Maxime
Salgo del apartamento de Léa con piernas pesadas, como si cada paso me alejara más de ella, pero también un poco más cerca de mí mismo. No es una ruptura, no es una victoria. Es un entreacto, un espacio suspendido entre el pasado que llevo y el futuro que aspiro a construir. Ella me ha dejado una oportunidad. Quizás no la que esperaba, pero una oportunidad al fin.
Las calles se extienden ante mí, desiertas, frías. La noche ha caído, y me encuentro caminando sin rumbo, simplemente porque la idea de regresar a casa me aterra. Este silencio es pesado, opresivo. Mi cabeza aún zumbando con las palabras de Léa, sus dudas y su reticencia. Tiene razón al ser cautelosa. Aún no sabe si puede confiar en mí. Yo mismo no estoy seguro de poder convencerla de que este cambio es real.
Tomo una esquina sin pensar, dejándome guiar por el flujo de mis pensamientos. Una brisa helada me golpea la cara, sacándome de mis reflexiones. Finalmente llego a la puerta de mi apartamento, pero la idea de enc