A mitad del camino hacia el lugar de la ceremonia, Scarlet, sintiéndose muy nerviosa, hizo que Derek, que la llevaba en brazos, se detuviera.

—Bájame —le pidió, mirándolo con determinación, y Derek se sorprendió de sí mismo por lo obediente que fue al bajarla.

Nadie le hablaba así, sin que él se enojara, solo su luna era capaz de doblegarlo.

—Necesito que saques ese poder de mí —prosiguió Scarlet—. Se supone que completamos el vínculo para que no pierdas energía y mueras… ¡no para que yo venga como una aspiradora y acabe con todos! —explicaba, medio exasperada.

Derek sonrió, intentando aliviar la tensión.

—No moriré —afirmó con seguridad, tomándole la mano derecha—. Mira.

Sus ojos indicaban el hilo rojo mágico que ahora se entrelazaba entre ellos, brillante y cálido.

—Ese es el vínculo… está completo. Ahora, prosigamos a completar el ritual.

Scarlet respiró hondo, dejando que su culpa se disipara poco a poco. Su sonrisa era leve, pero sincera, y su sensación de alivio era casi tangib