Capítulo 106.2- Prescindir de él (2/2)

Acto II- La familia reunida~

—Cuñada

Etzel...

Ahora que sé por mis sueños lo mucho que me ayudó tenerle cerca, no puedo evitar ver en ese joven lobo a un hombre en traje formal en azul marino y colores oscuros. Al joven Edward con el que podía reír como si fuera mi hermano o algo parecido.

¿También tendrá su sentido de humor? Tal vez ría a carcajadas igual que él mientras hablamos de su hermano mayor.

'No deberías estar aquí, Cady. Si nuestra pareja se entera...'

Él me prometió que intentará cambiar su relación hostil con su familia. Además, tú viste lo mismo que yo en mi sueño. Edward es una buena persona, Etzel también... No tengo por qué pedirle perdón a ese desgraciado. No tiene cara para reclamarme después de que lo vi con Freya enroscada y abrazada a él como un maldito koala.

'También dijo en tu sueño que no es lo que aparenta y...'

— ¡Deja de fastidiar!

— ¿Ocurre algo, cuñada?

—No, nada. —A veces se me olvida que la voz en mi cabeza llamada Chiara no está realmente presente— Mi loba está fastidiando.

El hermano menor del Alfa me observa en silencio y me rodea como si quisiera encontrar algo en mí.

—Hueles completamente a mi hermano. —Dice finalmente con un semblante serio y con algo de decepción.

No puedo evitar oler mi brazo y mis hombros. No siento que huela a él, pero si me he bañado ¿Cómo es que…?

'Incluso con un baño es imposible quitar el olor de marcaje de un lobo.'

¿Como los perros cuando te orinan?

'No, es más algo como feromonas. Ery también debe oler a nosotras. Nuestra rival también debió sentir nuestra presencia en nuestra pareja así que se le pegó como sanguijuela para eliminar nuestro rastro'

Entonces... Prácticamente me estás diciendo que, por el olor de los dos, es claro para toda la manada que tuvimos relaciones. Sumemos eso a mi maldita vergüenza. Malditos lobos anormales, son más humanos físicamente pero se comportan como un montón de animales con tendencia primitiva.

—Es mi esposo. Por supuesto que hacemos lo que una pareja…

—No necesita explicarme mi Luna. Lo entiendo. Aun así no es sencillo.

Su mirada descorazonada es la de un segundo protagonista rechazado, sin duda. Incluso si es una ilusión porque lo forcé a estar en la historia con ese papel secundario, no puedo evitar sentir su tristeza. Él genuinamente cree que me quiere.

—Joven Alfa, soy su cuñada…

—Y lo estoy conteniendo con todas mis fuerzas.

—Entonces no veas así a la esposa de tu hermano.

— ¿Por qué no puedo? Es mi hermano quien ha solicitado dos esposas, no puedo resignarme sabiendo que no respeta el vínculo y se exhibe en público con otra hembra colgada a él desde temprano en lugar de atender a su pareja quien parece tener dificultades para caminar.

Así que lleva así toda la mañana… Tanto que todos lo han notado, solo yo no me enteré por estar en la cabaña…  Incluso Etzel ha notado que aún tengo adolorido todo el cuerpo.

Mientras muerdo mi labio conteniendo mi enojo y decepción, Etzel me toma la mejilla para mi horror.

—La Diosa fue cruel al emparejarte con ese mujeriego. Si hubiera sido yo…

—Habría sido el mismo resultado. El consejo me odia y querrán sustituirme.

—No lo permitiré. Si el consejo se mete con quien es mi pareja no me quedaré callado.

¿Ves eso Ery? ¡Eso es tener agallas!

‘Admito que es un poco genial al hablar de esa forma, pero no es amor lo que siente por ti’

Lo sé. Es por el mentado poder del guion.

—Joven Alfa. No quiero hablar de Freya, El consejo de sabios trogloditas ni de nada de eso, por un momento solo quisiera estar tranquila sin pensar en nada más ¿Podrías recomendarme un lugar así?

—Mi luna, este es el mejor lugar. — Me señala el lugar donde vive y me hace pasar mientras Chiara me advierte que no lo haga.

Sé que no debería, algo guía mis pasos como polilla al fuego. Para mi sorpresa el lugar parece acogedor y se parece mucho al café del centro comercial. La única diferencia es que solo hay una mesa y se encuentra dentro de una casa llena de flores como si fuera invernadero.

—No es tan grande ni bonita como la casa de la manada, pero es nuestro hogar.

—Es precioso.

— ¿Lo parece? Son flores pero las he cuidado como si fueran una extensión de mi propia vida.

Se nota.

— ¿No extraña mi Luna su huerto?

— ¿Eh? —De verdad no recordaba el huerto.

—Las manos de la jardinera que lo cultiva son asombrosas, incluso sin estar cerca todo el tiempo, cada una de las hortalizas continúan creciendo bellamente. Me encantaría que me comparta sus secretos para cuidar de mi jardín también.

Ah… ¿Cómo le digo que no puedo cuidar ni de mi misma? Candace Var Sansa es quien es jardinera, no yo.

—En realidad ese huerto parece tener vida propia. No necesito hacer mucho— Digo disimulando mi falta conocimiento.

—Es una lástima. Eres perfecta para mí, además de compartir consejos de jardinería también podríamos escribir una historia juntos.

‘Si nuestra pareja le escuchara decir eso, volverá a pegarle’

 O le presumirá todo lo que me hizo como esa vez en la mesa del comedor enseñando el dedo grosero y diciendo lo mucho que me hizo venirme con eso.

‘Ah, sí. Fue muy sexy cuando lo dijo’

Loba pervertida. No sé cómo,  pero voy a dejarle muy en claro a este necio que no quiero nada con él. Que su supuesto flechazo por mí es porque quiere la atención de su hermano.

—Joven Alfa, yo…

—No me llames así, soy mayor así que me es un poco extraño que alguien menor que yo me llame “joven” puede decirme por mi nombre.

—Oh, no podría hacer eso. Su rango es de un Alfa así que…

—Eso no importa. Una Luna va por encima de un simple Alfa sin pareja. Ya me ha llamado antes “Etz” me gusta ese nombre.

¡Es demasiado insistente!

—De acuerdo, lo llamaré “Etz” —Veo su rostro iluminarse y me doy cuenta tarde que acabo de meter la pata— pero no significa que lo vea como algo más que mi cuñado.

—Lo sé. Me conformo con la compañía de mi Luna.

Ah… es demasiado insistente.

—Etz…

—Escribí algo ¿Podría leerlo, mi Luna?

Pone frente a mí un montículo de papeles de colores desiguales. En ese preciso momento al tocarlo, mi pulsera se ilumina y todo eso desaparece mientras la voz del sistema de transmigración resuena.

<<El artículo “La historia del segundo protagonista se encuentra en el inventario” Se ha encontrado el ítem especial y con esto el huésped ha desbloqueado una nueva misión--->>

¡AGH! ¡NO HAGAS ESO FRENTE AL JOVEN ETZEL! ¡¿CÓMO LE VOY A EXPLICAR ESTO AHORA?!

<<Descuida, solo aquellos con una conexión al alma del huésped pueden ver la ventana de los Dioses>>

¿Ventana de los Dioses? ¡Espera, no es momento de indagar en nombres! ¡Esto que hiciste es arriesgado!

Rápidamente observo a Etzel quien parece estar tranquilo y muy entretenido observando sus flores. Suspiro de Alivio.

—Lo… leeré después y anotaré algunos consejos si lo necesita.

—Me entusiasma saber que una de mis historias esté en buenas manos. Es una obra un poco atrevida pero la he escrito pensando en mi Luna.

¿Atrevida? Ah, debe ser alguna historia romántica de Duques o algo así.

— ¿Eh? ¿En dónde quedaron los papeles?

—Los he guardado.

—Vaya, mi Luna es demasiado hábil y rápida pues no me percaté dónde ni cuándo los ha guardado.

—Las mujeres tenemos nuestros secretos ¡ja, ja!

Condenado sistema troll y despiadado. Empiezo a pensar que debe ser un Schadenfreude…

— ¿Etze has visto a tu padre?

Una voz dulce pero madura llama al joven alfa justo detrás de mí. En cuanto volteo la mujer me sonríe.

— ¿Tenemos visitas, Etze?

Parece que mi sorpresa es muy evidente para todos y que Etzel ha logrado ver las dudas en mi rostro pues de inmediato responde.

—Luna, ella es mi madre. Brunhilde.

***

Sentada en la mesa con una pulcra elegancia, la mujer hace señas a una omega vestida de mucama quien me acomoda una taza de té enfrente.

—No acostumbramos tener visitas, tampoco es un té refinado pero---

—Oh, para nada me desagrada. Me gusta mucho el té de flores.

—Menos mal. —Dice la mujer aliviada. — ¿Puedo decirle Luna Candy?

¡Ah! ¡De cualquier forma menos esa!

—No me gusta mucho que me llamen “Candy” pero puede decirme Candace a secas o Cady… —dudo un momento si debería llamarle “suegra” o si sería demasiado incómodo siendo que mi esposo es hijo de la anterior pareja de Sieg—Este…

No puedo siquiera articular palabra al ver una mujer tan hermosa con una presencia tan elegante frente a mí. Su cabello aunque está recogido parece ser largo y sedoso. Sus ojos afilados pero iguales a los de Etzel y Edward en un tono azul grisáceo parecen serenos, su cabello es de un color negro como un manto oscuro y profundo. Vaya, es una mujer muy bonita.

Nunca conocí en persona a la madrastra del Señor Eardwulf así que no estoy segura de sí sea exactamente igual a la segunda esposa de Dieterich Eardwulf. Galia parece su contrario con su cabello en tono claro y su apariencia más jovial y serena, tanto que no tengo duda de la razón por la que el señor Dieterich se haya prendado de ella. Aun así la mujer frente a mí, su segunda esposa, me parece preciosa, sus ojos grises y su cabello negro como ébano así como su piel blanca como nieve me parecen como una Blanca Nieves en edad madura.

Al parecer en esa familia todos debieron ser modelos.

—Puede llamarme Hilde, mi Luna. Sería todo un honor.

—Hilde… El honor es mío.

Brunhilde, como la princesa a la que engañó Siegfried en el cantar de los nibelungos. Aunque no fue la esposa de Sieg estuvo a punto de serlo, pero Sieg ganó su mano en nombre de otro hombre, la esposa de Sir Siegfried no es otra que Gudrun.

Muy seguramente le di ese nombre por eso aunque jamás conocí a la segunda esposa del señor Dieterich. Ni siquiera recuerdo que yo haya escrito a este personaje.

—Por el contrario, es un placer para mí conocer a la familia de mi esposo.

¿Por qué Ery trata con tanto desprecio a una familia tan encantadora? Tiene un hermano que lo admira hasta la médula y una madrastra que parece un ángel.

‘Observa bien, Cady’

Cuando escucho la advertencia de Chiara, comienzo a ver en el brillo frívolo y la boca torcida de mi “suegra” así como lo mucho que parece tener de dificultad el mantener su sonrisa.

—No necesitas aparentar, querida. Seguro sabes que ese Alfa tuyo nos alejó de la casa de la manada y nos condenó a vivir aislados desde que tomó su lugar como cabeza de la manada.

Bajo la taza que iba a poner en mis labios, siento una extraña sombra gélida, algo me advierte además de Chiara que no debería probar siquiera un bocado aquí.

—No estoy al tanto de lo que hizo o no mi esposo antes de que fuéramos unidos por la diosa.

—Eso es claro para nosotros—Dice torciendo la boca— La diosa supo elegir una Luna acorde a un Alfa como ese.

Su rostro sonriente me recuerda a las dos máscaras del teatro, la dualidad que en cierto modo me da mala espina.

—Etzel, fui clara cuando te dije esa vez que asististe al comedor por capricho del Alfa que te alejes de ellos. Si ese Alfa se entera de que su Luna está aquí...

—Hablé con mi esposo. El Alfa está dispuesto a cambiar la forma en que se comporta su familia.

La mujer sonríe chasqueando de manera involuntaria pero elegante su lengua con un leve “Tch” luego deja con gracia su taza y me mira como si hubiera dicho un mal chiste.

—Ese salvaje jamás va a cambiar en su falta de modales. La última vez que me dirigió alguna palabra me llamó nigromante.

—Es natural que haya sido un poco hostil con su madrastra, además de no poder conocer a su madre, en cierto modo sintió invasión al ver que su padre tomó una segunda esposa...

La mujer se ríe secamente.

—Creo que hay un mal entendido, querida. Yo no soy la segunda esposa del anterior Alfa. Soy la primera esposa.

¿Qué?

—Estuve casada con Sieg cuatro años. Después apareció esa sirvienta en la manada---

— ¿Qué hace la actual Luna aquí?

—Alfa Sieg.

—Esposo, mire quien nos hace el honor con su visita.

Sieg observa a su esposa, Hilde. Su cara de póker igual a la del señor Eardwulf no emite ninguna emoción pero parece fastidiado por la forma en que cierra el puño.

—Luna, no debería estar aquí.

— ¿Por qué no? Son parte de la manada de mi esposo y su familia.

—Debe regresar a la casa de la manada. Su Alfa la está buscando.

—Pues que se quede buscando. Ese infiel no tiene por qué ---

De nuevo una risa seca pero medida en la frívola elegancia, se escapa de la mujer a la que nunca antes había visto.

—Parece que al creerse Luna se ha olvidado de su posición. —Hilda dice con un aire elegante pero frío.

— ¿Qué quiere decir con…?

—Aquí se hace lo que sea la voluntad del Alfa. Si quiere tener dos esposas igual que como hizo el anterior Alfa— Señala de manera invisible a su esposo—Nadie puede contradecirle, ni siquiera su Luna. Debería estar agradecida de que tenga la mejor posición en la manada a pesar de que la segunda esposa está claramente mejor calificada ---

— ¡Madre! —Etzel interfiere— Recuerda que están dirigiéndose a una Luna, su propia Luna.

—Claro "Luna" por destino injusto pero Luna al fin y al cabo.

¿No está siendo demasiado hostil aparentando esa tranquilidad? Me da la impresión de que me detestara e intentara insultarme de manera pasivo-agresiva.

'¡No lo está intentado! ¡Lo hace!'

—Admiro las agallas de esta Luna joven por insultar a su Alfa en público, en especial cuando se trata de esa mala semilla---

Sieg mete su mano en medio y hace callar a Hilda sin ninguna expresión en su rostro, luego se dirige a mí con supuesto respeto.

—Luna. El Alfa la busca.

¿Qué demonios? ¡¿Acaba de insultar a tu hijo y solo la detienes como si regañaras a un perro por ladrar?!

Puede insultarme todo lo que quiera, a él no ¡Jamás a mi Ery!

¡BAM!

— ¡No permitiré que vuelvan a llamar a mi pareja una mala semilla en mi presencia! ¡Mala semilla esto! ¡Mala semilla lo otro! ¡¿Acaso no se saben otro insulto?!

Señalo a la pérfida mujer detrás de uno de mis personajes favoritos que comienza a desagradarme demasiado.

¡Por esto es que Ery no puede darse una oportunidad con ellos! ¡Ninguno coopera para que el ambiente sea más armonioso!

— ¿Acaso él pidió nacer de esa manera? ¡Era un cachorro! ¡Ni siquiera tienen a esa edad la malicia para pensar en hacer daño a otros! ¡No es un crimen nacer!

— ¿Cómo te atreves a hablarme así---?— Hilde se levanta perdiendo un poco esa falsa compostura.

— ¡Y usted! ¡¿Qué clase de padre permite que en su propia cara insulten a su propio hijo?!

De inmediato Etzel se levanta de su silla.

—Luna, mi padre es un Alfa, incluso si se ha retirado como cabeza de la manada sigue siendo…

'Cady, incluso si es el anterior Alfa, se le debe respetar--'

— ¡No me importa si fue el Alfa de la manada antes, ustedes hablan de él, su propio Alfa, con mayor falta de respeto!

¡No solo al Alfa, a un miembro de su propia familia! ¡Alguien que no debió ser rechazado de esta manera jamás!

—Fue por sus propias acciones que mi esposo acabó separando sus lazos con su supuesta familia. Nadie merece ser tratado como han hecho con alguien que solo… ¡UGH! ¡No es un pecado nacer---!

—Cady, no les digas más.

Su fuerte presencia me envuelve entre maderas intensas y un mar embravecido en cítricos.

Su voz es seca, como un regaño. Aun así mi corazón late como si lo hubiera dicho en mi oído suavemente… haciendo que mi cuerpo experimente descargas en un cosquilleo que va desde mi nuca hasta la punta de mis pies.

Ery...

—Alfa.

Mi voz se atora en mi garganta al encontrarme con sus ojos y su expresión fría carente de emociones. Una expresión que había olvidado que tenía.

—Ven conmigo.

—No he terminado—Digo firme ignorando su mano extendida hacia mí, pero él lo es más.

—Yo digo que sí. No repetiré mi orden, ven aquí.

Doy unos pocos pasos lentos cuando la risa sarcástica de la madre de Etzel resuena en la habitación.

— ¿Lo ves "Luna"? Esa es la naturaleza de ese demonio.

Mis pasos se detienen, mi respiración se agita y mis sentidos se nublan.

Yo antes le he dicho demonio en mi cabeza, quizá alguna vez se lo he dicho en medio de una discusión. Incluso llamé a mi jefe el demonio del Averno de Lupus... No tengo derecho a molestarme, pero me desagrada demasiado que le traten así.  El que lo insulten y le llamen de maneras tan...

Volteo conteniendo las ganas de pegarle un buen puñetazo que le deforme el rostro.

—Entonces me alegra que sea un demonio. Porque así pudo sobrevivir al despreciable trato de todos ustedes.

—Cuñada—El joven Alfa intenta tomarme del hombro y le detengo.

—Lo siento, joven Alfa Etzel. Pospondremos la reunión para otro día.—Hago una leve reverencia a mi "cuñado" y veo a los ojos a la mujer esa— Ah, retiro lo que dije, si es una nigromante.

Dirijo una última mirada gélida advirtiendo en silencio a la p3rr4 esa que mantenga la boca cerrada. Tomo el brazo de Ery, no me lo impide, tiene el asqueroso olor dulzón de esa z0rra. Respiro hondo, acomodo mi cabeza, no estoy segura de cómo funciona eso de marcar el olor pero espero que Chiara haga su trabajo. No puedo soportar que Ery huela como ella.

Frente a todos ellos también se usar una máscara, el de una esposa devota a su Alfa. Ery sigue mis actos y me toma la mano. Eso me tranquiliza por un momento.

Los dos salimos por la puerta y en todo momento procuro mantener mi vista puesta en esos tres hasta que finalmente esta cierra. Sin soltar el brazo de Ery me mantengo unida a él hasta que finalmente dejamos atrás el gran rastro de rosas.

—Ya puede soltarme, Alfa.

Bruscamente lo suelto y alejo su brazo. Él no esperaba esa reacción pues se tambaleó cuando lo empujé.  

—Que me vaya contigo no significa que haya hecho las paces contigo,  Alfa.

Ery gruñe, rasca su cabeza y suspira. Todo lo hace con rapidez como si no pudiera decidirse por una reacción.

—No tenías por qué estar ahí. Acaso no fui claro cuando te dije que---

—Quería tiempo para mí misma y sí, no le vi lo malo a tener una reunión con la familia de mi esposo. Incluso si este es un desvergonzado que piensa tener dos esposas.

—Cady, ya te dije que no es mi deseo tener dos esposas. Es algo que no puedo evitar, es mi deber como Alfa.

“Si es el deseo del Alfa tener dos esposas…”

—Sí, un Alfa decide lo que quiere y este j*dido Alfa en cuestión tiene el deber de seguir su instinto ya que no puede mantenerse quieto con una sola mujer ¿Cierto?

— ¡Nunca dije eso, maldición!

—No se necesitan palabras cuando tienes a otra hembra del brazo la misma maldita mañana después de haberte acostado con la que se supone es tu esposa. Dejándole como si fuera tu p*** p**a de burdel. Por cierto, apestas a ella, mínimo hubieras tomado un baño para quitarte ese olor tan repulsivo, desvergonzado.

—Yo nunca te dejé como… y no es que… ¡CADY!

No esperaré a que me dé escusas, por supuesto lo mejor es alejarme de ese mujeriego descarado.

— ¿Qué te ocurre? No creo haber hecho algo para que---

— ¿Acaso sabes lo difícil que fue caminar hasta la manada? ¡Me lo hiciste hasta que mis piernas no podían sostenerse solas! Fueron 22 malditos centímetros, Ery, no un dedo casi a un cuarto de su tamaño.

Hago una pausa, mis ojos arden. Mi pecho duele, si no me controlo puede estallar algo en mi interior. 

—Por eso ordené que no te molestaran y permitieran que descanses.

— ¿Para qué? ¿Para darle más razones a ese consejo de ancianos desubicados de que su Luna es perezosa? ¡A los cuales liberaste por tu cuenta sin consultarme primero, por cierto!

—Cady... creí que…

— ¿Acaso te importó saber si no me habías matado de cansancio? ¿Al menos pensaste en ver que estuviera bien después de que me tomaste ignorando las veces que te dije que mi cuerpo no podía más? No, no lo hiciste. Ni siquiera dejaste una nota... Pudiste hacerlo para dejarme un mensaje obsceno esa vez que tomamos un baño pero no para...

Emito un gran “¡ARGH!” seco y ahogado con fastidio y me alejo a grandes zancadas.

— ¡Cady, no es así...!

Ery me toma de la muñeca y la arrebato con gran fuerza de un solo manotazo.

—Ya basta. Si vas a tomar a tu segunda esposa debemos cambiar algunos términos de nuestro contrato como esposos al menos ten esa decencia. Comenzando por jamás volver a acercarte a mí apestando a esa tipa.

—Cadenza, debes escucharme— intenta tomar de nuevo mi muñeca pero soy rápida y me alejo de él casi saltando en reversa.

—Por favor, no me llames así. No eres alguien tan cercano a mí ni mi familia para tener ese derecho.

—Eres mi esposa. Por supuesto que tengo el derecho, soy tu familia.

—No, Alfa. Tu esposa es Candace Var Sansa, no yo. Solo estoy de paso, podemos ser amigos, mi aliado si así lo quieres. Fuera de eso no somos nada. No voy a esperar nada más y es hora de que hagas lo mismo.

Doy algunos pasos en reversa y me volteo dando grandes zancadas para alejarme de él. Ery por supuesto no puede darse por vencido y me persigue sin dificultad.

— ¡¿Por qué te comportas así?! ¡¿Eh?! ¡¿No fui claro con lo que hicimos?! ¡¿No sentiste lo mismo que yo?!

— ¡Claro que lo sentí! ¡Sentí el deseo desmedido de un Alfa, su pasión por el sexo, que es insaciable, un bruto y una bestia! —Evito verlo a los ojos, trago saliva y digo con una voz más tranquila—También más que nunca comprendí que no podemos cruzar una línea como esa nunca más.

Ery detiene sus pasos. El sonido de la tierra crujiendo resuena tan seco como su voz.

— ¿Qué quieres decir?

Volteo, el viento ondea llevando consigo algunos cabellos sueltos de Candace, su color rojizo me recuerda que el cuerpo en el que estoy no es el mío.

Levanto mi muñeca, mi mirada es seca como su voz en el llamado hogar de esa familia, Unos orbes verdes se reflejan entre sus ojos que parecen a punto de estallar en su ira. Esos tampoco son mis ojos. Mi mano libre se cierra en un puño.

No me importa, lo he decidido, le muestro el rosario japamala en mi muñeca y Ery pierde su temple serio al ver la nueva cuenta que apareció en este.

—Significa que no necesitamos actuar el papel de noche de bodas nunca más. El precepto está completo.

Así es. El fin de todo esto es encontrar los preceptos. No hay nada más.

Salvo dejar que los personajes de aquellos que lo merecen sean felices, después de todo interferí con ellos al agregarlos en la historia dejando un mal destino en ellos.

—Alfa. Ya no será necesario tener más sexo a menos que sea parte de las misiones que me imponga el sistema de transmigración. Si no hay razón para ello, no es necesaria esta clase de relación depravada donde solo nos estamos mintiendo los dos.

Esto es una relación falsa cuya fecha de expiración se aproxima con cada cuenta que aparece en el rosario. Como un sueño o más bien una dulce pesadilla de la que despertaré pronto y cuando eso suceda…

Él no estará ahí tampoco.

Maika Maese

Amanecer sola fue la remembranza de esos días, aquellos que quisiera dejar atrás y que continúa en negativa pero que se avivan en gran inseguridad. Ver a Ery del brazo de Freya quien se parece mucho a Frida es un espejo de aquella noche como niebla cuando del otro lado de la acera dos personas se besaron. El dolor de aquella vez además de ese sueño sobre el pasado y el temor de comenzar a sentir algo que no llevará a ningún lado. ¿Por qué fue Ery tan insensible?

| Me gusta
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP