Alicia creía vivir una vida casi perfecta. Se había casado con el hombre que amaba desde que era una adolescente y durante 5 años tuvieron un buen matrimonio, pero las cosas habían comenzado a desmoronarse cuando Alicia no lograba quedarse embarazada. Lo habían intentado todo desde el mismo momento en que se casaron, pero nada parecía ayudarles a concebir ese hijo que tanto deseaban. Mark Vitolli era el heredero de una poderosa firma de moda. Era arrogante y pretencioso, pero Alicia estaba segura que él la amaba tanto como ella a él, hasta que un día, su vida perfecta se vino abajo. Recibió dos noticias que cambiaron todo y se convirtieron en sus más grandes secretos, pues al volver a casa descubrió que aquel hombre que por tanto tiempo amó, le era infiel. Un amargo divorcio será el inicio de la historia de Alicia, quien aprenderá a dejar atrás a la niña débil e inmadura que solía ser, para dar paso a la mujer que logrará conquistar el mundo de la moda y regresará con la cabeza en alto a la vida de Mark, cuando él y su familia tengan que rogar por ayuda. Ella buscará demostrarles lo equivocados que estaban al despreciarla, pero en el camino, Mark comenzará a sospechar de esos dos secretos que Alicia oculta y que podrían cambiar el rumbo de las cosas. Serie: El club de las felizmente divorciadas. Libro I
Leer másLa pierna de Mark Vitolli se movía agitadamente, la ansiedad lo estaba matando. Llevaba más de una hora esperando por la mujer que le habían prometido, sería su salvadora. Toda la junta directiva se encontraba estresada por la situación de la empresa, pues no les quedaban muchas opciones.
– ¿A qué hora piensa llegar esta mujer? ¡Es una irresponsable! –exclamó con furia.
– No te quejes tanto, es tu culpa que estemos en esta situación –le aclaró su socia– ahora nos toca aguantar lo que sea que esta mujer quiera hacer o perderemos la compañía –replicó con furia.
– Yo no sabía que el desfile sería un fracaso.
– No tenías por qué hacer una inversión tan grande. Sabías muy bien que era un riesgo que estábamos corriendo y aun así, decidiste meter más dinero en juego.
– Se debe invertir en grande para ganar en grande.
– Estamos con la soga al cuello Mark. Dale gracias a dios que esta mujer aceptó ayudarnos y más te vale que no la riegues otra vez, porque no tenemos más opciones.
Mark se disponía a responder aquel comentario. No le gustaba quedarse callado y menos en una discusión. No le importaba ni siquiera que estuviese en una sala acompañado por toda la junta directiva. No era de los que aceptara perder, pero antes de que pudiese decir una palabra más, las puertas de aquella enorme oficina se abrieron de golpe. Una de las asistentes anunció la llegada de Alicia Greenswood.
Todos los ojos se posaron sobre aquella dama que entraba a la sala. Su porte y elegancia hizo suspirar a más de uno. Isabel, a diferencia de su socio, mostraba una sonrisa amigable hacia la invitada. Por su parte, los demás miembros de la junta directiva murmuraban entre ellos acerca de aquella mujer que veían llegar.
– ¡Qué hermosa es! –se escuchó decir a uno de los hombres presentes.
– Lo sé –respondió otro– me dijeron que está divorciada.
– ¿En serio?
– Sí –susurró– no sé cómo el estúpido con el que estuvo casada pudo dejarla ¡Solo mírala! Es perfecta.
– ¿La dejó?
– Sí y el muy idiota se fue con otra.
– ¿Cómo? ¡No te lo creo! No puede haber una mujer más hermosa.
– No la hay, te lo aseguro –ambos sonrieron a la invitada cuando esta pasó junto a ellos.
Mark apretaba los dientes con molestia escuchando aquellos comentarios. Todos parecían haberse enamorado a primera vista de la invitada y por las conversaciones que se oían, Mark supo que los presentes estaban de acuerdo en que Alicia Greenswood era la mujer más hermosa que habían visto. Lo que más le sorprendió era que incluso las féminas de la junta directiva estaban impresionadas con Alicia, pues no solo se trataba de su belleza física, sino que había algo más que la hacía destacar y es que el aura de seguridad y poder que la rodeaba, hacía que no pudiese pasar desapercibida.
Todos los presentes observaban de forma atenta a aquella mujer, en especial Mark, quien siguió con su mirada cada uno de los pasos que daba, detallando cada aspecto de su presencia. Una cintura pequeña, de alta estatura y cutis perfecto. Su cabellera lacia y oscura caía suelta por su espalda cubriendo un poco el escote que tenía el vestido que llevaba. Alicia miró por un momento a Mark antes de voltear nuevamente hacia el frente y en ese instante, él pudo notar la pequeña marca que resaltaba en esos ojos claros. Él permanecía tan estático observándola que cualquiera diría que aquella mujer le había cautivado por completo con su belleza e incluso, que le había robado el corazón. Parecía estar contemplándola casi como hipnotizado o al menos, eso era lo que todos creían, pues la realidad era otra.
Mark frunció el ceño cuando la mujer estuvo lo suficientemente cerca para saludar a Isabel, ambas se abrazaron y se dieron un beso en la mejilla con cariño. Él se sintió traicionado al ver esa escena.
– Alicia ¡Qué alegría que hayas llegado! Hemos estado esperando por ti –exclamó Isabel con una sonrisa.
– Lamento el retraso, pero debía resolver algunos asuntos antes de venir para acá –explicó de forma tranquila mientras volteaba a ver a Mark con el rabillo del ojo. Este permanecía sin inmutarse y sin quitar los ojos de ella.
– No te preocupes. No nos importa –respondió Isabel con una sonrisa– toma asiento para que podamos comenzar.
Alicia Greenswood se acomodó en la silla junto a Isabel, quién se apresuró a acomodar las carpetas y documentos que tenía sobre la mesa para iniciar la reunión, pero antes de poder completar su tarea, Mark la tomó del brazo y tiró de ella para hablarle de forma privada.
– ¿Qué hace ella aquí? –preguntó con furia en voz baja. Isabel lo miró con malhumor.
– Ya te lo dije, ella ha venido a ayudarnos –respondió de mala gana.
– Sí, pero de todas las personas que existen en este planeta ¿por qué tenía que ser ella? –exclamó molesto, pero sin elevar la voz, por primera vez no quería que los demás presenten escucharan la discusión.
– No hay nadie más. Te lo aseguro.
Isabel lo miró por un momento. Ambos sentían rabia, Mark por la sorpresa de encontrarse con aquella invitada no deseada e Isabel por tener que aguantar la actitud de su socio. Ella lo miró de arriba a abajo con disgusto y se volteó para continuar con lo que estaba haciendo.
– ¿Ocurre algo? –preguntó uno de los miembros de la junta directiva que se encontraba cerca de ellos.
Al parecer su pequeña discusión no había pasado del todo desapercibida y Los presentes permanecían observándolos en busca de una respuesta. Isabel miró a Mark quién continuaba de pie junto a ella con su peor cara, luego volteó hacia el resto de la junta y con una gran sonrisa, respondió.
– Mark solo está molesto porque la persona que he decidido contratar para que nos ayude a arreglar el desastre que hizo… –volteó de nuevo a verlo con una sonrisa burlona– es su ex esposa.
Anderson observaba atentamente a Alicia quien permanecía en silencio. No sabía qué decir y los labios le temblaban. No dejaba de pensar en que por fin la vida le estaba regalando algo bueno y ella lo había arruinado con sus caprichos. Anderson suspiró. –Está bien –dijo asintiendo como si aceptara aquello que estaba pensando. Alicia lo miro confundida–. No debería estar molesto –explicó haciendo una pequeña pausa mientras pensaba en sus palabras–, también tengo algo de culpa. –¿A qué te refieres? –Yo lo vi llegar –confesó–. Yo sabía que estaba ahí por ti, pero no dije nada, simplemente lo dejé estar ahí –soltó una pequeña risa como si aquella ironía le causara mucha gracia. –¿Por qué hiciste eso? –él suspiró. –Todos en algún momento tenemos que enfrentar nuestro pasado, pensé… –hizo un pequeño silencio–, pensé que quizás aquel encuentro era necesario para que pudieses enfrentar todo aquello que te atormenta, para que pudieses finalmente dejarlo atrás. No imaginé que terminarías llo
La fiesta de la boda de Alicia continuó de manera normal. Cuando finalmente se calmó, ella e Isabel regresaron al salón y continuaron con la celebración como si nada hubiese pasado. Su amiga la había ayudado a colocarse algo de maquillaje para lucir bien en las fotos que pronto le tomarían junto a Anderson y a Jonas. Ella sonrió lo mejor que pudo en todo momento y aunque la mayoría de las veces era una sonrisa sincera, por momentos recordaba lo sucedido con Mark y tenía que esforzarse por mantener su alegría. Lo único que agradecía era que Anderson no se había enterado de nada. Continuaba ignorante de todo lo que había ocurrido mientras reía y disfrutaba de la celebración. Algunas horas después, los invitados se habían ido y Anderson, Alicia y Jonas quedaron solos en esa enorme mansión. Jonas dormía plácidamente, era claro que estaba tan cansado como ellos, pues aunque había reído y disfrutado jugando con todas sus tías, aquel evento era mucho para su corta edad, por lo qu
Mark había estado pendiente de todas las noticias que aparecían en los diarios, las redes sociales y la televisión sobre la próxima boda de su ex esposa con su rival de negocios. Se había obsesionado con el tema al punto de ser lo único a lo que dedicaba su tiempo durante todo el día, aunque intentó aparentar ante Isabel que no sabía nada del aquella noticia a la vez que intentaba aparentar que todo estaba bien, pues su plan era llegar ese día y detener esa boda, pero para lograrlo, nadie cercano a Alicia o Anderson debía enterarse o aumentarían la seguridad impidiéndole entrar. Luego de averiguar con discreción quienes de sus conocidos asistirían a aquella boda, logró convencer a un diseñador que le dieran la entrada de invitación que él tenía y a cambio, Mark prometió hacer que su casa de moda aprobara una de las colecciones del diseñador y la presentara en un próximo desfile. Teniendo la invitación en mano con la se escurriría en la boda, preparó todo para
La vida de Alicia cambió por completo, a partir del nacimiento de Jonas, las cosas no hicieron más que mejorar en su vida. Una semana después de dar a luz, la estaban dando de alta de la clínica y se mudaba a su nuevo hogar junto a su futuro esposo. Aquellos días en los que se la pasaba llorando, habían quedado atrás y ahora, sonreía a cada momento. – Tengo una sorpresa para ti –exclamó Anderson al llegar a casa. – ¿Qué es? – Ya verás –sonreía divertido, lo que hacía que Alicia también sonriera. Él la guió escaleras arriba. Ella llevaba a Jonas en sus brazos quien dormía plácidamente. Pronto se encontraron afuera de una habitación y Anderson se apresuró a tomar el pomo de la puerta para hacer una dramática presentación e invitarla a pasar. Alicia abrió los ojos impresionada al ver aquel lugar. – ¿Qué opinas? –preguntó él emocionado. Ella estaba tan sorprendida que no sabía que decir–. Este será el cuarto de Jonas –aseguró y ella le sonrió. Aquella habitaci
– ¿Qué ha pasado? –preguntó Isabel al llegar a la sala de espera de la clínica. – Aún no tenemos noticias –respondió Camila acercándose a ella para abrazarla. Isabel había corrido a la clínica en cuanto sus amigas le avisaron lo que estaba pasando. Las 5 amigas de Alicia se encontraban nerviosas y ansiosas, pero la que estaba tomando peor la situación era Patricia, ella ya había vivido ese momento y sentía que era como una pesadilla que se estaba repitiendo. Se encontraba sentada sola en una esquina con sus manos entrelazadas y apretándolas fuertes mientras contenía las lágrimas que amenazaban con salir. Isabel al verla, se acercó. – ¿Te encuentras bien? –preguntó con preocupación. Ella negó con la cabeza y se soltó a llorar. Isabel la abrazó fuerte y la situación hizo que las demás mujeres reaccionaran acercándose a ella para abrazarla también. Todas conocían la historia de Patricia, ella había estado en el mismo lugar en el que Alicia se encontraba en ese
Después del maravilloso encuentro que Alicia y Anderson tuvieron, ambos permanecieron recostados en la cama durante largo rato. Disfrutaban del momento. Alicia mantenía apoyada su cabeza en el pecho de él mientras Anderson la rodeaba con sus brazos. Estuvieron en silencio entre caricias sutiles que de vez en cuando, causaba cosquillas a alguno de ellos. Tras varios minutos sin decir nada, comenzaron a hablar de cosas triviales como siempre lo hacían. Lo que más amaba Alicia de su relación con Anderson era la manera en que podía contarle lo que sea, desde las cosas más importante hasta las más tontas, él siempre estaba ahí para escucharla. El teléfono de Anderson sonó y él se incorporó para contestarlo. – De acuerdo –escuchó Alicia que su prometido decía de mala gana– Está bien. Tienes razón. Lo olvidé, pero pronto estaremos de regreso –exclamó para luego colgar la llamada y soltar un suspiro. – ¿Lucas? –adivinó ella con una sonrisa. – Sí, al parecer nos olvidamos de un chequeo que t
Último capítulo