Frente al verdugo.
#Reiden, ven cuanto antes a la casa del Supremo. Tenemos problemas. Será mejor que traigas a tus soldados de elite#, pidió Lioran al regente militar a través de la conexión mental.
#¿Está pasando justo lo que Derek predijo?#
#Sí… cometí un error. Mario no debía enterarse todavía de que Scarlet es la luna suprema#, respondió Lioran, sintiendo como el sabor metálico de la culpa, le quemaba la garganta.
Mientras tanto, Scarlet permanecía petrificada, incapaz de apartar los ojos de los colmillos filosos que relucían bajo la sonrisa retorcida de Mario.
Un escalofrío reptaba por su espalda, y un nudo de terror le cerraba la garganta hasta casi asfixiarla.
Sin pensarlo, se abrazó con desesperación a su madre, buscando en ella un refugio que ya parecía inútil.
«Soy una ingenua… ¿cómo pude engañarme pensando que estos hombres bestia podían ser protectores, nobles, diferentes a esos asesinos? No… todos son iguales, depredadores crueles y salvajes»
Ester, aunque no entendía nada, sintió cómo la