—Hanna—
Desperté en mi cama, cubierta por mis sabanas de Hello Kitty impregnadas del aroma de Bruno, después de esa maravillosa tanda de sexo ardiente mi cuerpo sentía aún los resabios del último orgasmo que me había dado mi amigo.
Me levanté y tomé mis cosas para meterme a la ducha, después prepararía un buen desayuno para nosotros y reponer la energía gastada.
Iba a abrir la puerta de mi habitación para dirigirme al baño, cuando escuché los gritos de Dylan que venían de la habitación de los chicos.
—¿Con qué puto o puta barata me engañaste? Maldita sea Bruno dime ¿Con quién te metiste?
—Discúlpame, amor. Esto fue un ligue de una noche, no tiene que afectar lo nuestro, yo te amo.
Cubrí mi boca, para que no escucharan mi quejido y me quedé escuchando su conversación.
—Entonces dime ¿Con quién?
—Eso no viene al caso, amor. Tú sabes que nuestra relación es libre y podemos ligar con otros, tú lo has hecho y yo jamás he intervenido.— dice Bruno, con la voz más baja, me apego más a mi puer