13. La Traición del Alma
Camila
Mi problema con Cassandra ha terminado. Espero que esta vez comprenda de verdad que mis amenazas no son solo bravuconerías. Empecé a reorganizar el desorden de la oficina y, sinceramente, no esperaba que se acumularan tantos problemas. El tiempo parecía escapárseme, mientras que la montaña de trabajo parecía elevarse sobre mí y reírse de mí.
—Señora, hay unos documentos que tiene que firmar —dijo mi nueva asistente, Dara, mientras colocaba una carpeta sobre la mesa.
Trasladé deliberadamente a Lola para que cuidara de Mateo. Confío plenamente en ella; su lealtad está demostrada y no puedo dejar a Mateo con cualquiera.
—De acuerdo, guárdalo por ahora. Lo firmaré más tarde —respondí brevemente.
Mis ojos recorrieron la habitación. Había archivos esparcidos por todas partes, los monitores estaban iluminados con notificaciones que exigían atención. Me masajeé las sienes, tratando de calmar mi cabeza pesada. —Dios mío, hay tanto —murmuré cansada.
Pasaron varias horas. Casi me quedo dor