30. EL MALEANTE DE VERÓNICA.
Dominico Callahan, se encontraba fuera de la casa de Verónica Cox. Había estado siguiéndola como si fuera un perro faldero. Ella aún no llegaba a casa, pero había sentido una fuerza feroz cuando notó que le habían roto un ventanal de su casa.
Había dos hombres arreglando aquel fatal error. Fumaba en su carro, controlando la ira creciente que se empujaba en la punta del estómago. Nunca antes le había dado tanto tiempo a una persona para pagar, pero por alguna razón encontraba divertido ver a Verónica.
Su vida se complicaba, aquella mujer en vez de pedir ayuda, seguía haciendo lo posible por resolver los asuntos. Tenía amistades importantes, su esposo era el asistente de un gran empresario. Aunque casi nunca lo veía en casa, parecía que aquella mujer estuviera sola.
Aunque suponía que ser asistente de Alexander Dixon, podría ser un trabajo agotador. Había adquirido un trabajo gracias a unos hilos que había movido. Ahora pertenecía al nuevo consejo del grupo Dixon. Solo lo había