6. UN SENTIMIENTO NUEVO.
Dominico entra en el lujoso departamento familiar, y el olor a champán caro y tabaco amargo lo envuelve por completo.
Sus pasos son pesados e inseguros, el alcohol le nubla la vista y la rabia contenida le hierve en la sangre.
La fiesta de compromiso de Mikkel lo ha dejado con un sabor agridulce, una mezcla de deseo frustrado y de furia.
Él solo quiere llegar a su habitación y hundirse en el silencio, ignorando el mundo entero por un rato.
Pero la luz de la sala de estar está encendida, y una silueta femenina lo espera de pie con los brazos cruzados.
Es Verónica, su madre, y su rostro es ahora una máscara de decepción y de gran tristeza para él.
—Llegas tarde, Dominico. Y por el olor que traes, llegas completamente borracho, ¡no puedo creerlo de ti! —le dice Verónica, su voz es baja y firme, llena de autoridad.
—Te hemos estado esperando, tu padre y yo. Tienes que escuchar lo que tengo que decirte ahora mismo, no te atrevas a huir.
Dominico intenta ignorarla, dispuesto a pasa