EMILIA

— Ahora entiendo muchas cosas —. Me dijo mi esposo, levantándose de su lugar—. Hace algunos meses me dijo que había reportes financieros que estaban en problemas, después me dijo que todo estaba bien. . . Hay algo que no me cuadra y lo tengo que investigar en este momento.

— ¿Quieres que te acompañe? —Le ofrecí.

— No, creo que lo mejor es que investigue por mi cuenta y a discreción. Así que tendré que hacerlo en modo ninja.

Se acercó a mí. Me tomó por la cintura para acercarme un poco más hacia él. Me plantó un beso delicioso en los labios.

— ¿Estás seguro? —Le volví a preguntar.

— Sí. Cualquier novedad, te aseguro que serás la primera en saberlo.

La luz del monitor iluminaba apenas mi rostro mientras esperaba en la oficina de Leo. Brandon había salido hacía unos minutos, con esa urgencia controlada que solo él sabía manejar. Tenía que revisar unos documentos, pedir reportes a discreción. Estábamos entrando en terreno peligroso y sabíamos que cada movimiento debía ser sil