Una semana después… CALIFORNIA
La mansión Blackwood resplandecía aquella noche.
Las arañas estaban encendidas, una suave música sonaba de fondo, y los pasillos se llenaban de risas y alegría. La celebración por el regreso de la verdadera heredera de los Blackwood estaba en pleno apogeo. Invitados de todo el país habían asistido, y los medios no paraban de hablar del gran regreso de Juana Avelina Blackwood.
Juana estaba de pie cerca del balcón, con un vestido largo y elegante que brillaba bajo las luces. Su cabello estaba recogido, su maquillaje era suave y refinado. Pero lo que realmente la hacía brillar no era el vestido caro, sino el resplandor de paz y orgullo en su rostro. Había pasado por el infierno y regresado, pero ahora se mantenía firme.
A su lado estaba Lucio, con una mano descansando suavemente en la parte baja de su espalda. De vez en cuando se inclinaba para susurrarle algo al oído, haciéndola reír. Parecían sacados de un sueño.
Poco después, la música se detuvo y el anf