Mauricio respondió: [Llama a la recepción del hotel.]
Unos minutos después, llegó otro mensaje de Valeria: [A estas horas no quiero molestar a la recepción, solo es un favor pequeño.]
Valeria: [¿Acaso me temes?]
Valeria: [Fue para salvarte que me torcí el tobillo, no seas ingrato.]
En su habitación, Valeria, apoyada en el borde de la cama con el pie medicado extendido, revisaba su teléfono de vez en cuando.
Al no recibir respuesta, frunció el ceño.
Abrió WhatsApp y envió a su hijo la foto tomada en la calle antigua.
Valeria: [Hijo, ¿tu papá se ve guapo?]
Aunque su hijo solía ser distante y rara vez aparecía en video, llamó por WhatsApp en el segundo siguiente a recibir la foto. Con una voz juvenil y sorprendida, preguntó:
—¿Él rompió el récord?
—¿Qué récord? —Valeria estaba confundida.
—El juego de damas mexicanas —respondió su hijo con un tono molesto—. He intentado muchas veces y lo más rápido que he logrado es trece segundos. ¿Cómo lo hizo en diez?
—Ah, ¿también juegas a eso? —Valer