―Vamos a acercarnos ―dijo Keren aferrándose a su sombrero de paja al mismo tiempo que se abría paso entre la gente
―Por la Diosa, ¿ya viste eso? ―le preguntó un hombre a una mujer al mismo tiempo que señalaban a Anna sin ningún tipo de discreción
―Que descaro ―gruñó la mujer ―No será lo que esperábamos, pero la princesa Judith sigue siendo nuestra princesa ―
―Aunque, esa joven es más bonita ―dijo el hombre
―Con que Judith ―dijeron Anna y Keren en voz baja
―Ah, esto se va a poner bueno ―dijo Elizabeth divertida
― ¿¡Cómo se atreve!? ―gritó una joven que se encontraba en el mostrador ― ¿Qué acaso no sabe quién soy yo? ―
―Lo-Lo siento señorita, yo…―
― ¡Nada de señorita! Soy la princesa Judith Nicolaou, soy la hija del príncipe Alastor ―dijo la joven mirando al vendedor con desprecio
― ¿Enserio? ¿Ni siquiera saben mi nombre? ―preguntó Anna en voz baja
―No, papá pidió a los criados y a los alfas que estuvieron en el palacio que no revelaran nada de la familia real hasta que él lo hiciera of