Al día siguiente
Janette (ahora Juanita) yacía despierta en la habitación tenue, con la mente inquieta y cargada de miedo. El sueño la eludía, ahuyentado por la preocupación punzante de que Lucas no la encontrara a tiempo. Sus brazos rodeaban con fuerza a Ethan (ahora Esteban), que ardía en fiebre, su pequeño cuerpo temblando con cada respiración.
Lágrimas resbalaron por las mejillas de Juanita mientras lo mecía con suavidad, susurrando plegarias desesperadas al aire viciado. Por favor, deja que Lucas nos encuentre. Por favor, mantén a salvo a mi hijo.
Se culpaba a sí misma por la pesadilla que estaban viviendo. ¿Cómo había podido ser tan ciega ante las mentiras de Liam (ahora Leandro)? ¿Cómo había permitido que la engañara tan a fondo? Ahora, por sus errores, su precioso niño estaba en peligro, débil y vulnerable.
La puerta se abrió en silencio. Sophia (ahora Sofía) entró en la habitación, con el rostro inescrutable, seguida de dos mujeres vestidas con sencillez pero con trajes bien