Cinco días después…
Juanita entró en su oficina, y sus ojos se abrieron de par en par al ver un ramo de rosas sobre el escritorio con una nota adjunta. No necesitó que nadie le dijera de quién era—Lucio—eso era lo que él había estado haciendo durante los últimos cinco días. Incluso tuvo que enviar a Rosa con Alan para advertirle, pero parecía que cuanto más le advertía, más terco se volvía.
Tomó el ramo de rosas y se preguntó por qué olían a chocolate, hasta que vio una pequeña caja de bombones de Ronald’s entre las flores. Eran sus favoritos. ¿Cómo lo sabía él?
Recordó que años atrás le había dicho que siempre se los comprara de regreso del trabajo, y él siempre se negaba, aunque al final terminaba llevándolos a casa cuando volvía.
Abrió la caja de bombones, y sus ojos se iluminaron de emoción cuando el suave aroma le llegó a la nariz. Tomó uno y lo desenvolvió. Al ponerlo en su boca, cerró los ojos de placer. No recordaba la última vez que había comido un chocolate de Ronald’s.
Ahor