Cuando entramos a su habitación, el recuerdo me golpeó como una bofetada.
La primera vez que estuve ahí… fue todo menos tranquila.
Y por alguna razón, mi mente eligió exactamente ese momento para proyectar aquella escena como si fuera una película.
Tragué saliva.
Y lo peor: mis mejillas ardieron en un tono tan escandaloso que sentí que podía iluminar el cuarto sin necesidad de lámparas.
Theron me miró con curiosidad.
Yo hice lo primero que se me ocurrió: me agaché y me metí bajo la cama.
"¿Qué... estás haciendo?" preguntó con la ceja levantada, y con tono entre confundido y divertido.
"Vi un ratón" respondí sin pensarlo "Me pareció verlo correr debajo de tu cama... así que me asomé."
Un silencio breve.
Y luego, su risa.
Una carcajada suave, pero con ese timbre tan Theron.
"¿Un ratón?" repitió entre risas. "Por favor, Agatha, si de verdad hubieras visto uno, habrías salido corriendo como alma que lleva el diablo."
Salí de debajo de la cama, indignada y roja hasta las orejas.
"¡No es ci