Mundo ficciónIniciar sesiónActo II- Indigna~
Nuevamente terminé en el café del centro comercial de siempre, ni siquiera hemos quedado pero estoy segura que lo encontraré aquí. El señor Bingley está ocupado hoy y la terapia no será hasta dentro de unos días más.
Si no hablo con alguien temo que algo dentro de mí va a estallar en cualquier momento. Si no puedo liberarlo, al menos quisiera sentir que no estoy del todo sola.
Ya ni siquiera puedo contar con mi “admirador” después de todo lo que sucedió. No sabría hablar con él sin insultarle por su engaño.
—Por dios… Señorita Beckham ¿Le ha pasado algo?
—Hice algo terrible.—Mis manos tiemblan.
— ¿Fue una pelea con mi hermano?
—…No exactamente.
Preferiría mil veces que fuera por una pelea, así tendría razones para ignorarlo por sus actos y no porque me siento culpable.
—Hmm… Últimamente todos tienen problemas y actúan muy extraño a mi alrededor.Ed rasca su cabeza mientras recarga los codos en la mesa del café.
—Cada vez lo entiendo menos.
Al parecer el joven Eardwulf tiene sus propias batallas por librar.
—Perdón. Mi desanimo parece poner de mal humor al joven…
—Para nada. Es la compañía de la señorita Beckham lo único que me mantiene cuerdo estos días.
— ¿Dificultades en la oficina?
—Como siempre tiene una intuición aterradora la joven frente a mí.
—Más que intuición veo la preocupación en su rostro.
—Es porque últimamente alguien a quien no puedo acercarme se comporta como si el mundo se le hubiera caído encima. Ni siquiera puedo preguntarle.
Debe ser más importante que el señor Eardwulf si eso ocupa su mente y le preocupa tanto como para no anudarse bien la corbata.
—Es la misma expresión que tiene en el rostro la joven frente a mí. Así que tal vez al conocer lo que le preocupa pueda entender mejor a esa persona.
—Confié demasiado en alguien.
— ¿Te hizo daño?
—No. Pero no debió suceder lo que hicimos.
El silencio entre los dos es demasiado incómodo. Sin darme cuenta lo que he dicho ha comenzado a girar en la cabeza de Ed preguntándose muchas cosas y llegando a conclusiones cada vez más turbias.
—Oh por… ¿Fue algo delicado como… ejem…?
— ¡¿Eh?! ¡No, no fue presencial! ¡Fue por medio de una conversación!
— ¿Una conversación?
—Yo… a veces hablo con alguien a quien no le conozco el rostro ni tampoco me sé su nombre.
— ¿Un extraño? Señorita Beckham, no está bien conocer personas en internet. Nunca se sabe quién está realmente detrás de la pantalla.
—Lo sé… me di cuenta demasiado tarde.
—Dios… qué carajo hace mi hermano si no puede notar que su autor a cargo se mete en problemas con un acosador… —Ed murmura casi a regañadientes rascando su cabeza— Que no tengas hermanos no evita que sepas algo tan básico…
No puedo evitar enconcharme y sentir como si fuera el mismo señor Eardwulf quien me está regañando. Incluso Ed, quien es tranquilo, me está soltando un sermón con todo y grosería pues no puede contener su decepción. Es tanta su molestia que me habla de una menos reservada. Poco a poco puedo ver la verdadera cara del joven Eardwulf que ha mantenido oculta por mucho tiempo.
—Si mi hermano estuviera aquí, seguro diría algo sobre los peligros de confiar demasiado en extraños. Eso y que no se debe abrir una puerta sin tocar primero—Me observa un momento y tuerce la boca— Esa cara me dice que ya han tenido alguna discusión por eso.
—No fue como tal una discusión... —Me ruborizo de solo recordarlo— Le molestó que abriera la puerta al repartidor sin preguntar primero por sus credenciales.
—Vaya, esta vez le doy la razón a mi hermano.
Asiento y agacho la cabeza.
— ¿Y mi hermano sabe que te está acosando un extraño por internet?
—No, no se lo he dicho. Aunque sospecha de algo...
—Deberías. Aunque mi hermano es un poco… drástico, detesta a los acosadores y no dejará que alguna de sus autoras a cargo tenga problemas.
—Lo dudo mucho. Yo no le agrado.
—No más de lo que le desagrado yo.
— Ambos hermanos bobos son alfas y como tal su orgullo es tan grande que no pueden admitir lo mucho que quisieran conocer al otro. Pero no creo que a él le desagrade su propio hermano menor.
—Creo que te falló la intuición esta vez.
—Joven Edward, lo que separa a los dos no es solo el orgullo. Son las mentiras.
Una risa seca resuena en el café sorprendiendo a todos alrededor.
— ¿Sabes que eres hipócrita? Me dices eso cuando no puedes aceptar que te gusta mi hermano mayor.
El silencio es grande, inmenso. Trago saliva con fuerza y cierro los ojos con fuerza. Finalmente las palabras salen por mi boca.
—Él... me gusta— Digo apretujando entre mis manos el mocha con extra jarabe de chocolate.
—Aunque sea un cretino. —Dicta con una voz seca.
—Sí.
El joven Ed suspira y pasa la mano por su frente hasta barrer con su cabeza.
Fue por eso que me masturbé pensando en él, en mi jefe. La noche que lo hice me percaté de mis verdaderos sentimientos. Me sentí fatal cuando me percaté de que no solo lo había usado para mis sucias fantasías… Tuve una conversación candente con un extraño. Pensaba que era una mujer a la que creí mi amiga virtual, pero descubrí demasiado tarde, justo después de tranquilizarme tras aquel orgasmo… que se trataba de un hombre.
Lo más imperdonable fue que lo disfruté. En el tiempo que duró esa conversación no me sentí incómoda, por el contrario fue como si pudiera conectarme a esa persona. Aquel extraño detrás de la pantalla. Al mismo tiempo que mi mente solo lo tenía a “él” en cada pulso.
—Es un mujeriego ¿Sabías que se ha acostado con todas las escritoras a su cargo excepto contigo?
—Lo supe hace unos meses—Digo sin dejar de observar el vaso y girar la pajilla como un reflejo nervioso.
— ¿Y aun así te gusta? —En cuanto escucho al joven Eardwulf siento un gran rayo atravesarme en el pecho y finalmente acepto aquello que he negado con todas mis fuerzas.
—Me gusta… —mucho—El señor Eardwulf que me envuelve cuando habla de una historia, su mente y su temple ante la vida y las situaciones complicadas. Es atractivo.
—Pero es un mujeriego.
Cierro los ojos y puedo verlo, incluso si no está cerca puedo recordar cada nota de su olor, no es solo la fragancia de ese perfume, es su propia piel, su voz, sus ojos, todo de él me atrae como un imán.
—Y por eso es perfecto.
—No creo entender tan extraña lógica. Te gusta, nunca te acercarías a él Pero si lo hicieras no te importaría ser una del montón.
Asiento.
—Es porque no ve a las mujeres como algo serio— Digo sin dejar de mirar la crema batida mezclarse hasta volverse espuma.—Es lo que más me gusta y detesto de él.
Me lo dijo Martha.
Cuando me explicó que ninguno de ellos se toma en serio comprendí que el señor Eardwulf no es un simple mujeriego como pensaba.
Él busca algo.
Pero ese “algo” nunca seré yo.
Esa tarde, viendo la ventana en el autobús de regreso a casa supe por primera vez que me gusta demasiado. Martha me dijo que un escritor plasma sus fantasías y deseos así que me pregunté algo que nunca antes había pensado ¿Realmente solo le elegí como base del protagonista por considerarlo un cretino?
La respuesta fue obvia. No… Lo he deseado por tanto tiempo, incluso si en mi diario están millones de alarmas y advertencias, no pude evitarlo. Quise negarlo una vez más pero fue inútil, cuando al llegar al departamento después de pelear por cuarta vez con el cerrojo, me vi en el lugar donde actuamos como los protagonistas.
Aunque ya había pasado bastante tiempo desde entonces, aun podía visualizarlo en ese lugar. Su mirada fija en mí y el leve roce de sus manos que me hicieron estremecer.
El calor, el deseo, se volvieron algo incontenible en mi interior hasta el punto de calcinarme. Fue entonces que pedí consejo a la persona incorrecta.
Así que me sentí culpable por tener esa clase de conversación con un extraño. En especial cuando en medio de mi confusión presioné por accidente su perfil. Vi sus conversaciones en otras novelas, todas ellas eran subidas de tono.
Sentí asco, no de ese usuario sino de lo que hice.
Porque mi escusa era “aprender” un poco sobre relaciones y sexo para supuestamente escribir las escenas eróticas. Pero me estaba mintiendo a mi misma, desde ese día en que sentí que me miró como mujer desee que continuara. Incluso dejó de importarme ser una más en su lista.
Pero estaría mintiéndome si negara que dejé entrar a ese extraño a mi vida por su amistad y que lo que hice esa noche no tuve la duda de la verdadera identidad de Edw2238. Por un momento algo en mi desearía que quien estuviera detrás de esos mensajes fuera el mismo Eren Eardwulf, así no sentiría que le he traicionado.
Entonces lo supe, me gusta mucho.
Pero él no puede gustarme. No tengo ese derecho.
—Pensé que no te agradaba que fuera mujeriego.
—Lo detesto, detesto saber que otras mujeres lo han tocado.
—¿Entonces por qué te gusta?
—Porque no puedo evitarlo. El que sea grosero y mujeriego es un defecto perfecto para mí.
—Eres un poco complicada.
—Prefiero lo complicado —La crema batida y chocolate me juegan en la imaginación y por un momento creo verlo frente a mi con algo de esto embadurnado en la punta de su nariz—Así si no funciona tampoco pierdo nada.
—Puede perder su corazón si se deja usar de esa forma.
—Por el contrario, de ser distintas las circunstancias lo estaría usando yo a él. Porque no quiero algo serio con nadie en lo que me resta de vida.
En medio del silencio, sin mirar a la cara al hermano del hombre que me gusta, puedo escuchar su respiración y sentir su mirada fija en mí. Me está compadeciendo.
—Si mi hermano escuchara eso no estoy seguro cuál sería su reacción.
El joven Edward se rasca la cabeza y dice algo como “Ah, él también es muy extraño últimamente” o algo así, no escucho bien su voz al hablar a regañadientes. Mi mente continúa divagando en lo que acabo de admitir. Incluso si lo he aceptado no quita que esto es muy dificil para mí.
—Eres demasiado linda e inteligente como para que te usen.
—He hecho muchas cosas, joven Ed. No estoy lo suficiente limpia como para poder desear una relación normal.
Además de que no puedo tener hijos.
Al señor Eardwulf le gustan las mujeres no las niñas, siempre lo ha dicho. Yo ni siquiera estoy completa. Mi vida es complicada, no hago más que meterme en problemas y con las personas equivocadas. Estoy ahogada en deudas, alguien como yo no es adecuada.
—Si no crees que puedas merecer a mi hermano porque tienes un lado oculto… ¿No te gustaría ser mi novia? Yo también estoy manchado y no soy tan puro como parezco.
Sus palabras me ayudan a regresar a la realidad, al principio me sorprende pero solo me dura unos pocos segundos esa reacción. Sonrío leve de una forma algo irónica y respondo sin rodeos.
—Ahí tendré que poner mi límite. Joven Edward. Además de que no me atrae, yo tampoco le atraigo en ese sentido. Tiene razón, tenemos mucho en común... Incluso lo mucho que admiramos a la misma persona.
—Perdón, no era mi intención ofenderte.
—No es ofensa. Si quiere la atención de esa persona puedo asegurar que no la obtendrá persiguiéndome para hacerle la travesura.
—... —Me observa con seriedad, finalmente se ha borrado esa sonrisa falsa de su rostro— Parece que el gato salió de la bolsa.
Cierra los ojos y apretuja su propio vaso con mocha, la espuma se derrama por la fuerza con que la falange de sus dedos se ha doblado con fuerza.
—Me disculpo por usar a la señorita e involucrarla con mis malas intenciones.
Niego con la cabeza, entiendo en cierto modo su sentir. No estoy segura de lo que haya sucedido entre todos los miembros de la familia Eardwulf, pero creo entender una pequeña parte por el señor Dieterich y esa lápida con un nombre falso. Un epitafio tan extraño como el que mi abuela puso en el lugar donde descansan los restos de mi madre. Una familia llena de secretos y máscaras.
—Lamento decirle que sus esfuerzos son en vano. El señor Eardwulf no me corresponde ni me ve como una mujer. Incluso si intenta provocar sus celos no logrará moverle ni un poco.
—Por el contrario, señorita Beckham. Al hablar con usted puedo ver ese lado de mi hermano que nadie más conoce…
Eso es mentira.
El señor Eardwulf es reservado y muy rara vez deja ver detrás de él. No se muestra ante nadie, mucho menos lo haría con alguien como yo. Ni siquiera considera mis historias como algo medianamente decente.
—Cambiando de tema, me sorprendió notar que no he visto una sola mujer entre ustedes ¿Los genes Eardwulf son tan machistas que solo pueden engendrar varones…?
Mi intención es bromear un poco para aliviar mi propio estrés, sin embargo no esperaba golpear con fuerza un clavo al que quizá no debí apuntar. Porque el rostro pálido del joven Edward me muestra tristeza y soledad.
—Desconozco la razón... Porque soy adoptado, señorita Beckham.
— ¿Adoptado? —De inmediato me doy cuenta que lo dije en voz alta— Perdón no quería... Si no es indiscreción...
—Mi madre estaba embarazada de otro hombre y mi papá decidió tomarme como su hijo.
Poco a poco frente a mí aparecen piezas nuevas de un rompecabezas que nunca estuvo completo hasta ahora.
—Así es, no comparto siquiera una gota de sangre con mi hermano mayor. Ni siquiera por parentesco.
Eso explica muchas cosas.
—Debes sentirte decepcionada ¿No es así?
— ¡Para nada, joven Edward! ¡Yo jamás voy a juzgar a alguien por su origen!
Ahora entiendo por qué Ed no puede ser él mismo. También la razón de... Esa personalidad oculta. Puedo representarla de otra manera... Algo digno que no revele completamente su verdadero yo pero pueda reflejarlo.
—Deberías, mi hermano mayor cree que por ser adoptado no merezco los privilegios de alguien que si nació legítimamente como un Eardwulf. Me detesta por eso.
—Yo tuve madre y padre, mi madre murió cuando era muy joven y mi padre... Digamos que es un desobligado. Mi abuela murió hace unos años así que no tengo familia ¿Qué sería yo si me pongo a criticar a alguien por no tener una familia? Yo tampoco la tengo.
El joven Edward por un momento parece recuperar algo de color en su piel y se ríe levemente.
—No sabes lo mucho que habría cambiado mi vida si tuviera una hermana que me comprendiera como tú.
—Aún está a tiempo de cambiar ese destino, joven Ed.
—Claro— En lugar de mi novia ¿Quieres ser mi hermana menor?
Suelto una pequeña risilla y sonrió. No soy yo lo que necesita este pequeño y joven Alfa cuya personalidad verdadera se encuentra detrás de una máscara. Incluso si no lo cree, estoy segura de que también es un lobo porque fue criado por ellos.
—Ya lo dije, prefiero un hermano mayor. Además, no creo que puedas golpear a alguien que admiras mucho.
—....La escritora frente a mi es una adivina.
—No soy adivina, el joven Edward es un libro abierto.
—Puede que lo sea. Incluso si lo admiro prometo golpearlo si fuera necesario.
—Un gancho bien dado en la cara por favor.
—Procuraré que sea tan fuerte como para que golpee el suelo.
—Eso debo verlo.
Ambos nos reímos, más que por ser una situación divertida, es porque ambos sabemos que no es posible. Además de que es alto y demasiado fuerte, ninguno de los dos se atrevería a pegarle.
—Joven Ed, creo saber lo que le falta a mi historia. Escribo en una servilleta una lluvia de ideas y sus ojos se iluminan.
— ¿Crees que eso funcione?
—Definitivamente. El joven Ed dijo que no es un lobo pero fue criado por ellos. Creo que incluso si no es por sangre, Etzel tiene el alma de un lobo y la conexión con ellos es igual de fuerte.
Edward sonríe, esta vez es una sonrisa genuina.
—Espero poder leer esa historia cuando esté completa…
—Entonces dejaré que el joven lobo sea de los primeros en leerlo.
—Lo esperaré con ansias.
El joven Ed ve en la servilleta y su mente comienza a trazar el mapa hacia el nuevo giro en mi historia.
—Es asombroso que hayas llegado a esto con tan solo una pequeña conversación.
—He pensado cada día en que algo más faltaba, gracias a la sinceridad del hermano menor finalmente encontré lo que quiso permanecer invisible.
—Eso es porque Etzel no quería que descubrieran la verdad.
—Exacto. Y creo saber por qué.
—Por favor mantenlo oculto o dilúyelo.
—Lo haré.
Pero me agrada ese giro.
Con esto finalmente he podido armar todo el rompecabezas de la historia. Estoy segura que será un resultado que sorprenderá a todos. Ahora solo me resta una última pieza por acomodar.
—Joven Edward, yo no creo que el señor Eardwulf lo odie.
— ¿Qué te hace creer eso? Me detesta tanto que ni siquiera puedo acercarme a su impenetrable barrera, cuando intento romperla solo me mira como---
—Cara de póker.
—Exactamente. He intentado con todas mis fuerzas empujar, pero esa barrera es demasiado gruesa y alta, blindada con la más alta seguridad---
— ¿Y nunca se le ha ocurrido tocar la puerta?
—No entiendo eso...
—A nadie le gusta que destrocen el sello de su privacidad no importa cuán cercano sea alguien. Pero si toca la puerta y dice tal cual lo que siente sin guardarse nada entonces...
—Soy adoptado.
— ¿Eso impide que ustedes dos hablen?
—Toda mi vida lo he intentado, incluso hasta hoy…
—¿Y si esta vez el resultado fuera diferente?
—Me detesta, señorita Beckham. Si cree que su desprecio y frialdad solo son para usted…Nunca...
Incluso si el señor Eardwulf tiene por especialidad ocultar sus emociones, puedo ver un poco detrás de esa máscara cuando su hermano menor conversa conmigo. Cree que no ha podido hacer nada sin embargo ellos si son cercanos y tienen mucho en común.
—¿De verdad? El señor Eardwulf llama al hermano que supuestamente detesta "Ed" ¿En qué realidad alguien que odia hasta la médula, se tomaría su tiempo para llamar a alguien desagradable de manera afectuosa?
El joven Edward me ve con sorpresa. No, nunca lo había pensado, que esos apodos afectuosos que él les ha puesto a todos los miembros de su familia son la prueba de su aceptación entre ellos. Incluso el propio señor Eardwulf permite que le llame “Er” y le responde por un apodo con el mismo afecto.
—Cuando estaba en la primaria había un niño que me molestaba, me tenía un apodo en especial y solía fastidiarme todo el tiempo.
Eso fue lo que creí por un tiempo, hasta que caí en cuenta de ese detalle.
—Mi mejor amiga solía decirme que a veces los niños cuando molestan demasiado a una niña, es porque gustan de ellas. No estoy segura de que esa sea a su razón, sin embargo empiezo a creerlo un poco.
— ¿Por qué cree eso, señorita Beckham? —Me pregunta Ed con curiosidad.
—Porque el señor Eardwulf lo hace todo el tiempo, si alguien te considera desagradable evadiría verte, no estaría pendiente de lo que haces ni mucho menos se tomaría el tiempo de llamarte por un apodo afectuoso ¿Entonces no crees que sea porque le agradas aunque sea un poquito?
—Eres muy extraña.
—Eso me lo dice mucho mi terapeuta.
—Si nos vamos por esa lógica, entonces tú le agradas ¿qué te hace creer que no pueda enamorarse de ti?
Niego con la cabeza y apretujo de nuevo el vaso de plástico con mis dedos hasta sentir dormir mis falanges.
—El señor Eardwulf tiene un gusto específico en sus elecciones. Además que no le parezco bonita, él se frena conmigo y cree que soy demasiado joven, la diferencia de edad que tenemos es demasiado grande, además… acabo de equivocarme otra vez y me detestará cuando lo sepa.
Tuve una conversación sucia con un hombre desconocido al que tuve la ingenuidad de creer una mujer. Si él lo supiera me reprendería por tonta, pero no fue cualquier tipo de conversación… Fue algo íntimo.
Si tenía justificación por no recordar lo que hicieron las otras Cadence en el pasado, ahora tengo esta gran mancha que me ensucia.
— ¿Señorita Beckham, lo amas...?
Por un momento sentí la necesidad de morderme el labio, al respirar hondo y cerrar los ojos obtuve mi respuesta.
—No, no lo amo.
—Entonces lo quieres.
¿Lo quiero?
— No, Joven Edward, querer y amar son sentimientos que no me puedo permitir, Él me gusta pero alguien como yo no podría estar a su lado jamás.
— ¿Por qué? Tal vez si llegara a conocerte mejor, podrías ser de su tipo. Incluso si la edad es un poco… Cinco, seis o siete años de diferencia no es tanto.
—Aunque no lo fuera, soy indigna. Así que, incluso si me dijera que repentinamente perdió la memoria y en un caso extremo su mente recibió un lavado de cerebro haciendo que yo posiblemente le gustara un poquito o si su personalidad cambiara de manera abrupta por alguie más cálido que quisiera iniciar una relación conmigo, le diría que no.
—Vaya. Qué drástica… Entonces es imposible ¿eh?
—Tal vez... si yo fuera un poco más adecuada mi respuesta sería diferente.
—Pensé que tus razones serían porque es un cretino no porque no creas merecerlo.
—No, me gusta que sea cretino. Porque así siempre habrá un límite que me evite caer completamente.
Así puedo mantener los pies en la tierra y no dejarme llevar por una dulce ilusión que al despertar y descubrir que no existe para mi, su perdida sea más de lo que pueda soportar.
Aunque sé que no podemos tener algo, no puedo evitar mirar hacia la puerta del café, sería desastroso si el señor Eardwulf escucha nuestra conversación y descubre que me gusta como hombre.
Cuando Cadence Dawson murió llevando consigo los recuerdos de su supuesto primer amor. Me dejó con la vasija vacía sin saber su contenido para poder recrearlo. Nunca podré armar ese rompecabezas porque las piezas que faltan se perdieron para siempre.
Solo una vez, alguna Cadence Beckham creyó encontrar algo parecido. Sin embargo antes de morir con su recuerdo para no sentir más dolor, dejó en claro el mensaje.
[Por favor, nunca tomes en serio a ese hombre, si lo haces como yo---]
Cierro los ojos. Lo siento Cadence del pasado, a pesar de las advertencias él me gusta demasiado. Pero no sentiré dolor por abrazar este sentimiento pequeño, a diferencia de ti y de las Cadence pasadas... Yo tengo muy en claro mi lugar.
—De acuerdo. Voy a intentarlo. —Traga saliva y me ve con una expresión dudosa— ¿Qué haré si toco la puerta y me impide entrar?
Una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro. Estoy segura de que el resultado será diferente esta vez. Aunque no nos conocemos lo suficiente, tengo la corazonada de que él apreciará su esfuerzo.
—¡Entonces golpéalo y ven conmigo, seré tu hermana menor!
Si mi presentimiento es incorrecto entonces no es el hombre que creí y sería una gran deshonra haber caido por él tantas veces. Si le he querido cada vez al renacer el nuevo día, es porque me cautivan las buenas historias. Y él...
Es mi Alejandría.
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El escenario desaparece y la oscuridad envuelve todo a mí alrededor. Es el preludio del amanecer y con este, otro sueño ha terminado.
Mis ojos se abren lentamente, poco a poco recobro el sentido de mi cuerpo y siento cada músculo adolorido mientras busco con mis manos su calor. Estoy sola. El dolor muscular no es nada comparado con el enorme vacío que ha dejado al saberlo ausente esta mañana.
Está frío, el lugar donde compartimos nuestro momento íntimo ha perdido todo su calor. Los problemas no han desaparecido, después del acto hecho por el fuego del momento solo queda el recuerdo y las sábanas frías como cenizas.
Significa que se fue hace mucho tiempo. Ni siquiera esperó a que pudiera despertar, como si fuera un encuentro de una sola noche entre extraños.¿Qué esperaba de esto? Él mismo me admitió que es un mujeriego, incluso que estuvo con tantas “hembras” que ni siquiera tiene la cuenta exacta…
Ambos son iguales, no se puede pedir algo serio, de todos modos no espero nada más.
‘Mentirosa, querías que amaneciera en la cama y repitiera las hermosas palabras que dijo y una y otra vez como un enamorado.’
No, no espero nada de eso, Chiara.
‘Claro que lo haces’
Para nada, sus palabras solo fueron algo que de momento, parte de la farsa de hacer ver el acto sexual como eso que llaman “hacer el amor” pero nunca lo fue, solo... Dejamos salir nuestro deseo. Nada más.
Incluso en mi sueño soy consciente de ello. Alguien como Ery y el señor Eardwulf jamás podrán comprometerse a una sola hembra. Y está bien así, yo tampoco puedo hacerlo.
¿Qué decía esa entrada del diario?
Esta vez si puedo recordar la gran mayoría de mi sueño.
Fue sobre las veces que me vi con Edward en una cafetería.
Ah, en el momento que llegué a Silivia tomando el cuerpo de Candace, olvidé que frecuentamos ese lugar. Aunque hablamos de la novela la mayoría de las veces la conversación se desviaba a mencionar al señor Eardwulf.
Tampoco recuerdo lo que escribí en aquella servilleta.
'También admitiste que te gusta.'
Eso fue un sueño, Chiara. Jamás sucedió.
Se entre mezclaron algunos momentos que si pasaron con algo extraño que se ha metido en mi sueño como una pesadilla. Qué horror ¿qué clase de tonta quisiera estar con ese mujeriego sabiendo sus verdaderos colores?
No, en mi vida jamás me gustaría un hombre como él.
'Si deseas que sea un sueño eso será y si quieres aceptarlo como realidad también'
¿Por qué continúo teniendo tantos sueños extraños?
'Tal vez una Cadence del pasado quiere revivir y recuperar algo importante'
Puede ser.
No estoy segura. Mi mente está bloqueada y mis recuerdos son una enorme niebla fragmentada como lo han sido toda mi vida, solo que son debido a que el sistema de transmigración me penalizó por usar una fragancia de imitación.
'Debe tener algo ese Dios a favor de los derechos de autor si le ha parecido tan ofensivo'
Es inmoral y correcto a la vez, vaya ironía.
Enredo la sábana en mi cuerpo, primero debo buscar mi ropa y regresar a la casa de la manada. Mi espalda me está matando como si me hubieran pasado un tráiler encima y en cuanto la planta de mis pies toca el suelo caigo por la falta de fuerzas en las piernas sintiendo un gran dolor muscular en mis muslos. Un sonido como si me hubieran sacado el aire de la entrepierna resuena y una gran cantidad de fluidos cae.El sonido vergonzoso no hace más que pisotear mi dignidad.
—Lobo tonto... pero yo fui la mayor tonta.La relación entre Cady y Edward Eardwulf fue más como un confidente en un confesionario y ella un pecador admitiendo sus culpas. No le contó absolutamente todo, pero ese pequeño momento de sinceridad fue un alivio y una forma de liberar una parte del gran peso en su interior. A la vez, aquella joven fue quien le dio ánimos al joven Eardwulf para intentar acercarse a su hermano mayor. Lo que ninguno de los hermanos Eardwulf sabía fue la gran guerra emocional y debate moral que sucedía en la cabeza de la joven escritora quien al sentirse indigna cerró su corazón y se mantuvo por días pensando que el gustar de él era un crimen imperdonable. Reviviendo ese sentimiento de culpa, remordimiento y traición hacia esa persona, Cadence despierta sin el joven lobo a su lado descubriendo que después del calor, llega el frío cruel y solitario.







