Capítulo 21- Noche de Bodas.

En cuanto vi su rostro, una ola de recuerdos acumulados en mi interior desde hace más de 15 años se agolpan uno tras otro golpeándome. Nos hicimos amigas desde la primaria, estuvimos en las mismas escuelas hasta la secundaria. Incluso… fui su dama de honor en su boda.

“¡Cady Cad, por supuesto tú tienes que ser mi dama de honor!”

“Decidí cambiar la temática de la boda a último minuto, deberías estar agradecida conmigo”

“Con este vestido blanco con tonos rosas te verás preciosa”

Recuerdo aún ese día y parte de la noche durante la fiesta. Sarah decidió a una semana y media de la boda  cambiar toda la temática de fiesta en la playa a “Ángeles y Demonios” también dijo que lo hizo por mi aunque no estoy segura de a qué se refería con eso. Además se supone que la novia es la que va de blanco.

“Decidí ser traviesa. Voy a hacer una gran diablura, Cady Cad. Y lo estoy haciendo por ti”

Dijo la que creí mi mejor amiga. Incluso creí en nuestra amistad mientras elegía el vestido. Seleccionando uno que me quedara bien. Le pregunté por qué no hacía como la mayoría de las novias que para hacer lucir su vestido de bodas y para probar que la dueña de la fiesta es la novia misma, hacen que los vestidos de sus damas de honor sean horribles. Sarah no, ella quería que me viera hermosa y fuera el enfoque de esa fiesta agregando a mi vestimenta unas alas de ángel y un antifaz muy vistoso.

Por esos momentos mi mente estaba preocupada en otros temas, por ejemplo que estaba endeudada hasta el cuello por un contrato engañoso que firmé tontamente creyendo en mi progenitor. Entonces, el hecho que Sarah se casaba era la excusa perfecta para encontrar un lugar más barato para rentar y mudarme de nuestro departamento de diverti-solteras como lo había llamado ella.

“Y ahora un poco de maquillaje, Ufff, con esto seguro tu Sugar Daddy va a quedar encantado”

Solía bromear sobre un tal Sugar Daddy imaginario que supuestamente yo tenía desde su fiesta de celebración por su compromiso con Josh Bury, lo mencionaba tan seguido que ya hasta parecía ser real. Mientras me maquillaba hablaba emocionada del día en que me casara y que ella también sería no solo mi dama de honor sino la madrina de bodas.

“Sabes que nunca me voy a casar, Sherezarah…” Respondí sonriendo tímidamente.

“Nunca digas que de esa agua no has de beber porque seguro te acabas el pozo completo y ni cuenta te darás de cuándo comenzaste”

“No, nunca me voy a casar sabes que le tengo algo de fobia a los hombres, además mis padres fueron la prueba de que un matrimonio puede ser una lápida para los sueños.”

Sarah sonrió a medias y me siguió maquillando.

“Estoy segura que un día cambiarás de opinión y cuando ese día llegue, por Dios, querida Cady Cad, no te olvides de pedirme que sea tu madrina ese día especial”

Luego todo cambió, después del sí acepto y el tierno beso de los novios, inició la fiesta para los invitados y en ese momento la puerta se abrió de par en par.  Solo bastó un Demonio enmascarado con traje elegante en colores negro y rojo con una máscara llamativa en los mismos tonos para alejarse a cambio de un boleto a las Maldivas con todo pagado. Fue el regalo de bodas de ese hombre llamativo que no paraba de mirarme como si hubiera llegado para arruinar mi vida.

Sé que cualquiera diría que no es posible y que seguramente me estoy victimizando, no. Juro que su mirada penetrante y sus ojos azules, que es lo único que tenía visible además de su mentón, me atravesaba como diciendo “Este es el precio por algo que me hiciste” puede que mi sensibilidad me haya aportado a tener alucinaciones, no estaba segura sin embargo me recordó a alguien y antes de poder pensar en quién, deseando no pensar en ello me llevé una botella de vino rosado después de que Sarah aceptó irse tres meses de Luna de Miel a las Islas Maldivas y que se hizo la ceremonia de aventar el ramo.

Ah, tal vez fue en ese momento cuando se decepcionó de mí. Cuando el ramo cayó en mis manos y anuncié ante todos que jamás me voy a casar devolviéndolo de vuelta y desapareciendo con una botella de vino rosa que me tomé detrás de unos helechos… Luego lo vi, el Demonio Elegante se asomó entre los arbustos y me preguntó si podíamos tomar juntos. Después de eso ya no recuerdo nada, desperté en un lugar extraño que luego supe que era un hotel. El extraño con el que me fui dejó una nota asegurando que no pasó nada de lo que pudiera arrepentirme después y así como llegó se fue. Quería hablar con Sarah y contarle de ese encuentro extraño y preguntarle si cuenta como perder la virginidad desnudarse con un hombre aunque no me haya hecho algo más. Sin embargo, su teléfono estaba apagado. Todos los días le llamaba con el mismo resultado hasta que simplemente dejé de intentar.

Dije que nunca voy a casarme y ahora me encuentro en una tierra extraña creada por mí, vestida de blanco sobre una alfombra blanca que se parece a la que vomité en la oficina de mi ex jefe, tomada de la mano de un Alfa que tiene un rostro igual al suyo, sin embargo la boda llegó a ser un tercer plano en cuanto escuché la voz que no me ha contestado en seis meses.

—Sarah...

Su nombre que escapa de mi voz como un halo caliente me quema como si hubiera tomado un tequila o aguarrás, una sensación que me sofoca y me cierra la garganta.  Aunque siento unas fuertes ganas de llorar no lo haré.

‘Es Hershey, tu mejor amiga… bueno la mejor amiga de Cadence.’

Mi loba me recuerda que he dicho mal su nombre. Frente a mi está un personaje que cree para una historia y me basé un poco en Sarah a quien tomé como molde, sin embargo deseché a ese personaje en el manuscrito final. Era demasiado doloroso mencionar a una amiga para la protagonista cuando yo no era capaz de mantener a la mía.

¿Entonces por qué Hershey está en la historia? Peor aún ¿Por qué es igual a Sarah?

Al igual que mi ex jefe, su asistente, los miembros del consejo, cuando los usé de molde no pensé en que fueran un calco directo de ellos como si fuera una obra de teatro y estuvieran todos disfrazados ¿Qué clase de broma es esta?

— ¿No vas a saludar a tu mejor amiga Hershey, esposa? —Alfa Ery me pregunta mientras me toma del hombro—Es tu amiga quien se fue tres meses.

— ¿Te sientes bien, Candy Dace?

Incluso su juego de palabras es idéntico al de la verdadera…

—Sí, estoy bien.

No, no lo estoy. Quiero irme lejos.

—Si te sientes cansada puedes descansar, no es necesario que estés despierta toda la noche—Ery me toca la frente— ¿Vamos a la habitación?

—Si… creo que me he mareado un poco. Vamos.

—Milo, encárgate de los invitados.

—Sí, Alfa.

Aunque no se lo pedí, el Alfa me carga con delicadeza enfrente de todos, seguramente para seguir con la farsa de actuar esposos. Me lleva adentro de la casa de la manada y le da instrucciones a Milo por enlace mental. Sube las escaleras sin bajarme y llega hasta el piso donde se encuentra la habitación conyugal. No es hasta el momento en que me deposita en la cama que me percato que estamos solos en nuestra noche de bodas y que probablemente esa es señal para hacer “eso” sin embargo me deja estar ahí sentada sin hacer nada más mientras se desabrocha el cuello de su traje elaborado y las mangas de las muñecas.

— ¿Qué te ocurrió allá abajo?

—Nada.

—No parece ser nada, primero andabas muy confiada allá abajo que hasta me jugaste una broma asustando a todos con el “No acepto” y de repente estás pálida como si hubieras visto a un vampiro.

—De verdad, no es nada…

—…

El Alfa pone su frente en la mía y me quedo callada sorprendida por el movimiento atrevido.

—Milo se encargará del resto.

—Pero la fiesta aún sigue---

—Saben que un Alfa y su Luna no pueden esperar a su noche de bodas para dejarse llevar por sus deseos. Nadie se va a quejar de que no estemos.

Oh por Dios…no me digas que está.

—Quítate el vestido y espera en la cama.

‘¡Ese Alfa nos va a dar hasta para el día siguiente!’

Eso es lo que temo. Hicimos un pacto hace un rato, debe estar esperando a que cumpla con mi parte haciendo mi deber como esposa. No quiero hacerlo pero si es parte de los preceptos “Primera noche” y una de las cuentas de mi rosario brilla.

Tengo una nueva perla de un tono cristalino casi blanco. Es por la boda.

‘¿No te vas a desvestir?’

No puedo…

‘Se lo prometiste a nuestra pareja, Cady, no puedes incumplir’

¡Ya lo sé! ¡Y aunque no estoy mentalmente preparada para eso y mis conocimientos sobre el tema de lo que se hace en una cama con un novio son nulos, voy a cumplir!

‘Entonces desvístete antes de que llegue el Alfa’

El problema no es cumplir, Chiara…

‘¿Entonces?’

Prefiero dejarme el vestido puesto, la ropa interior es tan diminuta y transparente que me da un montón de vergüenza que la vea….

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El sonido del picaporte es el anuncio de que el Alfa ha venido a cobrarse nuestra alianza. Mi corazón late como loco, no sé ni siquiera que debo hacer primero.

Sentada de rodillas en la cama espero a que entre mientras aprieto cerca de mi pecho con fuerza.

Un hombre de 20 años entra secándose el cabello. Con su flequillo tapando su frente se ve aún más joven. Sus ojos apenas son visibles desde la lejanía de la puerta a nuestra cama sin embargo el brillo de ellos sí que puedo verlo, como dos estrellas en el cielo o los ojos de un gato en la oscuridad.

Lleva solo una bata puesta y sus piernas son visibles desde las rodillas. Su torso está semi desnudo cubriendo la parte inferior de su cuerpo apenas con una bata.

Se acerca a mí y su imagen se sobrepone con la de cierta persona durmiendo en mi sillón.

Como si algo las hubiera poseído, alargo mis manos y tomo sus mejillas. Mis manos son las que tenían ese deseo pequeño de hacerlo. Fue algo que no hice ese día cuando le vi apacible y su respiración tranquila me envolvía como si viera una escultura de mármol.

En mis manos parece un ser humano, no un Alfa, un hombre apuesto que provoca que me duela el pecho. Acaricio su cabello y acomodo el flequillo, así es igual a él.  No quiero, por favor... No quiero ver las expresiones de su rostro cuando esté sobre mí.

La primera noche además de ser un precepto, es algo que debe cumplirse como prueba de que la pareja está tomando en serio su deber de concebir al futuro Alfa para la manada. Además falta el marcaje y el apareamiento, una noche de bodas debe consumarse o será inválida nuestra unión.

Una Luna que no fue tomada la noche de bodas es foco para una burla social al ser rechazada por el Alfa.

No puedo negarme, se lo prometí.

—Dije en mi juramento a la diosa que nunca rechazaré a mi pareja.

Lo sé, tenemos que hacer esto aunque no quiera ni me sienta preparada.

Cierro los ojos e intento que la imagen de ese otro intruso me haga dudar al verlo en el Alfa.

—Po…Por favor, es mi primera vez… No seas demasiado rudo al menos hoy…

Me toma del mentón y vuelvo a repetirle lo que dije para que no sea un bruto.

—Por favor no pienses mal. Yo soy virgen así que por favor al menos en mi primera vez no seas un bruto.

Me mira en silencio como si me preguntara “¿Qué has dicho?” Él no me cree.

— ¿Crees que no se nota la cara de sospecha y enojo que tienes? —Digo sosteniendo su mano tratando de alejarlo del fuerte agarre que tiene en mi mentón —Juro que no pasó nada de eso que piensas.

Luego pongo mi mano sobre su mejilla, parece que eso le agrada porque gruñe bajo como un leve ronroneo que me hace cosquillas en la yema de mis dedos.

—Si vas a castigarme al menos no me des un mal recuerdo de la primera experiencia. Es todo lo que quería decir.

Toma mi mano y la acerca a sus labios, mete mi dedo en su boca luego me toma por el cuello besándome debajo de mi oreja. Me lame e introduce su lengua en mi oído. Sus manos rozan mis brazos, eso me duele, aún están raspados por la fuerza con que me restregaron la esponja como si fuera lija.

—Auch.

Digo conteniendo el dolor.

El Alfa se detiene y se levanta de la cama, camina hacia el espejo, abre un cajón, saca una daga de plata. ¿Qué va a hacer? Se acerca a mí con una mirada seria y… hace un corte en su mano.

Su sangre se derrama por su mano goteando. Mientras intento comprender por qué diantres hizo eso.

—Abre la boca—Me ordena.

Al ver que sigo confundida como para responder o hacer lo que me pide, me toma de la barbilla y echa unas gotas en mi boca.

El sabor metálico me hace abrir los ojos sorprendida.

—Bebe todo, no lo escupas.

Trago y las gotas se sienten como si fueran una píldora. Confundida me tapo la boca y el Alfa abre las sábanas y se acomoda para dormir.

— ¿No habías dicho que me castigarlas?

Ah, cómo maldigo mi gran boca que no sabe cuándo callarse.

—No puedo disfrutar del sufrimiento de mi mascota si ya siente dolor y sufrimiento por sí sola. Estoy aburrido, ve y duerme.

Se recuesta en la cama, señala a un lado suyo palpando el espacio con su mano.

¡¿Él espera que durmamos juntos?!

—La noche es hermosa— digo negando con la cabeza— quisiera contemplarla un momento más.

—Haz lo que quieras entonces.

Contesta con su voz golpeada y seca, rápidamente se acomoda la cobija encima y se queda completamente dormido.

'Que mal, yo quería que si castigo que nos haría gritar hasta quedar afónicas'

De inmediato me envía en nuestro enlace espiritual imágenes algo explícitas como si estuvieran pasando realmente. En esas visiones estoy acomodada frente al espejo con el trasero levantado, El Alfa Ery lleva el torso completamente desnudo y me nalguea.

Luego me arrima su bulto caliente en mi parte baja sosteniéndome de las caderas y picotea sobre mi ropa interior pidiendo ser liberado para entrar.

Luego ya no solo es el Alfa quien lo hace, la habitación desaparece y se convierte en mi departamento y unas manos más gruesas y firmes me sostienen de los pechos, jadeando con lágrimas en los ojos volteo a verlo y ahí está... Él.

Sacudo mi cabeza, no, no puedo dejarme engañar y meter en fantasías a ese...

¡CHIARA! ¡BASTA! ¡NO! ¡DEJA ESO! No quiero imaginarme a mi ex jefe ni preguntarme cómo son sus miradas y gestos lascivos... ¡No soy una más en su lista! Además son 24 centímetros... Esa cosa...

El recuerdo de mí comparando el tamaño con una regla me hace sonrojar.

— ¡Es demasiado grande, me va a partir! ¡No!

Sin darme cuenta lo he gritado a todo pulmón.

Maldición, no puedo estar pensando en él de esa forma. Tampoco es que me guste o algo así, solo que me confundí mucho con lo que pasó en la puerta. Eso es todo.

—GRRR…

El protagonista, Ery Avery gruñe. Espero no haberlo despertado.

Me acerco a él sigilosamente, aún parece seguir durmiendo. Cuando duerme no parece el patán que me habla vulgar diciendo que me va a ensuciar. Quien diría que parece un ángel ese demonio.

Nuevamente mi mano se siente atraída hacia su rostro y se acerca a sus labios. En ese momento una mano firme y grande me toma por la muñeca. Los ojos del Alfa se abren y un peligroso color carmesí como sangre me observa irradiando su odio.

Trato de dar pasos en reversa pero me sostiene con fuerza y me jala a la cama. De inmediato me somete de los brazos con una sola mano y con su otra mano sobre mi cuello apretando me dice:

— ¿Quién eres tú?

---

Maika Maese

El Alfa Ery se comporta un poco extraño al despertar. Confundida, Cady se pregunta si el Alfa tiene problemas mentales o de sueño...

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