La creciente resistencia de Agatha comenzó a tomar forma. Con cada reunión, más empleados se unían a su causa, y la idea de un cambio en la empresa se sentía cada vez más real. Sin embargo, el eco de la lucha no pasó desapercibido para Al-Fayed, quien rápidamente se dio cuenta de que su control sobre la empresa estaba siendo desafiado.
Una mañana, mientras Agatha revisaba documentos en su oficina, un mensaje llegó a su correo electrónico. Era de Samer: “Necesitamos hablar. Al-Fayed ha convocado a una reunión de emergencia con la junta. No sé qué plan tiene, pero no me gusta.”
El corazón de Agatha se hundió. Sabía que Al-Fayed no se detendría ante nada para reafirmar su poder. De inmediato, se dirigió a la oficina de Samer. Cuando entró, él la esperaba con una expresión seria.
“Me preocupa lo que pueda hacer Al-Fayed,” comenzó Samer, su voz grave. “Si intenta atacar a alguno de nosotros, podría ser devastador. Necesitamos preparar a nuestro equipo para lo que pueda venir.”
“¿Qué crees