Sí, principalmente había ido a visitar a Anna, sin embargo, los años de amor y cuidado por parte de Arioch, viajaron a su mente aquel día, por lo que decidió hacer una larga parada en su habitación, donde, junto a su madre, lo acompañaron en silencio.―Creo que debemos irnos ―dijo Zeth tomando la mano de Keren para guiarla hacia la puerta ―El alfa Alastor odia llegar tarde a sus… Reuniones ―dijo en un suave susurro, pues, al abrir la puerta, se encontró cara a cara con el propio Alastor―Sí, la impuntualidad es algo que no soporto ―dijo Alastor con voz serena ―Sin embargo, creo que en esta ocasión puedo pasarlo por alto ―masculló antes de darse la media vuelta ―Por cierto, gracias por cuidar de Keren y de mi madre, tío Arioch… ―Y, sin girarse, Alastor caminó directamente hacia las escaleras, intentando esconder aquella sonrisa que se había dibujado en su rostro.― ¿Lo escuchaste? ―le preguntó Arioch a Dasha ―Me ha llamado tío ―dijo con algo de emociónY es que, desde que se habían vu
―Lo único que me falta para estar en paz, es saber el motivo del ataque, pues, como saben, Guardianes de Plata y Luna Sagrada, son de las pocas manadas que tienen enemigos ―dijo negando suavemente con la cabeza ―Es por eso por lo que jamás entendí el motivo de aquel ataque tan bien organizado ――Bueno, creo que muy pronto lo descubriremos, deja que tu nieto se encargue de ello ―dijo Arsen girándose hacia Sandrine, quien se dirigía hacia ellos alisándose su uniforme ― ¿Qué tal si desayunas con nosotros? ――No lo creo Arsen, Giulia… ――Deja que Jonathan y Marianne la lleven a la habitación de huéspedes ―se apresuró a interrumpirlo Eleonor ―Más tarde podemos llamar a Bemus para ir todos juntos al café Deva ――Vale, me has convencido ―accedió Apolo con una amable sonrisa―Excelente ―dijo Arsen ―Sandy, ¿te molestamos con un lugar más en la terraza? ――En absoluto su excelencia ―dijo Sandrine antes de volver sobre sus pasos con dirección a la cocina―Venga, vamos ―dijo Arsen guiándolos por
Mientras que Arsen, Eleonor y Apolo se preparaban para desayunar, en las afueras del norte de Arcadia, justo frente a un pequeño edificio de aspecto pulcro, Anna y Máximus observaban como los lobos que habían sido convocados como testigos comenzaban a entrar a aquel recinto.En su mayoría, eran criados y soldados que habían servido a Máximus, aunque también habían sido invitados los alfas que se habían unido a Alastor en su batalla por el reino, incluyendo, algunos lobos de su propia manada y, por su puesto, sus padres, Nora y Adriano.―Max, estamos todos―dijo Eros, quien salió del edificio siendo seguido por Nero, quien, a su vez, palomeaba un nombre en una lista que llevaba en sus manos―Gracias, Eros ―murmuró Máximus― ¿Qué sucede abuelo? ―preguntó Anna cuando Máximus suspiró con pesadez ― ¿Estás bien? ――Pronto lo estaré pequeña ―dijo Máximus, cuya mirada, se mantenía fija en el palacio ―Por fin ha llegado la hora de que Interlunio revele sus más profundos secretos ―― ¿Qué crees
En medio de una horrible tormenta, sentada en el suelo de un refugio, una joven loba de cabello castaño y ojos color avellana, intentaba protegerse del frío con una delgada manta mientras observaba como, en una pequeña mesa de madera, su hermano jugaba al ajedrez con un atractivo joven de cabello oscuro y ojos dorados como el sol.Desde que lo había conocido, el tipo le había parecido pedante y sumamente molesto, pues este, se dedicaba a acosarla a diario, sin embargo, en ese momento, el joven no tenía ojos para nadie más, solo para el pequeño que se estremecía con cada trueno que resonaba en la distancia.―Tranquilo, ponte estos ―dijo el joven sacándose unos audífonos bluetooth de su bolsillo ―No sé si te guste el tipo de música que escucho, pero, creo que será mejor que los truenos ――Gracias… ―masculló el niño mientras se colocaba los audífonosSintiendo curiosidad porqué tipo de música escucharía aquel joven presumido, la castaña mantuvo sus ojos clavados en su hermano, el cual, s
Eran alrededor de las ocho de la mañana en la hermosa isla de Arcadia, donde sus habitantes, iban y venían por las calles de los diferentes distritos para cumplir con sus deberes diarios.Al igual que los civiles, en el sagrado palacio de Interlunio, todos sus habitantes habían comenzado a realizar sus tareas desde muy temprano, sobre todo, el ejército imperial, el cual, cumplía con su rutina diaria de entrenamientos y vigilancia, pues, tras el secuestro del rey, esta se había endurecido.Pese a que habían capturado al culpable, el paradero del rey era aún desconocido, por lo que, el palacio, se vigilaba incluso tras sus murallas.Los encargados de aquella tarea, eran los nuevos cadetes, los cuales, eran supervisados por los soldados más experimentados.― ¡Oye! ¡Damián! ―le gritó un joven de tez morena a un joven de cabello oscuro que tenía algunas mechas grises ―Deja de distraerte con las criadas, te meterás en problemas si Aidée te descubre ―― ¿Qué sucede? ¿Acaso te gusta la nueva?
Ante la decepción en los ojos de la mujer, Anna soltó un suave suspiro y negó con la cabeza lentamente.―Podría hacerle frente a Mikaela señora Aidée, pero le recuerdo que su excelencia no estaba muy de acuerdo con mi contratación, así que prefiero no causar problemas… ――Anya ―la llamó la mujer con un tono más suave―De verdad, no quiero causarle problemas señora Aidée ―dijo Anna acercándose a la mujer ―Usted ha sido muy amable conmigo, pero, me temo que, si hago frente a esas chicas, su excelencia podría enojarse con usted ――Oh, no, eso no importa Anya, las amantes de su excelencia son unas estúpidas, creen que teniendo su favor pueden terminar echándote del palacio y quedarse con tu puesto ―gruñó Aidée ―Las muy tontas, han trabajado aquí por años y desde que el joven Zeth volvió, jamás les ha dedicado una sola mirada ――Espere, ¿sus amantes? Pensé que su excelencia tenía una compañera ――Y la tiene, pero a su excelencia no le interesa ―dijo Aidée con decepción ―Prefiere tontear co
«Un mes atrás en Wolfsong»Temprano por la mañana en la manada de Loto de Luna, Anna salía de su armario con una sencilla chaqueta de algodón, la cual, su madre le había sugerido llevar, pues en el avión privado de Alastor, siempre solía hacer mucho frío.Al volver a su habitación, se encontró con Elizabeth, quien justo estaba cerrando una pequeña maleta de viaje, la cual, la propia loba le había llevado la tarde anterior.― ¿Llevas todo? ―preguntó Elizabeth sin mirarla―Sí Eli, llevo toda la ropa que me compraste para hacerme pasar por una omega de clima tropical ―Reprimiendo una risita, Elizabeth apoyó sus dos manos sobre la maleta que acababa de cerrar.― ¡No me hagas reír! ―exclamó ― ¡Sigo furiosa contigo! ―― ¿Podrías guardar tu ira hasta mi regreso? ―le preguntó Anna al mismo tiempo que la obligaba a girarse para poder verla ―Eli, tengo que ir, no puedo dejar a mi padre en manos de ese monstruo, además, es cuestión de tiempo para que venga a buscarme, lo mejor es que nos adelan
El camino hasta el hangar de Adriano fue largo y en silencio, nadie se atrevía a hablar, ni si quiera el joven Ares, quien aún no terminaba de entender la situación, por lo que, de vez en cuando, le echaba miradas a su madre y a su hermana, quien tenía un semblante preocupado. ― ¡Mira Anna! ―exclamó Ares emocionado ―Es el avión del abuelo ―dijo señalando la puerta abierta del hangar ― ¿Te habías subido antes? ―le preguntó Anna con curiosidad ―No, ¿nos sentamos juntos? ―preguntó el cachorro con emoción ―Claro que sí hermanito ―dijo Anna en un susurro antes de mirar a su madre, quien asintió lentamente mientras acariciaba su vientre Iva estaba nerviosa, pues volar en su estado no era la mejor opción, sin embargo, ella no quería perder ni un solo minuto más, pues su vínculo con Alastor se encontraba sumamente débil. Al llegar al hangar, tuvieron que esperar unos pocos minutos para que el piloto terminara de preparar todo lo necesario y confirmara el permiso de aterrizaje en G