Alicia miraba atenta a la mujer frente a ella. No lograba salir de su shock. Lisa la observaba en silencio recostada desde su cama a la espera de una respuesta. Solo le sonreía con los labios cerrados mientras la miraba con curiosidad.
– Hola –dijo finalmente Alicia.
– Hola –repitió Lisa.
– ¡Estás despierta! –exclamó con mucha sorpresa. La mujer no pudo evitar soltar una pequeña risa.
– Sí –susurró.
– No sé ni por donde comenzar.
Alicia se acercó para sentarse sobre la cama junto a la mujer y tras respirar profundo intentando terminar de salir de su conmoción, preguntó lo primero que se le ocurrió.
– ¿Cómo llegaste aquí?
– No lo sé –confesó.
– Pero ¿tuviste un accidente o qué te pasó?
– No sé.
– ¿Y tu familia?
– No recuerdo. La verdad es que no recuerdo casi nada –exclamó con tristeza.
– Ok… pues… Supongo que es normal –respondió algo dudosa–, quiero decir… has estado muchos meses en coma, tal vez tome tiempo que recuerdes las cosas.
– Sí, eso dijeron los médi