Al día siguiente
—Ese bastardo infeliz —siseo, dando un golpe en mi escritorio al ver todas las pruebas que Kalet consiguió—. ¿Crees que exista alguna forma de inculparlo y obligarlo a que confiese que Lefebvre es quien ha estado detrás de todo esto?
—Lo dudo, solo tenemos registros de esas transferencias y casualmente todas coinciden con las fechas en que estabas por lanzar tus nuevos productos y Lefebvre los anunció como suyos. No cabe duda de que él es quien te ha estado traicionando.
—Búscalo en el laboratorio y tráelo aquí.
—De acuerdo, pero te recuerdo que al no tener pruebas solo puedes despedirlo.
Antes de que Kalet pueda salir de mi oficina, Scarlett toca a mi oficina y cuando le permito entrar su sonrisa cambia por una mueca de desagrado.
—Con razón olía como a veterinario —escupe sin dejar de fulminar al rubio que por su parte hace lo mismo.
—¿Y tú ya terminaste tu reunión con tu aquelarre porque aún tienes ese tufillo a azufre?
—Por una vez en sus vidas pueden dejar de dis