Una obsesión
BRANDON

Lo dejé hablar. No lo voy a negar, la sangre se estaba volviendo lava, de tan solo escuchar la versión de lo que él y Emilia habían vivido aquel verano. Quería matarlo por haber hablado de ella de esa manera, por haberla tenido antes que yo y reclamar su amor como si no le hubiera hecho el amor a mi esposa la noche pasada.

Lo dejé hablar, no porque creyera en sus palabras, o porque me venciera el impacto. Lo dejé hablar porque necesitaba escucharlo hasta el final. Porque un hombre que miente con tanta pasión, que se aferra a recuerdos como a una tabla en medio del naufragio, merece hundirse con cada palabra.

Y vaya, que se hundió.

Entendía que se hubiera obsesionado con Emilia y vaya que mi mujer me contó primero su versión de los hechos y no escuché la versión retorcida de mi amigo.

Cada frase suya era un disparo bien apuntado. No titubeó ni buscó clemencia. Tampoco retrocedió ni un centímetro mientras escupía ese veneno con voz suave y poética. Como si me estuviera recitand
Anna Cuher

Mis lindos lectores, ¿qué opinan sobre Adam? ¿Se esperaban algo así? Los leo en comentarios. Síganme en mis r3d3s s0ci4ales, me encuentran como Anna Cuher, para echar chismecito ;)

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