—Bruno—
Después de varios días en que la incomodidad en mi casa se sentía en el ambiente, Dylan volvió a ser el mismo y ya no preguntó más con quién me había acostado esa noche. No entendía su proceder, pues era cierto, teníamos una buena relación, pero también era verdad que ambos teníamos libertad de tener nuestra canita al aire y era cierto que yo no lo había necesitado, me sentía completo con él y aunque no niego que lo que pasó con Hanna fue fenomenal, solo fue la sensación del momento, o eso creo, a lo mejor era algo que necesitaba superar para seguir adelante, pues yo amaba a Dylan...
Era lógico que nunca le diría a Dylan lo que pasó, un caballero no tiene memoria y al parecer para Hanna no hubo ningún problema porque no quiso hablar del tema conmigo.
Hanna había estado más silenciosa que de costumbre y también noté que estaba más delgada y ojerosa, eso quería decir que aún seguía con su problema con la especialidad y al ser tan hermética no nos daba la oportunidad de ayudarla.