Después de haberse tomado unas cuantas fotos luciendo bastante satisfecha, Valeria esperaba una respuesta de Mauricio que no llegaba. Supuso que debía estar ocupado.
Se quitó los aretes y, con su camisón en mano, se dirigió al baño para darse una ducha. Una vez seco su cabello, tomó su celular del buró.
Mauricio: [¿Cuánto has leído del libro?]
Valeria, mientras saltaba a la cama y se sentaba con las piernas cruzadas, respondió: [Ya terminé un libro y recordé bastante].
Antes de que pudiera añadir que podría hacerle una prueba cuando regresara, Mauricio le respondió: [Lleva el libro en tu viaje y termina el segundo].
En ese momento, Valeria hubiera deseado tenerlo enfrente para golpearlo en la frente con el celular.
Recordó sus días como intérprete, las exhaustivas negociaciones en las que debía traducir sin descanso, sin siquiera poder tomar un sorbo de agua.
Valeria: [¿Cuándo tendré tiempo para leer estando de viaje?]
Mauricio: [Lee por la noche].
Al leer la respuesta tan indiferente