Ante las palabras venenosas de aquella mujer, Hanna frunció el ceño, observó a Niesha y después se inclinó ligeramente sobre Anna.

― ¿Vas a permitir que te hable así? ―preguntó Hanna con preocupación ― ¿De verdad cree que eres Anya? ―

―Déjala ―dijo Anna sin darle mucha importancia ―Además, que crea eso me ha servido para mantener lejos a esa loba hipócrita ―dijo sonriéndole ―Venga, olvídalo, siéntate con nosotras ―

―Por cierto, Anya, creo que tu amiga tiene algo importante que contarte ―dijo Elizabeth cuando ambas se sentaron lo más lejos posible de Niesha

― ¿Enserio? ¿De qué se trata? ―preguntó Anna observando a Hanna con curiosidad

―Anya, ¡estoy embarazada! ―exclamó Hanna con ilusión

―Ay, Hanna ¡Felicidades! ―exclamó Anna emocionada ― ¿Y Joseph? ¿Ya lo sabe? ―

―Sí, se lo dije hace un rato, justo en esa mesa ―dijo la loba señalando la mesa en la que había estado antes ―Ah, y antes de que me lo preguntes, él fue a comprarme una botella de agua, debo tomarme unas vitaminas antes de las