza. Pensaba que tal vez aquello era un reflejo temporal por el golpe en mi cabeza y algunos momentos traumáticos que mi subconsciente eliminó como una forma de defensa. Él era mi terapeuta después de todo, al menos eso creí hasta logré ver detrás una sombra de lástima, me estaba mintiendo.
Fue entonces cuando decidí llevar un diario en mi computadora, así podría detallar todo lo sucedido en un día. Si llegaba a perder ese recuerdo podría al menos ponerme al corriente con Cadence del pasado y retomar su vida. ¡Error! Nunca pude regresar a ser la misma, mi otro yo había muerto para siempre.
Aunque todas las Cady del pasado murieron junto con esas memorias que se perdieron para jamás volver, había algo que continuaba renaciendo por más que quise pararlo.
Creo que comenzó el día en que me volví su asistente de manera forzada, no estoy segura pues de esos días solo hay pedazos como si se tratara de un rompecabezas incompleto. Incluso si hay enormes huecos ahí, hay algunas partes que quedaron permanentes. Una de ellas fue su regalo.
“Ya no te debo nada” fueron sus palabras cuando me entregó esa bolsa. Estoy segura que me dejó una fuerte impresión pues por toda la noche estuve observando el envoltorio sin atreverme a abrirlo para ver el contenido.
Cuando finalmente lo hice… Había dos articulos, una liga color marrón, de aquello solo recuerdo la liga que fue un accesorio que llevé por cuatro años. La otra parte de su contenido es uno de aquellos huecos como si una niebla me tapara la visión de aquel objeto. Eso que me es desconocido, se encuentra dentro de una caja de terciopelo y una de las fallecidas Cadence advirtió en su diario jamás abrirlo.
El caso es que desde ese regalo por un breve tiempo comencé a ver a esa persona de una manera diferente. Repito, breve. Rápidamente supe que era un patán y frené por completo lo que fuera que estuviera malinterpretando por un simple regalo. Hasta que siendo su asistente para sustituir a Liam Roberts quien había solicitado vacaciones, nuevamente tuve que convivir con ese hombre y… nuevamente, volvió a nacer algo. Fue muy pequeño pues se esfumó tan pronto como llegó en un momento de debilidad cuando este me felicitó por mis esfuerzos. No soy tan barata como para admirar a alguien solo por una migaja de felicitaciones, que eso quede claro. En realidad fue algo más lo que me atrajo momentáneamente y eso fue cuando hablamos en el automóvil una noche en que el tráfico infernal nos dejó varados por buen rato.
Esa tarde estaba convencida de dejar mi línea meramente profesional pues otras Cady del pasado habían advertido en mi diario que ese hombre es un demonio engañoso y mujeriego. Estaba segura, nada de lo que hiciera ese hombre podría cautivarm,e mucho menos con sus formas despectivas de llamarme “becaria” y luego "eso" sucedió, durante ese tráfico decidí matar un poco el tiempo leyendo el libro al que debía hacerle ensayo en la universidad.
—Que asistente más atrevida tengo, haciendo la tarea durante el trabajo.
—Lo siento, como estaba callado no quería molestar y tengo que entregar el ensayo pronto así que…
—“Naranja mecánica”
Su voz leyendo el título me sorprendió demasiado. Pensé que solo tenía ojos para leer sus historias de lobos como su insana colección en la oficina.
— ¿Lo ha leído alguna vez, Señor Eardwulf?
—Señor… Tch… de verdad… — Pellizcando el puente de su nariz y recargando el brazo en el volante, murmuró antes de responder— Si, lo he leído.
“Seguramente solo la ha leído por obligación, dudo mucho que siquiera entienda su complejidad” fue lo que pensé decepcionada. Incluso llegué a pensar que diría alguna pavada como “¿Por qué se llama así si no hay naranjas?” es algo que incluso Sarah suele decir.
—Aunque la película es buena definitivamente prefiero el libro. El conductismo es algo demasiado fascinante como para poder representarlo en una simple película.
Bueno, al estudiar para ser editor se ha tenido que leer muchos libros, eso no significa que sea un erudito ni mucho menos que tenga interés en algo que no sean sus historias de lobos trilladas.
—El condicionamiento clásico de Pavlov dice que en la psique podemos asociar diversos estímulos con bienestar y también rechazo. Convertir algo que le agrada a una escoria como Alex por medio de experiencias negativas me parece algo magistral.
— ¿Entonces aprueba lo que hicieron con Alex?
—Fue un método intensivo, inhumano también. Pero una escoria no puede quedar impune, mucho menos de que después de atraparle este fingiera ser una buena persona hasta quedar de nuevo libre. Si alguien que me importa fuera la victima de alguien como él, me aseguraría de que quede traumatizado de por vida hasta el grado de vomitar cada vez que piense en sus actos delictivos.
—Yo no creo que sea correcto. Porque no se debe jugar con la mente de los demás, incluso si es por medio de estímulos con el fin de dar una lección---
—La mente humana es muy compleja, incluso si el condicionamiento funciona, la naturaleza no cambia.
Difiero completamente de eso. Soy la viva prueba de que se puede olvidar y jamás volver a recordar.
— Un adulto no puede recordar del todo lo que hizo durante su infancia pero esa memoria está almacenada en el subconsciente, las memorias no se pierden nunca. Solo basta un estímulo lo suficientemente importante para que estos se disparen.
No sé si fueron sus palabras de aliento involuntarias o el brillo en sus ojos cuando habla de temas que le apasionan así como su vasto conocimiento. En ese momento sentí una pequeña esperanza de poder ser normal algún día y volver a la vida.
Pero, así tan pronto como renació mi esperanza, volvió a matarla la misma persona que la revivió.
[Para Cadence de mañana, espero que haya muerto nuevamente para jamás recordar esta experiencia tan desagradable--]
En mi diario había detallado poco la situación pero fue lo suficiente para entender que ese maldito mujeriego es una bomba de tiempo amenazando con matar una parte más de mí si no guardo mi distancia.
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Sentada sin dejar de beber veo a una versión suya más joven que el hombre al que conocí a mis 19 años en su infernal oficina de mal gusto, él me observa en silencio mientras doy vueltas a la lata buscando más contenido que empinar en mi boca.
—A veces envidio a la primer Cady del pasado que murió, aquella misma que escribió una historia distinta a las que estoy acostumbrada y logró lo que yo nunca pude. Escribir una j#dida historia de amor.
Ese hombre pegó justo en el clavo cuando me dijo que soy incapaz de escribir más allá de mi zona de confort. Nada de lo que he vivido me da la confianza de creer en lo que las personas llaman “amor” ni tampoco tengo muchos ejemplos de ello. Tal vez Sarah y Josh pero estaba más ocupada en otros temas como para notar su relación a fondo. Para mí eran como conejos en celo montándose en el sillón cada vez que abría la puerta del departamento.
Claro. Eso era lo que pensaba aquellos días. Después fui descubriendo el gran apoyo que fue Josh Bury en la vida de Sarah. Tanto que quisiera disculparme por juzgar su relación como una calentura de tiempo completo.
Aunque me era imposible comprender lo que había escrito desde mis memorias perdidas estaba segura de que fue algo importante porque leer esa historia hace que sienta algo en mi interior como si quisiera salir de mi pecho.
A veces regreso a ese parque, me siento en la misma banca y espero a que aparezca esa persona que mi otro yo describe en el cuaderno. Pero, en su lugar, llega ese obsesivo de lupinos. Nunca entendí por qué coincidimos en el mismo lugar una y otra vez.
Aunque me advertí a mí misma que tuviera cuidado y no me dejara llevar atraída hacia él, no pude evitar perderme un poco cuando lo encontraba por casualidad ya fuera en la universidad o en ese parque. Es imposible ignorarle cuando habla de historias y me envuelve en los detalles que menciona.
Él es… Como la biblioteca de Alejandría. Un texto antiguo perdido entre las cenizas como un misterio fascinante que quisiera descubrir. A veces algo en mi interior decía que si le seguía me anduviera con precaución mientras el otro exclamaba “¡Síguelo! Tal vez se puede renacer de las cenizas como un fénix" Quizá al leer ese libro encontraría algo que creí perdido, era lo que decía mi intuición.
Pero, bastó con volver a ver su naturaleza para mandar el c4r4j0 esa intuición.
Ese estúpido editor, mujeriego ¡Inconsciente! se la pasaba c#giendo y planchando con toda mujer guapa que encontrara. Esa vez que me llamó a las malditas dos de la mañana cuando ya ni siquiera era su asistente ¿Para qué? Ese descarado tuvo los malditos h#$%& de llamar mientras le estaba hundiendo la #$%& a una de sus zorras. Jamás pude sacarme de la cabeza los gemidos escandalosos de esa mujer gritona. No pude colgar, no me atreví, sin embargo cada segundo que pasaba en el contador de tiempo de la llamada más se quebraba algo dentro de mí.
Me convencí por entero esa madrugada de la clase de calaña que tiene alguien como él, con ello finalmente dejé de verlo a los ojos, de todas formas yo también era indiferente para él.
Eso es lo que creía ¿Entonces por qué me daba la impresión de que me seguía en la universidad? ¿Era con afán de fastidiarme más?
No importa sus razones le funcionó a ese desgraciado, logró que de alguna manera conociera todo él. Desde su preferencia por el café sin azúcar… insípido como él mismo, siempre caliente y con el corazón oscuro dejando una sensación amarga y quemada.
Sí, él es como la biblioteca de Alejandría.
Nunca en mi p#%%& vida podré darme el lujo de viajar ni conocer ese lugar, pero me atrae su misterio y archivos perdidos que no podré alcanzar ni en sueños. Cuando está cerca siento como si pudiera encontrar las respuestas del universo entero, a pesar de ser nefasto es asombroso, cuando habla sabe envolverte como una serpiente. Es un demonio de lupus, a veces me siento segura y otras sé que me expongo a calcinarme en su infierno. No lo entiendo ¿Por qué no me deja en paz? Conociendo sus gustos soy demasiado ordinaria.
—Cady... Tú estás enamorada de… —La voz de Ery me devuelve un poco hacia mi presente y lo observo riendo con ironía.
—El amor esh un shentimiento inútil... Cuando cae en esho pershona... She condena a que le duela el corazhón y el mío dejó de latir deshde que lo perdí todo. Penshé que me quedaba algo durante eshosh seish meshesh cuando por fin she comportaba como un editor... Luego le eshcuché deshir que sholo shirvo para que me ushen. No puedo amar a alguien ashí, solo me confundió un poco porque shiempre eshtuvo ahí por másh de cuatro añosh.
No puede ser amor.
Yo no lo amo, no sé amar ni debo amar nunca.
Así nunca me harán daño.
—Cady...
—Tú también, eresh como esha biblioteca. Por shuerte eresh mi mejor amigo ashí que…
— ¡¿Así que…?! ¡¿Qué?!
Ah, creo que tengo mucho sueño…
—Cadenza, termina lo que ibas a decirme.
Él me toma por los hombros pero solo veo todo dar vueltas a mi alrededor.
—No me preocupa shi no puedo alcanzharla…
— ¿Por qué no? ¡Claro que puedes alcanzarme!
Claro que no, tú también lo has hecho seguramente con cada mujer guapa de tu gusto.
—Tú eres guapa.
Sí, claro…
—Lo digo en serio.
—Entoshesh cógeme a mí también.
Él me mira con seriedad y niega con la cabeza.
—No.
— ¿Lo vesh? Yo no soy…
— ¡Eres preciosa! ¡Quiero hacerlo como no tienes idea! ¡Pero no lo haré así!
¡Mentiroso, son puras escusas!
— ¡Hablo en serio! ¡Cuando estés sobria lo haré aunque estés cansada y no puedas seguir más!
—Béshame, Ery. Hazhme olvidar.
Por favor, destrózalo entre tus manos hasta que esto que me ahoga por dentro desaparezca. Dime que soy la única aunque sea una gran y descarada mentira. Te creeré, prometo hacerlo, necesito creer en algo o acabaré por quebrarme. Es por eso que no quiero amar a nadie…
Porque estoy segura, el día que suceda no podré soportarlo si resulta ser una mentira. Acabaré de morir y no quedará nada de Cadence quien desaparecerá con todos sus recuerdos. Creo que si nunca acabé desvaneciendome y me aferré a continuar fue porque una parte de mí aun guarda la esperanza de que, algun día, pueda revivir cuando encuentre ese estímulo que pueda detonar llevando a la superficie todo lo que se perdió.
El Alfa me mira con tristeza y me toma entre sus manos cumpliendo mi deseo, me besa lentamente hasta que todo se oscurece.
La lata cae de mi mano haciendo un sonido metálico.
—Cadence Beckham, yo te ~~~
Aunque no logro escuchar las últimas palabras siento sus brazos acunarme y esta vez no escucho más gemidos ni sueño con esa pesadilla. En su lugar veo el mar que golpea suavemente en mis pies descalzos, mi vestido de un color blanco y puro ondea con el viento mientras alguien me abraza por la espalda y sonrío al ver en sus manos mi primer libro publicado.
Cady finalmente cae rendida ¿Cuanto fue lo que realmente contó a Ery? Sus sentimientos son un gran manojo enredado de recuerdos olvidados y que quisiera olvidar. Mientras tanto, ese persona revive todos esos recuerdos entre los muchos objetos de los que quisiera deshacerse...