A la mañana siguiente, Janette estaba sentada en el hospital, perdida en sus pensamientos. Por más que intentaba olvidar, no podía. Siempre pensaba en Lucas y en todo lo que le había dicho. La noche anterior, había visto las emociones crudas en su expresión: dolor, anhelo, arrepentimiento y desamor… y todo eso era porque ella dejó que sus emociones tomaran el control y actuó de manera repulsiva.
Su teléfono sonó con una videollamada de Liam. Janette miró la pantalla en blanco, preguntándose por qué Liam quería hacer una videollamada justo cuando ella sentía que estaba perdiendo la cabeza.
Con un suspiro resignado, tomó el teléfono, apartó su cabello de la frente y contestó. El rostro emocionado de Liam apareció en la pantalla, y Janette le forzó una sonrisa. La sonrisa de Liam se desvaneció al ver su expresión.
—¿Estás bien? —preguntó, con un tono cargado de preocupación.
Janette asintió con la cabeza. —Sí. Solo estoy cansada, eso es todo.
Liam no se lo creyó. —¿Segura? —preguntó entr