Un reencuentro

—Bruno—

Hoy ha sido un día de aquellos que no quieres que se termine, hace ya un tiempo, que he empezado a formar parte del clan “Scott Soré”. Blue siempre se ríe de mí y de Jack, su guardaespaldas y mi nuevo segundo mejor amigo, diciendo que sólo debe pasarnos por el registro de matrimonio, pues nos ha adoptado como sus hijos. Y así era ella, Blue se ha convertido en mi madre desde que la mía falleció, Ethan me hizo uno de sus amigos más cercanos y que decir de Val y Almita, son mis principessas. Todos ellos, de alguna forma han ocupado el lugar de aquella familia para la que yo no existía y por ende ellos tampoco existen para mí.

Pero bueno Bruno, deja de quejarte, me digo internamente, esta es mi vida y me gusta así.

¿En qué iba? Ah, sí, ya recordé… este día empezó como siempre desde que fui adoptado por esta familia. Risas por doquier, muchos gritos y un sinfín de bromas entre todos, incluyendo los ricos desayunos de rosita en el pack, que no solo llenaban el estómago, sino que también nuestros corazones.

Pero dicen que en la vida, no todo es color de rosa y eso sí que no lo voy a discutir, pues a pesar de nuestras risas, también hay penas y problemas.

¿No me dirán que el novelón de Val y Ethan es digno de una serie de esas de app? y no me vengan con cosas esos dos pueden decir que no sienten nada el uno por el otro, pero ya ni ellos se lo creen. M****a, esos dos eran dueños de todas las canas que cubren mi hermosa cabellera, para ambos he sido su amigo, hermano y compañero de viaje y ¿me quejo?, por supuesto que no, su historia es parte de la mía, pues ellos también han sido eso que puedo llamar hogar. Después que el que creía el amor de mi vida desapareció de nuestro radar he pasado por varias relaciones esporádicas, pero ninguna que haya logrado llenar esa parte que me falta, esa otra mitad que por mucho tiempo ocupó Dylan, esa que se fue con él, en el momento que decidió hacer una serie de estupideces y, en definitiva no poder seguir con la carrera y abandonar todo para desaparecer y llevárselo todo. Y he ahí varias cosas que me hacen enojar conmigo mismo. Una de esas es que era yo el que en un principio no quería sacar a la luz nuestra relación, cuando me atreví y lo hicimos público, al único que menospreciaron y trataron de afeminado fue a mí, pues Dylan me daba largas diciendo que “lo nuestro” estaba causándole muchos problemas, eso de que en gustos colores al final era una fachada, ni siquiera quiso que conociera a su familia en todo ese tiempo que estuvimos juntos, cuestión que con todo lo que sucedió después entendí el porqué. En definitiva, fui solo yo el que amé...

Con todo este trabalenguas mental debo decir que por suerte tengo a los chicos y a mi nueva familia, ellos cubren maravillosamente mi cuota de drama pasional cada día de mi vida. Aunque lo que no me esperaba es que alguien importante de mi pasado apareciera nuevamente, para darle un vuelco en ciento ochenta grados…

Llegué al hospital, como cada mañana y bueno, gracias a los cambios implementados por el jefecito supremo o más bien llamado Owen George, entré con ánimos renovados. Hoy, llegarán nuevos médicos al hospital. Cuestión que me alegra de sobre manera pues ser parte de esta institución es un gran avance y una mejor oportunidad para ellos y, para nosotros, un descanso. De verdad que ya no dábamos abasto y nuestro equipo era el que más había mermado.

Pero bien, vamos con lo que me atañe hoy, que para el caso es lo importante ¿no? Y como el amoroso de mi amigo y colega, Ethan Scott se encuentra fuera por “cuestiones familiares” — dos puntos, guión al margen y noten mi sarcasmo— quien lo reemplazará como jefe del departamento de neurocirugía seria en esta caso este papasote. Es por esto que me encuentro en el salón de honor del hospital, junto a los otros jefes de especialidades y alguno que otro bruto, como el insufrible de Apolo Brown, o más bien lord Voldemort como me gustaba decirle. Tomo asiento en el tercera fila, por que imaginaran que no iré a hacer el ridículo en la primera, no señor y escucho la entrada del gran jefe...

—Buenos días a todos, estimados colegas. — Nos saluda el jefecito supremo y todos asentimos el saludo.

—¿Así que llegó carne fresca al matadero jefecito? — digo para distender el ambiente, obvio que varios de los jefes de área son unos verdaderos vejestorios, a diferencia de Ethan y yo que lo suplía, de vez en cuando. El incordio de Apolo Brown me mira con cara de idiota y su insufrible mano derecha con cara de bruja desabrida.

—Eres insufrible, Bruno.

—Bromita, jefe supremo. Era para distender el ambiente, pues al parecer hoy todos llegaron muy empaquetados.

—Si no te conociera, no te lo diría Cicarelli, pero bueno vamos al meollo del asunto— llegaron unos cuantos más al salón de honor y se ubicaron en los asientos de la primera fila, fue ahí que noté una cabellera conocida, me levanto como idiota poseso y miro a mi jefe que me hace señas para que me siente, pero yo no aguanto, necesitaba saber si era ella…

—¿Hanna? — la pelinegra se dio vuelta y esos ojos verdes como el bosque me miraron con cierto desasosiego.

—¿Bruno?

—¡Qué gusto verte, diosa de ébano, tanto tiempo que no sabía de ti— y eso era cierto, cuando estábamos en primer año de pasantías, Hanna de un día para otro decidió volver a Boston y terminar su carrera allá, o algo así fue lo que me dijo Dylan, en ese momento y yo pensaba que nos había dejado por lo que sucedió entre nosotros.

—Hace mucho que no me decían así ¿Cómo estás Brunito?

—Touché, chica bella, aunque a mí siguen diciéndome así. Pues aquí me tienes haciendo los quehaceres de otros.

—Pero qué bueno que se conocen, creo doctora Sinclair que usted también fue alumna mía como el doctor Cicarelli ¿no?

—Así es señor, aunque terminé mis estudios en Boston, es cierto que al comienzo empecé en la NYU.

—Eso es genial, me encanta que se conozcan, será un agrado dejar en sus manos el trabajo.

—¿Qué? — ¿fue pregunta o chillido el que acaba de salir de mi boca?

—Mejor deja de interrumpir y siéntate para que escuches a tu jefecito.—me reprende el jefecito y yo sigo en estado de shock ¿trabajar en equipo con mi diosa? ¿Es en serio?

—Me cae bien jefe, eso dele un jalón de orejas.

—Más respeto, recién llegada—y habló medusa, la que nadie la invita al baile, Ush.

—Eliane…

—Déjela jefecito, usted sabe cómo son las víboras.

—Imbécil, apártate. —esta medusa era la que había llegado a ocupar el lugar de Collins en el podio de las brujas del hospital y era la piedra en el zapato entre mis amigos, pero bueno nada era tan maravilloso en la vida ¿no? El tema es que la loca se levanta porque le llegó un mensaje de urgencia y al pasar por entremedio de nosotros nos choca y Hanna se desestabiliza cayendo en mis brazos.

—Te tengo…

—Perdón.

—No te disculpes, la víbora albina esa no se fijó por donde caminaba.

—Gracias.

Nos acomodamos en nuestros asientos y el jefe nos cuenta de las nuevas implementaciones y los cambios en las jefaturas, luego presentó a los nuevos doctores y pasó luego a una ronda de organización, en nuestra área habían llegado tres nuevas ofrendas para el incordio de Ethan y Hanna se estaba reuniendo con la jefa de ginecología y obstetricia del Hospital. Mientras todos se organizaban, veo a mi gran amiga Hanna por el rabillo del ojo. Era impresionante tenerla nuevamente cerca y poder trabajar con ella. Ahora que está aquí podremos ponernos al día y recuperar nuestra gran amistad.

PH.MUÑOZ

Amo como Brunito se emocio

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