Maxime – La Respuesta
Un instante de distracción es suficiente.
Me echo hacia atrás, golpeando al guardia detrás de mí con todas mis fuerzas.
Su pistola se levanta demasiado tarde.
Lo agarro de la muñeca, lo torzco violentamente y recupero su arma en el acto.
Moretti retrocede, pero soy más rápido.
Disparo una bala en la pierna del segundo hombre que estaba a punto de intervenir.
Él se desploma gritando.
Léa aprovecha para zafarse.
Moretti intenta retenerla, pero yo le apunto con mi arma.
— Suéltala.
Él duda un segundo.
Luego, en un gesto desesperado, agarra a Léa y la usa como escudo humano.
— No dispararás, Maxime, se ríe.
No está equivocado.
No puedo arriesgarme a herirla.
Pero no necesito disparar.
Detrás de él, Léa toma una decisión.
Levanta su pie y lo aplasta con fuerza sobre el suyo.
Moretti suelta un grito de dolor.
Ella continúa con un codazo en sus costillas.
Él se dobla.
Y yo no dudo.
Salto y lo agarro del cuello antes de enviarlo a volar contra una pila de cajas.
Él se de