El amanecer llegó con un aire de urgencia. Samer, Agatha y Karim trabajaron toda la noche clasificando los documentos hallados en el camión. Cada hoja que analizaban parecía un eslabón más en la cadena que incriminaba a Rashid y a sus aliados.
-Esto es más grande de lo que imaginábamos -dijo Agatha, sosteniendo una lista de nombres que incluía empresarios y políticos prominentes-. Rashid no solo está traficando, está financiando algo mucho más peligroso.
Samer se acercó, su mirada fija en los papeles.
-Esto podría ser la base de operaciones de una red internacional. Si logramos exponer esto, no solo lo derribaremos a él, sino a todos los que están detrás.
Karim, sentado al otro lado de la mesa, observaba la pantalla de su computadora portátil.
-El problema es que cuanto más cerca estemos de exponerlos, más riesgos corremos. Rashid ya debe estar buscándonos.
Agatha lo miró con seriedad.
-Entonces tene rápido. Cada mi que movernos rápido. Cada minuto cuenta.
En otro lugar, Rashid estab