La noche se cernía sobre el desierto, pintando el cielo con tonos oscuros mientras el grupo se reagrupaba. La victoria era un alivio momentáneo, pero Samer y Agatha sabían que Omar no abandonaría su persecución tan fácilmente.
-¿Heridos? -preguntó Samer mientras inspeccionaba a sus hombres.
-Algunos golpes, pero nada grave respondió Khaled, limpiándose la sangre seca del brazo-. Hemos salido mejor de lo que esperaba.
Rashid se acercó, aún con la respiración agitada, pero con una chispa de orgullo en su mirada.
-Samer, fue arriesgado, pero funcionó. Gracias a ti, seguimos vivos.
Samer asintió, aunque su atención ya estaba puesta en el próximo movimiento.
-Esto no termina aquí -dijo, mirando a Agatha-. ¿Qué información tienes sobre su próxima jugada?
Agatha desplegó un mapa sobre el capó de uno de los vehículos.
-Omar está desesperado. Si perdió a su equipo de avanzada, lo más probable es que intente reagruparse cerca de la frontera norte. Allí tiene un campamento con más hombres y arma