Cuando llegaron al restaurante, Rosa miró alrededor, y una sonrisa apareció en sus labios al ver lo hermoso que era el interior. El lugar estaba pintado en un rico color rojo con cortinas elegantes que enmarcaban las ventanas, dándole un aire de elegancia y calidez.
Mientras una mesera los guiaba hasta su mesa, Rosa observó a las personas presentes. Podía escuchar los murmullos y susurros de las conversaciones, el tintinear de las copas y el dulce aroma de la comida que flotaba en el aire.
"Por favor, tomen asiento," dijo la mesera, y Rosa se sentó junto a Alan. "Aquí está nuestro menú. Por favor, revísenlo y díganme qué les gustaría ordenar."
Alan asintió mientras Rosa tomaba su menú. Él la observó con atención, notando lo concentrada que estaba mientras recorría la carta con los ojos. Una sonrisa se extendió en el rostro de ella, y Alan supuso que había encontrado algo que le gustaba. Y sí, acertó.
Rosa levantó la mirada. "Tomaré pechuga de pollo rellena con vegetales asados—"
Alan