Una separación inexplicable

—Bruno—

Llego a mi casa muerto del cansancio, hoy fue un día extenuante y Dylan se reportó enfermo, lo había dejado descansando en la mañana con unos analgésicos y antinflamatorios para la fiebre y la sopa de pollo que tanto le gustaba.

Nuestra vida se había transformado en una relación tranquila y madura, donde convivir con todos sabiendo lo nuestro ya era normal, aunque no tanto para mí, pues aún me molestaba que nos dijeran Afeminados, Maripositas y todos esos descalificativos de m****a que usan los que se creen dueños de la moral, pero como Dylan decía, en gustos colores y si no les gustaba nuestra relación, pues que se fueran a la m****a, yo disfrutaba de lo que él me daba y era feliz.

—Dylan, cariño. Ya estoy en casa — era extraño, ver todas las luces apagadas y el silencio en la casa, ¿será que Dylan sigue durmiendo? Dejo mis cosas en la sala y me dirijo a nuestra habitación, para no molestar, pensando en que al encender la luz podía incomodar a Dylan, enciendo la linterna de mi celular y enfoco directo a nuestra cama y no hay nadie…

Enciendo las luces preocupado e ingreso al baño, ojalá y no se haya desmayado, puede que la fiebre haya sido peor y lo que tenga sea de cuidado.

—¿Dylan? — vuelvo a preguntar, para encontrarme con nada, salgo de la habitación y voy a la de invitados y nada, Dylan no está por ninguna parte. Tomo mi teléfono y lo llamo, pero la llamada me da al buzón de voz, con pasos temblorosos vuelvo a nuestra habitación y entro al vestidor, temiendo lo peor…

Nada, no hay absolutamente nada de él, Dylan se había ido de mi vida como si nunca hubiese existido, dejando un vacío enorme en mi corazón y, horas después, en mi cuenta bancaria…

Unas horas más tarde y cuando me calmé un poco. Llamé a Ethan, necesitaba desahogarme con alguien y quien mejor que él, el único amigo que me quedaba.

Sonó el timbre de mi casa y salí a abrir, creo que mi cara lo decía todo, pues Ethan lo único que hizo fue abrazarme y yo cual estúpido me puse a llorar...

Las semanas siguieron pasando y tuvimos que soportar como mi a familia, porque en eso se habían convertido los Scott Soré para mí después de la separación con Dylan, pues eso era lisa y llanamente, lo que me había pasado, él me dejó sin expresar motivo alguno y yo no seguiría llorando sobre la leche derramada. Ash, de nuevo me estaba yendo por las ramas, pero bueno, como les contaba con mi familia adoptiva tuvimos que sufrir el secuestro del patriarca, Adam Scott por parte de una loca, que lo quería ver muertito y bien enterrado, al igual que a uno de sus clientes, El señor Stuart, un tipo brillante en los negocios, pero con un 0,0 en cuanto a las relaciones amorosas igualito que yo.

En medio de todo eso, nos enteramos de que Blue, la reina madre, como la he apodado, está embarazada y diablos que guapa se había puesto esa mujer con el embarazo… M****a, mi poder de concentración se estaba yendo al tacho de la basura. Déjenme recapitular y les cuento mejor.

Adam Scott fue secuestrado, Blue se desmayó de la impresión más de una vez y Val, para salir de las dudas le sacó una muestra de sangre y me la envió para que acelerara los resultados en el laboratorio y Bingo, Blue está embarazada y Adam sin aparecer. Mis problemas son una verdadera alpargata al lado de los que están pasando ellos, por eso cuando recibí la llamada de Claudia siento mi cuerpo estremecer, Adam Scott, venia en una ambulancia con un impacto de bala en su pecho y sus signos vitales no eran nada prometedores…

Cerca de veinte horas duró la operación, trabajamos en equipo y Val, con una experticia y mano fría logró extraer la bala y trabajar en el pecho de Adam, cuando suturé la herida me maravillé del trabajo que había hecho, esta chica realmente era un prodigio de la cardiología.

Ha pasado una semana desde que Adam fue operado, por mi manitos de dios, el apodo le venía como anillo al dedo ¿no? pues eso fue Val en ese momento. Hoy, tendría turno con ella en el ala de cardiología infantil, así que preparo mi bata blanca decorada con las manitos de nuestros pacientes y me dispongo a trabajar, lo que no me esperaba era que Val me preguntara por Dylan, sé que ella no tiene idea de nada, pues le pedí a Ethan ser lo más discreto sobre nuestra separación, pero al ver la preocupación de mi principessa manos de dios le pido que nos avoquemos a nuestro trabajo y que le contaré cuando terminemos el turno…

A la salida nos juntamos en el café que está cerca del penthouse porque no quería que nadie del hospital nos escuchara. Le compré un rico Mocca blanco con leche de soya y un pedazo de pastel de zanahoria, mientras que para mí un café irlandés con un cupcakes de chocolate.

—Ahora si me vas a explicar ¿qué pasa Bruno? —me tenso por la pregunta y antes de responder, le doy un sorbo a mi café y comienzo a hacer migajas mi cupcake—. ¡Bruno!

—Principessa, lo que te voy a contar ni yo lo entiendo hasta ahora, pues de verdad que no puedo creer que Dylan haya sido capaz de hacer lo que hizo.

—Pero ¿qué hizo?

—Lo denunciaron por realizar abortos ilegales a dos chicas menores de edad.

—¿Qué? —la cara de asombro de Val es monumental, pues sí bien es cierto que el aborto era legal en el estado de Nueva York. Hay ciertas restricciones y si Dylan había sido denunciado era porque o no las había cumplido o lisa y llanamente, había mala praxis. Por lo que me decido a hablar…

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