Capítulo 8.6: Sin esperanza.
Mientras que Elizabeth se encargaba de llamar a Dante, Anna y Keren caminaban cerca de Judith, quien no apartaba la mirada de Anna.
― ¿De dónde sacaste esa ropa? ―preguntó Judith finalmente ―Parece muy cara, sobre todo, esos pantalones cortos, ¿acaso son exclusivos? ―
“Un exclusivo Elizabeth Manolis, sí” ―bromeó Keren con Anna por medio de su enlace
―Se podría decir que sí ―dijo Anna con la voz temblorosa por la risa ―Verá, en realidad, el kimono me lo prestaron y los… ―
―Ah, no digas más ―dijo Judith con una sonrisita socarrona ―Seguramente fue ella ―dijo señalando a Mirabella ― ¿Verdad? ―
―No, en realidad, fue ella ―respondió Anna señalando a su tía
En silencio, Judith observó a Keren de pies a cabeza. Desde el principio, algo en ella la había inquietado.
Tal vez, era el hecho de que la loba hacía lo posible por ocultar su rostro con el sombrero.
O tal vez, eran las lobas que las acompañaban, las cuales, hacían lo posible por mantenerse cerca.
Sintiéndose repentinamente inquieta por