—Hanna Sinclair—
Uff. Después de todos estos años de que me fui de la universidad jamás pensé que a la primera persona que vería de mi pasado seria a él…
—¿Hanna? — dios, esa voz…
—¿Bruno? — me quedo de una pieza al verlo frente a mí, como si nada hubiera pasado, se ve tan guapo como en su época de estudiante, aunque los años también le han dado un aura más interesante. Siento que mi cuerpo es una gelatina y sólo reacciono cuando me vuelve a hablar. Recordar cómo me decía diosa de ébano me mata y no sabe todo lo que provoca en mi destruido corazón…
Mis ojos parpadean rápido y evocan la última vez que estuve sola con él.
Flashback
Estoy en el patio de la universidad, este último semestre la había pasado como la m****a, mi familia me estaba obligando a decidir por neurocirugía como mi especialidad y mi padre ya tenía una plaza en el hospital general de Massachusetts donde él y mis hermanos ejercían la profesión.
—Uff. No doy más…
—¿Qué le pasa a mi diosa de ébano?
—Ho… hola, Bruno. No me pasa nada, es que esto de pensar en la especialización me tiene mal.
—¿No sabes en qué te quieres especializar preciosa? Eres la mejor alumna de la clase, ya sabes que hagas lo que hagas serás la mejor y por eso te admiro.
—Ay, amigo, si tan solo tuviera una milésima de la confianza que tienes tú o Dylan en lo que quieren hacer no estaría así, ya sabes, en mi familia son todos neurocirujanos y no puedo fallarles…
—¿Y a ti qué te gusta bombón?
—¿La verdad?
—Pues claro, por algo te lo pregunto.
—Ni siquiera sé si me gusta la carrera de medicina.
—¿Estás de broma?
—No, Bruno. De verdad que no sé qué hago aquí.
—Uff, tremendo problema en el que estás metida.
—Ajá.
—Pues bueno, ¿te parece que vayamos a algún lugar a despejar el cuerpo y la mente? Puede que eso te ayude.
—¿Eh?
—Te invito a borrar por un momento todas esas preocupaciones, vamos a bailar y beber por ahí. Dejemos los libros y las malas vibras por un día. Permíteme enseñarte cómo pasar un buen rato sin pensar en lo que pasará mañana.
—Pero yo soy tan aburrida, Bruno. Tú y Dylan son el alma de la fiesta, ni siquiera entiendo cómo son mis amigos.
—Ay, mi diosa de ébano, por favor ¿Quién no querría estar contigo? ¿no te has visto al espejo? —para mis adentros pienso tú, pero no quiero decirle esa estupidez. Sí, soy una tonta, estoy enamorada de uno de mis mejores amigos. Desde que lo vi ese día al ingresar a la universidad no he dejado de fantasear con él y por desgracia tengo claro que jamás me verá con otros como su amiga y nada más.—¿Dónde te fuiste?
—Perdón, estaba pensando en que tienes razón…—Nos dirigimos a la salida del campus donde Bruno tiene su motocicleta. Saca de su maletero dos cascos y me ofrece uno…
«Queeeeeeee, no, no, ni loca me subo» …
—No Bruno, a eso no me subo ni loca.
—¿Estás despreciando a Bella?
—Lo veo y no lo creo, ¿le pusiste Bella a tu moto?
—¿Y por qué no?—Me mira y sube sus hombros en forma relajada, lo que me hace reir a carcajadas.
—Estas cada día más loco Cicarelli—Se acerca a mí me toma de los hombros y me habla al oído.
—Y así y todo me amas principessa—Esas palabras me descolocan y siento que mi cuerpo se desestabiliza…
De la misma forma en que se acercó vuelve a alejarse un poco coloca el casco en mi cabeza y lo ajusta.
—Ya miedosa, súbete y déjate llevar...
No tuve de otra, me subí a su motocicleta y nos dirigimos hacia la zona de bares y restaurantes cerca del barrio universitario.
Llegamos al bar y nos sentamos en la barra, me siento un poco incomoda por la ropa que llevo, lo que hace que mi amigo suelte una carcajada enorme.
—Deja de moverte jajaja pareces una monja bajándote las faldas.
—Bruno—Espeto molesta.
—¿Y para qué te vistes así si no quieres llamar la atención?
—Es una linda tenida.
—Y que lo digas— Lo dice mordiendo su labio inferior— Bueno actriz porno ¿qué quieres beber?
—Una cerveza por favor — como tomate respondo.
—Amigo dos cervezas por favor—Entre la amena conversación y ya no sé cuantas cervezas me voy desinhibiendo con Bruno y ambos comenzamos a acercarnos más pues el ruido de la música en vivo no nos deja escuchar.
—Necesito ir al baño…
—¿A qué?
—A hacer pis, ¿a qué más voy a ir al baño?
Bruno se ríe y levantando sus manos me dice— Ay perdón, perdón.
—Tonto.
Me pongo de pie tambaleando de la silla y a duras penas me acerco al baño.
Entro y veo en la entrada a una chica pelirroja empotrada en el lavabo mientras un chico la está penetrando como poseso.
—oh siiii sigue así sigue…
—¿Quieres unirte morenaza?— el tipo me guiña un ojo y sigue en su afán, mientras la chica es embestida pidiendo más.
—No, no perdón sigan— salgo del baño, apurada y sin darme cuenta choco con un cuerpo que me sostiene antes de la caída…
—¿Qué pasa muñeca? Me estaba preocupando por ti.
—Nada… nada, es solo que… nada, olvídalo ya me quiero ir.
—Nooooooo y tan bien q me la estaba pasando.
—Por fa Brunito, si quieres te invito unos tequilas y unos tacos en casa.
—Pues con eso no me puedo negar— toma de mi mano y nos dirigimos a la salida, Bruno se despide del Barman y luego abre la puerta cual caballero para que salga —. Vamos mi bella dama.