"Yo rechace a muchos por ti... ¡¿Qué te costaba hacer lo mismo por mí?!"
Fumiko Ibars
Estaba feliz. No, más que eso. Era una felicidad abrumadora, casi irreal.
Después de tanto tiempo, después de años de anhelarlo en silencio, de contar los días sin él y de sostenerme solo con su recuerdo, finalmente estaba aquí. Sus brazos me rodeaban, fuertes y cálidos, envolviéndome en esa seguridad que había extrañado tanto. Mi corazón latía con fuerza, pero no de ansiedad, ni de tristeza. Latía de puro alivio.
"Ahora no dolerá nada", pensé con un suspiro.
Había esperado este momento durante catorce años. Catorce años de ausencia, de noches en vela preguntándome si algún día volvería a verlo. No fue un sufrimiento físico, pero el peso de su ausencia me asfixió más de lo que jamás habría imaginado. Su nombre era un eco constante en mi mente, su rostro una imagen grabada en mis sueños. Pero ahora lo entendía.
Siempre había creído que mi desesperación por estar con él era irracional, que mi depe